Quilan hizo una breve pausa, tras la que expresó algo que llevaba preparando varios días, desde que habían redescubierto el sustrato.
~ Ha costado mucho esfuerzo y dedicación recuperarlo a usted y prepararme a mí para mi misión. Espero que todo ese trabajo no haya sido en vano o vaya a desperdiciarse.
Huyler guardó silencio durante un momento.
~ En esa máquina del Instituto, había otros quinientos a mi lado. ¿Ellos también han vuelto?
~ La cifra final de almacenados rondaba el millar, pero sí, todos parecen haber cruzado, aunque usted es el único que ha sido revivido hasta el momento.
~ Bien, soldado. Entonces podría empezar contándome qué es lo que sabe sobre esta misión.
~ Solo conozco lo que podría definirse como la historia «tapadera», señor. Me han inducido a olvidar el auténtico objetivo de la misión por ahora.
~ ¿Cómo?
~ Es una medida de seguridad. Le contarán todos los detalles de la misión y usted no los olvidará. Y yo debería ir recordando gradualmente cuál es mi cometido, pero en caso de que algo fallase, usted sería la reserva, la copia de seguridad.
~ ¿Temen que alguien pueda leer su mente, comandante?
~ Supongo que sí.
~ Aunque, por supuesto, la Cultura no hace esas cosas.
~ Eso nos han dicho.
~ Precaución absoluta, ¿no? Debe de tratarse de una misión importante. Aunque, si puede recordar que tiene una misión secreta…
~ Me han informado formalmente de que también olvidaré eso en un día o dos.
~ Bueno, suena muy interesante. ¿Cuál será la historia tapadera, entonces?
~ Yo acudiré a una misión cultural diplomática en uno de los mundos de la Cultura.
~ ¿Una misión cultural Cultural?
~ En cierto sentido, sí.
~ Era broma, hijo. Relaje un poco ese congelado esfínter, ¿quiere?
~ Lo siento, señor. Necesito su aprobación para emprender la misión y para transferirlo a otro sustrato de mi interior. Es un proceso que puede llevar cierto tiempo.
~ ¿A otra máquina que está dentro de usted, dice?
~ Sí, señor. Hay un dispositivo dentro de mi cráneo, diseñado para aparentar ser un Guardián de Almas corriente, pero que puede almacenar su personalidad.
~ Pues no tiene usted la cabeza tan grande, comandante.
~ El dispositivo no mide más de un dedo, señor.
~ ¿Se puede hacer algo tan inteligente y tan pequeño?
~ Sí, señor, se puede. Pero, probablemente, no es el momento de entrar en detalles técnicos.
~ Le ruego me disculpe, comandante, pero, para un soldado de la vieja escuela, la guerra en general y las misiones en particular se basan casi en su totalidad en los detalles técnicos. Además, me está presionando, hijo. Usted tiene la sartén por el mango. Yo tengo ochenta y seis años que recuperar, y ni siquiera sé si me está diciendo la verdad. Todo lo que me cuenta suena muy, pero que muy sospechoso. Y eso de ser transferido dentro de usted… ¿me está diciendo que ni siquiera voy a tener mi propio cuerpo?
~ Siento que no haya habido más tiempo para informarle, señor. Pensábamos que lo habíamos perdido. Dos veces, en cierto modo. Cuando descubrimos que su sustrato había sobrevivido, ya me habían encomendado mi misión. Y sí, su consciencia será completamente transferida al sustrato del interior de mi cuerpo. Usted tendrá acceso a todos mis sentidos y podremos comunicarnos, aunque usted no podrá controlar mis movimientos a menos que yo quede profundamente inconsciente o sufra una muerte cerebral. El único detalle técnico que conozco es que el dispositivo es una matriz de nanoespuma cristalina que está enlazada con mi cerebro.
~ Entonces, ¿solo me necesitan para acompañarlo? ¿Qué mierda de perfil de misión es ese? ¿Para quién trabaja, comandante?
~ Será una experiencia nueva para ambos, señor. Para mí, todo un privilegio. Creen que su presencia y sus consejos aumentarán las posibilidades de éxito de la misión. En cuanto a su última pregunta, he sido entrenado e informado por un equipo dirigido por estodien Visquile.
~ ¿Visquile? ¿Ese viejo horror todavía vive? Lo llevo claro.
~ Le manda saludos, señor. Tengo una comunicación personal y privada suya dirigida a usted.
~ Usted dirá, comandante.
~ Señor, se nos ocurrió que desearía algo más de tiempo para…
~ Comandante Quilan, me da la impresión de que me están arrastrando a algo bastante sospechoso. Seré sincero con usted, joven; no es probable que acepte tomar parte en su misión desconocida, incluso tras escuchar el mensaje de Visquile, pero tenga claro que no lo haré ni por casualidad si no oigo cualquier gilipollez que ese tipejo quiera decirme. ¿Me he explicado con claridad?
~ Con una claridad extrema, señor. Hermana técnica, ¿podría hacer el favor de reproducir el mensaje de estodien Visquile a Hadesh Huyler?
~ En proceso —respondió ella.
Quilan se quedó a solas con sus pensamientos. Se percató de lo tensa que había sido la comunicación con el fantasma de Hadesh Huyler, y relajó deliberadamente su cuerpo, destensó los músculos y estiró la espalda. De nuevo, su mirada se posó sobre las relucientes superficies de las instalaciones médicas, pero lo que estaba viendo era el interior del casco de la nave Tormenta de nieve.
Ya había estado a bordo una vez, mientras aún intentaban localizar y extraer el alma de Huyler de entre las otras mil almacenadas dentro del sustrato recuperado, que habían situado en los restos de la nave con un dron militar especialmente adaptado. Le habían prometido que, posteriormente, si había tiempo, le permitirían regresar allí junto con aquel dron para intentar rastrear otras almas que las búsquedas originales hubieran podido pasar por alto.
Pero el tiempo se estaba agotando. Le había llevado tiempo obtener el permiso para lo que quería hacer, y a los técnicos militares les estaba llevando tiempo la realización de los ajustes de la máquina. Mientras tanto, les habían comunicado que el buque de guerra de la Cultura estaba de camino, a tan solo unos días de allí. En aquellos momentos, los técnicos se mostraban pesimistas ante la perspectiva de poder terminar el dron a tiempo.
La imagen del malogrado casco de la nave parecía haber quedado incrustada en su cerebro.
~ ¿Comandante Quilan?
~ ¿Señor?
~ Solicitamos permiso para la introducción.
~ Concedido, señor. ¿Hermana técnica? Transfiera a Hadesh Huyler al sustrato del interior de mi cuerpo.
~ Ahora mismo —contestó ella—. En proceso.
Quilan se había preguntado varias veces si sentiría algo. Y así fue: un cosquilleo, y luego una sensación de calor en la nuca. La hermana técnica le mantuvo informado durante todo el proceso; la transferencia marchaba bien y tardaba unos dos minutos. La comprobación de que todo estaba en orden llevó el doble de tiempo.
Qué extraños destinos sueñan nuestras tecnologías para nosotros —pensó mientras estaba allí tumbado—. Aquí estoy yo, un macho embarazado del fantasma de un viejo soldado muerto, para viajar juntos más allá de los límites de una luz más antigua que nuestra civilización, y desempeñar una tarea para la que llevo formándome durante casi un año y sobre la que, actualmente, apenas tengo conocimiento.