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SIN QUERER SABER

Y si es cierto que has dejado de quererme…

yo te pido,

¡por favor,

no me lo digas!

Necesito por hoy

y todavía

navegar

inocente en tus mentiras…

Dormiré sonriendo

y muy tranquilo.

Me despertaré

bien temprano en la mañana.

Y volveré a hacerme a la mar,

te lo prometo…

Pero esta vez…

sin atisbo de protesta o resistencia

naufragaré por voluntad y sin reservas

en la profunda inmensidad de tu abandono…

SIN NOMBRE 2

En un oasis escondido entre los mas lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo ELIAHU de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.

Su vecino HAKIM, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a ELIAHU transpirando, mientras parecía cavar en la arena.

– Que tal anciano? La paz sea contigo.

– Contigo- contesto ELIAHU sin dejar su tarea.

– Que haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?

– Siembro- contesto el viejo.

– Que siembras aquí, ELIAHU?

– Dátiles -respondió ELIAHU mientras señalaba a su alrededor el palmar.

– Dátiles!!!- repitió el recién llegado, y cerro los ojos como quien escucha la mayor estupidez.

– El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.