Todos guardaron silencio, completamente confundidos ante lo inesperado del suceso. Tansykbáyev empezó a prepararse febrilmente para salir.
–¡Qué canalla, qué malvado, se ha librado! –soltó con un temblor en la voz–. ¡Arruinó tódo el asunto! ¡Ah! ¡Qué cosas! ¡Escapó, realmente, escapó! –hizo un gesto de desesperación con la mano y se sirvió un vaso lleno de vodka.
Sus colegas de Orenburg, sin embargo, no dejaron de advertir al soldado que toda la responsabilidad de lo sucedido recaía en la escolta...
CAPÍTULO X
En el océano Pacífico, al sur de las Aleutianas, bastante después de mediodía. Continuaba la misma tempestad, y seguían por todo el espacio visible las hileras de olas, una tras otra, constituyendo el invisible movimiento del elemento líquido de horizonte a horizonte. El portaviones Conventsiase balanceaba ligeramente sobre las olas. Se encontraba en el mismo lugar de antes, a la misma distancia por aire de San Francisco que de Vladivostok. Todos los servicios del barco, del programa científico internacional, estaban en tensión, perfectamente preparados para pasar a la acción.
En aquel momento tenía lugar a bordo del portaviones una reunión de urgencia de las comisiones plenipotenciarias que estudiaban la extraordinaria situación planteada como resultado del descubrimiento de una civilización extraterrestre en el sistema del astro Poseedor. Los paritet-cosmonautas 2-1 y 1-2, que estaban con los extraterrestres por su libérrima voluntad, se encontraban todavía en el planeta Pecho Forestal después de la triple advertencia del Centrun, a través de la estación orbital Paritet, en el sentido de que en ningún caso emprendieran ninguna acción hasta recibir indicaciones precisas del Centrun.
Esta orden categórica reflejaba en realidad no sólo la confusión de las mentes, sino también una situación excepcionalmente complicada que se agudizaba de forma incontenible, una incandescencia de la discordia en las relaciones entre las dos partes, que amenazaba con la ruptura total de la cooperación, y lo que es peor, con una abierta confrontación. Lo que recientemente suscitaba en las partes un interés por integrar la potencia técnico-científica de los Estados líderes –el programa «Demiurg»—, había quedado automáticamente en segundo plano y había perdido de golpe toda su importancia a la vista del super-problema inesperadamente planteado con el descubrimiento de una civilización extraterrestre. Los miembros de la comisión sólo comprendían claramente una cosa: aquel inaudito descubrimiento, que no podía compararse con ningún otro, ponía definitivamente a prueba los fundamentos de la cooperación mundial actual, todo lo que se había propugnado, cultivado y elaborado en la conciencia de las generaciones de siglo en siglo, todo el conjunto de normas de existencia. ¿Podía alguien atreverse a dar tan temerario paso? Y eso sin entrar ya en elucubraciones sobre la seguridad total del globo terráqueo.
Y aquí, como suele ocurrir siempre en todos los momentos críticos de la historia, se pusieron al descubierto con toda su fuerza las radicales contradicciones entre los dos sistemas socio-políticos de la Tierra.
El estudio de la cuestión se desorbitó hasta llegar a ardientes debates. Las diferencias de puntos de vista y de enfoque, adoptaban cada vez más el carácter de posiciones irreconciliables. El asunto se desplazaba impetuosamente hacia la confrontación, hacia las amenazas mutuas, hacia conflictos que, escapando al control, eran capaces de conformar una guerra mundial. Por ello, cada parte intentaba abstenerse de los extremismos ante el peligro común que representaba semejante desarrollo de los acontecimientos, pero el factor más moderador era el repudio, o más exactamente, el peligro de un estallido de la conciencia terrena que pudiera producirse espontáneamente si la noticia de la civilización extraterrestre se convertía en un hecho de general conocimiento... Nadie podía dar una seguridad sobre los resultados de este desenlace...
Y la sensatez se impuso. Las dos partes llegaron a un compromiso, un compromiso obligado, lo repetimos, sobre una base rigurosamente valorada. A tenor del mismo, se envió a la estación orbital Paritet un radiograma cifrado del Centrun con el siguiente contenido:
«A los cosmonautas 1-2 y 2-1. Se os comunica la obligación de poneros inmediatamente en contacto por radio, mediante los sistemas de a bordo de la Paritet, con los paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1 que se encuentran en una galaxia fuera del sistema solar, en el llamado sistema del astro Poseedor, en el planeta Pecho Forestal. Es indispensable informarlos urgentemente de que, en base a las conclusiones de las comisiones de las dos partes, que estudian los informes sobre la civilización extraterrestre descubierta por los paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1, el Centrun ha adoptado una resolución inapelable:
»a) No permitir el regreso de los ex paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1 a la estación orbital Paritet, y por ello tampoco a la Tierra, como personas indeseables para la civilización terrestre.
»b) Declarar a los habitantes del planeta Pecho Forestal que rehusamos entrar en cualquier tipo de contacto con ellos por considerarnos incompatibles desde el punto de vista de la experiencia histórica, de los intereses vitales de ambas partes y de las peculiaridades del actual desarrollo de la sociedad humana en la Tierra.
»c) Prevenir a los ex paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1, así como a los extraterrestres que se hallan en contacto con ellos, para que no intenten establecer contacto con los terrícolas, y mucho menos penetrar en la esfera periférica de la Tierra, como tuvo lugar en el caso de la visita de los extraterrestres a la estación orbital Paritet en la órbita "Tramplin".
»d) Con objeto de aislar la esfera periférica de la Tierra, ante la posible intrusión de aparatos voladores de procedencia extraterrestre, el Centrun declara que se establece con carácter de urgencia un régimen transcósmico extraordinario que lleva el nombre de Operación Anillo y que consiste en la programación de una serie de cohetes-robots militares de protección en las órbitas correspondientes, calculados para destruir mediante radiaciones láser-nucleares cualquier objeto que se acerque por el cosmos al globo terráqueo.
»e) Llevar a conocimiento de los ex paritet-cosmonautas 1-2 y 2-1, que entraron sin autorización en contacto con los seres extraterrestres, que con fines de seguridad, y para conservar la estabilidad de la estructura geopolítica de los terrícolas, queda excluida cualquier posibilidad de contacto con ellos. Para ello, se tomarán todas las medidas para conservar en riguroso secreto el acontecimiento que ha tenido lugar, y aquellas otras que impidan la reanudación de los contactos. Con este fin, la órbita de la estación Paritet se cambiará inmediatamente y los canales de radio de la estación se cifrarán de nuevo.
»f) Advertir una vez más a los extraterrestres del peligro que representa acercarse a las zonas "anillo" que rodean el globo terráqueo.
»Centrun. A bordo del portaviones Conventsia.»
Al recurrir a estas medidas de protección, el Centrun se vio obligado a congelar por cierto tiempo todo el programa «Demiurg», relativo a la conquista del planeta Iks. La estación orbital Paritetse debía llevar a otros parámetros de rotación, donde sería utilizada para observaciones cósmicas normales. Se decidió poner bajo la custodia de la neutral Finlandia el portaviones Conventsia, de investigación científica. Una vez lanzado al lejano cosmos el sistema «Anillo», todo el personal de la Paritet, todos los empleados científicos y administrativos, y todo el servicio auxiliar, debía licenciarse con el riguroso compromiso de no revelar en toda su vida el motivo de la cancelación de las actividades del Centrun.