Pienso mucho en ti.
Me traje tu disco de Trenet por equivocación. Te lo repondré con algo que te gustará.
No he podido oír tus cassettes. Es como estar hablando contigo, y como no puedo estar conversando contigo, me duele un poco este hablar musical. Aunque hoy me ha hecho gran bien escribirte. Me siento fuerte. Me siento mucho mejor. Como Tarzán al tirarse al agua.
Creo que puedes escribir a la oficina: MANSFIELD Y CÍA. Apartado postal 424. San Salvador.
Voy a pedir que me entreguen todo personalmente, con la esperanza de que todo nos salga siempre bien, mi amor, te quiero, y he estado feliz contigo, y más que todo en el mundo quiero que todos estemos bien.
Te abrazo mucho,
Tu Fernanda
San Salvador, 2 de mayo de 1979
Mi amor querido,
Otro día pasó sin carta tuya. Y figúrate que con todos los disturbios que están pasando aquí, el centro de la ciudad está cerrado, hay veinticinco muertos en la Catedral -por dicha dicen que hoy los entierran-, el pobre embajador francés sigue preso en manos del FPL, y además ha quedado como un boludo porque el embajador de Costa Rica, que también estaba preso junto con su personal de embajada, logró escaparse, gran héroe, mientras que el pobre franchute quién sabe qué será de él. Han estado quemando los buses, de manera que ya no hay buses por miedo de que los sigan incendiando. Y ahora, para acabar de arruinar, ayer quemaron el furgón del correo con todas las cartas del día para todo el país. Y pienso que en medio de todos estos líos, se ha quemado una carta tuya. La situación está horrible. Y la mía, adentro, como en caja china.
¿Como se verá todo esto en tu París? Hoy, la oficina nuestra, English die hard, es casi la única abierta. Pero no han cerrado los bancos, para no crear un pánico mayor.
Yo estoy sólita sin tus cartas, pero igual te abrazo en una esquina de los laberintos de Montmartre.
Fernanda Tuya
San Salvador, 10 de mayo de 1979
Juan Manuel, mi amor, ¿dónde estás?
Nunca ni nunca llega una carta tuya y ya me siento muy en el aire. Como si quizás tal vez no te vi en París, me lo imaginé todo. Me haces falta. Todo es tanto más alegre cuando tú estás. Y siempre ha sido así. Y ahora me estoy entristeciendo en esta selva porque no estás, ni siquiera por carta. Para compensar, he escuchado tus cassettes un millón de veces. La última me gustó muchísimo, aunque, por supuesto, muerta de celos todo el rato.
Cuéntame de tu vida. Así como son las cosas, quién sabe lo que pudo haber sucedido por tu lado. Ya que por mi lado, todo es tan contradictorio. Ahora que ya me estoy yendo, Enrique al fin tiene ganas de llegar. Pero no se puede recuperar lo que no se gozó a tiempo, por más que uno quisiera. Enrique siempre se va a Chile en julio, la cosa es posible ya. De eso está contento, creo.
Escríbeme y cuéntame cómo está tu casa, y tu calle, y tu ciudad, y tú.
Mi familia, la poca que queda, anda fuera. Sólo está mi mamá aquí. Mis tíos andan en Europa, yo pienso que por precaución. Salieron a principios de mayo, por unos dos o tres meses.
Me haces falta. Te quiero.
Tu Fernanda
San Salvador, 15 de mayo de 1979
Juan Manuel, mi amor,
LLEGÓ TU CARTA!!! Me gustó tanto la imagen de nosotros juntos flotando en cuarto lugar en la tablita de salvación. Es lo más alegre que he oído desde que llegué. Porque aquí todo está bastante triste. El paisito se está encaminando rápidamente hacia la requetemierda. Puros muertos, secuestros, lugares tomados, autos incendiados. Y como han matado a tanto policía, ya no hay policías en las calles. Cuando anda la policía, es una manada completa de guardias nacionales con ametralladoras inquietas. Y del otro lado, el gran desorden de la ultra izquierda, y los maleantes que se aprovechan de toda ocasión. Con los obreros de la construcción parados en huelga, hay muchísima gente en las calles y no hay buses porque los queman. En fin, un panorama bien desquiciado. Y el pobre embajador francés sigue preso, en su embajada. El tiempo no está para tafetanes.
En medio de todo esto, pienso siempre en ti y eso me alegra y me hace bien, y me hace mal, y me hace bien otra vez. Por lo menos mentalmente estamos juntos. Pienso que has de estar preocupadísimo, si la prensa como de costumbre está diciendo todo lo mal que estamos aquí. Pero no te preocupes, que no me va a pasar nada, te lo aseguro. Ya el colmo sería. A mi edad y en mis condiciones.
Qué bueno lo de tu gira por las Canarias unos días. Tengo un mapa en frente de mí en la oficina, y estarás ya mucho más cerca. Casi a medio camino, si fueras un excelente nadador. Pero aun siendo como somos, creo que ya estamos a más de medio camino. No nos van a parar así nomás ahora. No al menos a mí que me siento tan fuerte como Tarzán al borde de un río muy caudaloso, donde hasta los cocodrilos le tienen mucho respeto. No. No nos van a parar. «Procesos irreversibles», como dicen los políticos. Bueno, ellos siempre se equivocan, pero estoy segura de que nosotros no.
El panorama personal aquí sigue igual. Enrique siempre piensa viajar a Chile en julio, con la idea de buscar camino allá. Pienso que no habría razón de no poder vernos este verano. Lo único que a mí se me hace más difícil viajar que a ti, puesto que no tengo vacación en este tiempo. Tal vez tú podrás viajar a este magnífico Pacific Paradise. No creas que todo ha de ser ametralladoras y asesinatos. Los lagos y los volcanes todavía están y el mar y sus conchas. Alguna que otra langosta se podrá comer todavía. Y podríamos ir a Guatemala o pasar los fines de semana en la costa. O simplemente pasarla juntos y poder hablar. Tú podrías trabajar, componer, hasta cantar, si quieres. Esto te lo arreglo yo facilito. Bueno, creo que algo muy bonito se nos podría ocurrir. Aunque, por supuesto, este mi paraíso no está muy tentador en este momento. Pero una fuga a otro lugar me parece más complicado. ¿A ti qué te parece?
Ya no te escribo más porque realmente tengo cosas que hacer. Estoy en la oficina, que como te imaginarás, es el único lugar donde tengo un poco de privacidad para escribirte. Siempre y a todo instante pienso en ti. Te quiero, te amo, te beso cien veces mientras nos tomamos una copa en algún café de alguna isla canaria,
Tu Fernanda
San Salvador, 24 de mayo de 1979
Juan Manuel Carpio,
Hay buenas noticias y hay malas. Hay buenos días y los hay malos. Lo más constante es que siempre pienso en ti a cada rato, y pienso y pienso si habrá solución para nosotros. Y al final mejor dejo de tanto pensar y me dejo llevar por el tiempo y los acontecimientos porque de todas maneras no es con preocuparse que se arreglan las cosas. Los acontecimientos son los siguientes.
El país sigue vuelto loco. Ayer mataron al ministro de Educación, por aquí a cuatro cuadras de la oficina, con su chofer. Y el gobierno al fin de tanto y tanto muerto ha declarado Estado de Sitio por treinta días. Entre el gobierno de militares de porquería que no se les puede creer nada, y por otro lado los ultras de todo tipo que andan matando gente, no se sabe qué pensar. Ahora ha aparecido una «Guardia Blanca» que está matando a los «traidores a la patria», o sea al bloque popular, que a su vez está matando a los colaboradores de la corrupción burguesa, que es cualquiera que se les atraviese. Y el gobierno mata a quien se le dé la gana. De manera que el denominador común es el cadáver. ¡Qué Pulgarcito más siniestro!