– La tierra al este. -Puse el recipiente de arcilla a mi derecha.
– Agua al oeste. -Moví el cáliz hacia mi izquierda.
– Fuego al sur. -Tomé la vela azul, giré teniendo cuidado de no caerme, y la coloqué detrás de mí.
Fui tocando cada uno de los objetos por turno: el athame, la tierra, el agua y el fuego. Cuando llegué a este último elemento el pánico me embargó y vacilé un momento, pero después apreté los dientes y me obligué a poner un dedo sobre la llama.
– Aire, tierra, agua, fuego. En el centro, me siento yo, en un perfecto equilibrio. Toda la naturaleza está en armonía.
Giré hacia Savannah y le hice señas de que me copiara. Ella lo hizo y entonó cada frase sin titubear. Cuando hubo terminado, repetimos juntas la última parte.
Entonces Savannah se puso de rodillas y encendió las velas mientras yo regresaba a mi lugar. Con dedos temblorosos, sostuve la rama de enebro sobre la llama de mi vela.
– Con esta ofrenda os suplico protección -dije en latín-. Hécate, Selene, Artemisa, diosas las tres, escuchad mi súplica. Pedimos esto en vuestro nombre. Conceded a ésta, a vuestra hija, todos los poderes que podéis otorgarle. -Miré a Savannah a los ojos, levanté mis manos y el volumen de mi voz-. Conferidle poder sin límites. Dadle la fuerza necesaria para infligir venganza sobre sus enemigos.
Del terreno debajo de nosotros brotó un ruido sordo, pero le sostuve la mirada a Savannah y seguí adelante.
– Conferidle el poder de superarse y la sabiduría de hacer lo correcto gracias a este regalo. Dadle todo lo que tenéis para dar.
La tierra tembló, haciendo caer las velas y prendiendo fuego a la tela que había debajo. Levanté las manos hacia el cielo y me puse de pie; cerré los ojos y resumí todo en las últimas palabras.
– ¡Hécate, Selene, Artemisa! ¡Escuchad mi súplica!
Por una fracción de segundo todo permaneció inmóvil, una inmovilidad sobrenatural y silenciosa. Yo no oía nada, no sentía nada. No: sí sentí algo. Sentí paz. Una paz total.
– ¡Funcionó! -Gritó Savannah, se lanzó hacia nosotros dos y cayó en mis brazos-. ¿No lo sientes, Paige? ¡Funcionó! ¡Tú lo hiciste!
– Sí -dije, sonriendo-. Nosotras lo hicimos.
Agradecimientos
Con toda mi Gratitud:
A Helen Heller, mi agente, sin la cual no existiría la serie Mujeres de otro mundo.
A Anne Collins, mi editora en Random House, Canadá, quien supo siempre hallar la solución para todas las crisis que surgieron en mis manuscritos.
A Antonia Hodgson, mi editora en Time Warner, Inglaterra, por su permanente entusiasmo y sus maravillosas sugerencias.
A Anne Groell, mi editora en Bantam, Estados Unidos, por haberse interesado en este libro y por lograr que el paso a Bantam fuera tan sencillo.
Por último, a todos los lectores que me han enviado correos electrónicos con elogios para esta serie. Sus mensajes hicieron que mis días de trabajo fueran mucho más luminosos y que escribir me resultara muchísimo más fácil.
Kelley Armstrong
Ha publicado siete libros y una novela en una antología, todas basadas en las mujeres de la serie de Otros mundos. Armstrong ha confirmado contratos con sus editores estadounidenses y británicos y canadienses para siete novelas de diez.
También ha escrito algunas novelas y cuentos que están disponibles en su sitio web.
Kelly Armstrong está casada y es madre de tres niños; la familia vive en las afueras de Ontario. Nació en 1968 y es la mayor de 4 otros hermanos. Kelley ha estado escribiendo desde siempre. Proviene de una "Típica familia de clase media", escribir siempre fue su pasatiempo favorito, luego se convirtió en su profesión. Sin embargo cuando se graduó con un título en psicología, se dio cuenta de que no tendría suficiente tiempo para su amor verdadero, escribir. Así que Kelley se dispuso a estudiar Analista programador en Fanshawe, con el propósito de tener suficiente tiempo disponible para escribir. Kelley se casó y tuvo a su primer hijo mientras cumplía un horario de 9 a 5 en un trabajo normal. Sin embargo nunca dejó de escribir y vendió su primera novela Bitten en 1999, la cual fue publicada en 2001. Luego de su primer éxito ha escrito un total de 6 libros, varias novelas, y ahora recientemente ha publicado su primera novela criminal. Kelley es ahora una escritora de tiempo completo con dos hijos más que cuando escribió su primer libro, es una mujer verdaderamente exitosa y es motivación para escritores aún sin publicar.