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Los Bhils, pueblo del centro del Indostán, creen en infiernos para tigres; los malayos saben de una ciudad en el corazón de la jungla, con vigas de huesos humanos, con muros de pieles humanas, con aleros de cabelleras humanas, construída y habitada por tigres.

EL UNICORNIO

LA PRIMERA versión del unicornio casi coincide con las últimas. Cuatrocientos años antes de la era cristiana, el griego Ctesias, médico de Artajerjes Mnemón, refiere que en los reinos del Indostán hay muy veloces asnos silvestres, de pelaje blanco, de cabeza purpúrea, de ojos azules, provistos de un agudo cuerno en la frente, que en la base es blanco, en la punta es rojo y en el medio es plenamente negro. Plinio agrega otras precisiones (VIII, 31): "Dan caza en la India a otra fiera: el unicornio, semejante por el cuerpo al caballo, por la cabeza al ciervo, por las patas al elefante, por la cola al jabalí. Su mugido es grave; un largo y negro cuerno se eleva en medio de su frente. Se niega que pueda ser apresado vivo". El orientalista Schrader, hacia 1892. pensó que el unicornio pudo haber sido sugerido a los griegos por ciertos bajorrelieves persas, que representan toros áe perfil, con un solo cuerno.

En la enciclopedia de Isidoro de Sevilla, redactada a principios del siglo VII, se lee que una cornada del unicornio suele matar al elefante; ello recuerda la análoga victoria del karkadá (rinoceronte), en el segundo viaje de Simbad. [13] Otro adversario del unicornio era el león, y una octava real del segundo libro de la inextricable epopeya The Faerie Queene conserva la manera de su combate. El león se arrima a un árbol; el unicornio, con la frente baja, lo embiste; el león se hace a un lado, y el unicornio queda clavado al tronco. la octava data del siglo XVI; a principios del xviii, la unión del reino de Inglaterra con el reino de Escocia confrontaría en las armas de Gran Bretaña el leopardo (león) inglés con el unicornio escocés.

En la Edad Media, los bestiarios enseñan que el unicornio puede ser apresado por una niña; en el Physiologus Graecus se lee: "Cómo lo apresan. Le ponen por delante una virgen y salta al regazo de la virgen y la virgen lo abriga con amor y lo arrebata al palacio de los reyes." Una medalla de Pisanello y muchas y famosas tapicerías ilustran este triunfo, cuyas aplicaciones alegóricas son notorias. El Espíritu Santo, Jesucristo, el mercurio y el mal han sido figurados por el unicornio. La obra Psychologie and Alchemie (Zurich, 1944) de Jung historia y analiza estos símbolismos.

Un caballito blanco con patas traseras de antílope, barba de chivo y un largo y retorcido cuerno en la frente, es la representación habitual de este animal fantástico.

Leonardo da Vinci atribuye la captura del unicornio a su sensualidad; ésta le hace olvidar su fiereza y recostarse en el regazo de la doncella, y así lo apresan los cazadores.

EL UNICORNIO CHINO

EL UNICORNIO chino o k'i-lin es uno de los cuatro animales de buen agüero; los otros son el dragón, el fénix y la tortuga. El unicornio es el primero de loe animales cuadrúpedos; tiene cuerpo de ciervo, cola de buey y cascos de caballo; el cuerno que le crece en la frente está hecho de carne; el pelaje del lomo es de cinco colores entreverados; el del vientre es pardo o amarillo. No pisa el pasto verde y no hace mal a ninguna criatura. Su aparición es presagio del nacimiento de un rey virtuoso. Es de mal agüero que lo hieran o que hallen su cadáver. Mil años es el término natural de su vida.

Cuando la madre de Confucio lo llevaba en el vientre, los espfritus de los cinco planetas le trajeron un animal "que tenía la forma de una vaca, escamas de dragón y en la frente un cuerno". Así refiere Soothill la anunciación; una variante recogida por Wilhelm dice que el animal se presentó solo y escupió una lámina de jade en la que se leían estas palabras: Hijo del cristal de la montaña (o de la esencia del agua), cuando haya caído la dinastía, mandarás como rey sin insignias reales. Setenta años después, unos cazadores mataron un k'i-lin que aún guardaba en el cuerno un trozo de cinta que la madre de Confucio le ató. Confucio lo fue a ver y lloró, porque sintió lo que presagiaba la muerte de ese inocente y misterioso animal y porque en la cinta estaba el pasado.

En el siglo xiii, una avanzada de la caballería de Zingis Khán, que había emprendido la invasión de la India, divisó en los desiertos un animal "semejante al ciervo, con un cuerno en la frente, pelaje verde", que les salió al encuentro y les dijo:

– Ya es hora de que vuelva a su tierra vuestro señor.

Uno de los ministros chinos de Zingis, consultado por él, explicó que el animal era un chio-tuan, una variedad del k'i-lin. Cuatro inviernos hacía que el gran ejército guerreaba en las regiones occidentales; el Cielo, harto de que los hombres derramaran la sangre de los hombres, había enviado ese aviso. El emperador desistió de sus planes bélicos.

Veintidós siglos antes de la era cristiana, uno de los jueces de Shun disponía de un "chivo unicorne", que no agredía a los injustamente acusados y que topaba a los culpables.

En la Anthologie raisonnée de la littérature chi-noise (1948), de Margouliés, figura este misterioso y tranquilo apólogo, obra de un prosista del siglo ix:

Universalmente se admite que el unicornio es un ser sobrenatural y de buen aguero; así lo declaran las odas, los anales, las biografias de varones ilustres y otros textos cuya autoridad es indiscutible. Hasta los párvulos y las mujeres del pueblo saben que el unicornio constituye un presagio favorable. Pero este animal no figura entre los animales domésticos, no siempre es fácil encontrarlo, no se presta a una clasificación. No es como el caballo o el toro, el lobo o el ciervo. En tales condiciones, podríamos estar frente al unicornio y no sabríamos con seguridad que lo es. Sabemos que tal animal con crin es caballo y que tal animal con cuernos es toro. No sabemos cómo es el unicornio.

EL UROBOROS

AHORA el Océano es un mar o un sistema de mares; para los griegos, era un río circular que rodeaba la tierra. Todas las aguas fluían de él y no tenía ni desembocadura ni fuentes. Era también un dios o un titán, quizá el más antiguo, porque el Sueño, en el libro XIV de la Ilíada, lo llama origen de los dioses; en la Teogonía de Hesíodo, es el padre de todos los ríos del mundo, que son tres mil, y que encabezan el Alfeo y el Nilo. Un anciano de barba caudalosa era su personificación habitual; la humanidad, al cabo de siglos, dio con un símbolo mejor.

Heráclito había dicho que en la circunferencia el principio y el fin son un solo punto. Un amuleto griego del siglo III, conservado en el Museo Británico, nos da la imagen que mejor puede ilustrar esta infinitud: la serpiente que se muerde la cola o, como bellamente dirá Martínez Estrada, "que empieza al fin de su cola". Uroboros (el que se devora la cola) es el nombre técnico de este monstruo, que luego prodigaron los alquimistas.

Su más famosa aparición está en la cosmogonía escandinava. En la Edda Prosaica o Edda Menor, consta que Loki engendró un lobo y una serpiente. Un oráculo advirtió a los dioses que estas criaturas serian la perdición de la tierra. Al lobo, Fenrir, lo sujetaron con una cadena forjada con seis cosas imaginarias: el ruido de la pisada del gato, la barba de la mujer, la raíz de la roca, los tendones del oso, el aliento del pez y la saliva del pájaro. A la serpiente, Jóimungandi, "la tiraron al mar que rodea la tierra y en el mar ha crecido de tal manera que ahora también rodea la tierra y se muerde la cola".

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[13] Este nos dice que el cuerno del rinoceronte, partido

en dos, muestra la figura de un hombre; Al-Qazwiní dice que la de un hombre a caballo, y otros hablan de pájaros y de peces.