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– Porque creo que Yeshua en su profecía dejó claramente dicho que lo incluía todo, él dijo «no quedará ahí piedra sobre piedra que no sea derruida». [16] Puesto que el muro sigue en pie, sólo puedo pensar en dos explicaciones posibles. O bien Yeshua se equivocó, hipótesis esta que me niego a aceptar, o bien -Joshua concluyó con una risita apagada-, por lo menos, uno de los que estaban con Yeshua cuando hizo su profecía sobre el Templo hace dos mil años sigue vivo.

– Joshua, disculpe mi ignorancia -dijo Tom-, pero éste es el Templo donde se guardaba el Arca de la Alianza, ¿no es así?

– Estás en lo cierto -dijo Rosen-. Claro, que este muro está a cierta distancia del lugar donde se encontraba el Arca. ¿Por qué lo dices?

– Oh, por nada. Es sólo que he debido de ver la película En busca del arca perdida [17] como una media docena de veces en estos años y me preguntaba si alguien sabe lo que ocurrió con ella en realidad.

– Bueno, hay varias teorías. La Biblia no menciona la localización del Arca después de que el Templo fuera destruido durante la invasión babilónica. Se supone que cuando los invasores saquearon el Templo se llevaron el Arca con ellos. Pero la Biblia dice que cuando Esdras regresó de Babilonia para reconstruir el Templo, lo hizo con todo lo que se habían llevado. [18] Se ha especulado sobre la posibilidad de que el Arca hubiese sido robada del Templo cuando éste fue destruido por Tito en el año 70 y que a continuación fuera fundida o puede que ocultada y más tarde encerrada en alguna sala secreta del tesoro del Vaticano. No obstante, hay evidencias que rebaten esa teoría. En Roma hay un arca que fue dedicada a Tito en honor a su asedio victorioso sobre Jerusalén. En el arca hay talladas varias escenas de la destrucción y saqueo de Jerusalén por parte de los romanos, entre ellas una muy detallada donde aparecen en relieve los tesoros siendo sacados del Templo. El Arca no se encuentra entre los tesoros reproducidos, a pesar de que, siendo como era la pieza más valiosa, tendría que figurar si es que Tito se la llevó.

»Algunos piensan que el Arca está en Etiopía, aunque es una teoría difícil de sostener. Otra hipótesis se basa en los apócrifos de la Biblia y defiende que para evitar que los babilonios hallaran el Arca, el profeta Jeremías la ocultó en una cueva en el monte Nebo, en Jordania. [19]

– ¿Apócrifos? -preguntó Tom.

– Bueno, seguro que sabes lo que son el Antiguo y el Nuevo Testamento o, como preferimos llamarlos nosotros los judíos mesiánicos, la Antigua y la Nueva Alianza.

Tom asintió con la cabeza.

– Pues bien, no todos los escritos religiosos fueron considerados dignos de ser incluidos en la Biblia. Esos otros se conocen como los apócrifos. Algunos no son más que pura fantasía, otros son fraudes evidentes escritos cientos de años después de lo que sus textos pretenden hacer creer. Pero hay un puñado de ellos cuya autenticidad no está tan clara. Hay varios apócrifos que aparecen en la versión católica del Antiguo Testamento. Pero se trata de libros que ni los judíos ni los protestantes consideran de inspiración divina. La Biblia ortodoxa también incluye los apócrifos, pero la Iglesia griega no los considera de inspiración. En la actualidad, incluso la Iglesia católica les resta importancia.

– Entonces, ¿dónde cree usted que está el Arca? -preguntó Tom.

– La verdad es que tengo mi propia teoría -contestó Joshua-. Ya fuera escondida en el monte Nebo o trasladada a Babilonia, creo que es probable que el Arca fuera devuelta cuando se reconstruyó el nuevo Templo.

– Pero ¿dónde está ahora?

– Creo que puede estar en algún lugar del sur de Francia.

– ¿Francia? ¿Por qué?

– Bueno -empezó Joshua-, como decía, esto no es más que una teoría. Nunca había pensado demasiado en ello hasta hace unos pocos años, cuando anunciaron los resultados de la datación de la Sábana de Turín por medio de la prueba del carbono 14.

Decker lo miró extrañado.

– ¿Qué tiene todo esto que ver con la Sábana? -dijo.

– Decker, recordarás lo mucho que nos impresionó a todos la Sábana -dijo Joshua-. Para mi fe tampoco es tan importante que sea auténtica o no, pero desde un punto de vista científico es demasiado buena para ser una falsificación. Sin embargo, hasta muy recientemente la prueba del carbono 14 parecía concluyente. Entonces, un día, estoy leyendo unos escritos de san Jerónimo, que vivió entre los siglos cuarto y quinto y fue el primero en traducir el Antiguo Testamento directamente del hebreo al latín, y me encuentro con una cita de un libro llamado el Evangelio según los Hebreos, que por desgracia ya no existe o se ha perdido. San Jerónimo recoge sólo una pequeña cita, pero ésta revela una información importantísima sobre la Sábana. Por supuesto que no hay forma de comprobar la autenticidad de este Evangelio. Podría haber sido tan falso como algunos de los otros apócrifos, pero lo que dice es que después de resucitar de entre los muertos, Yeshua cogió su sudario y se lo entregó al siervo del sumo sacerdote. [20] No es mucho que digamos, pero es el único dato que tenemos sobre lo que ocurrió con la Sábana inmediatamente después de la resurrección.

– ¿Quién era el siervo del sumo sacerdote? -preguntó Tom.

– Lo mismo me pregunté yo -continuó Joshua-. ¿Quién era y por qué le daría Yeshua la Sábana a él? Bueno, después de darle unas cuantas vueltas recordé que sí que hay una mención al esclavo del sumo sacerdote en el Evangelio. [21] La Biblia cuenta que el esclavo del sumo sacerdote, un hombre llamado Maleo, se contaba entre los que fueron a arrestar a Yeshua la noche antes de su crucifixión. El apóstol Pedro intentó ahuyentarlos con una espada y en la escaramuza le cortó la oreja a Maleo. Yeshua pidió entonces a Pedro que dejara la espada, recogió la oreja, la colocó de nuevo en la cabeza de Maleo y se la curó al instante.

»Este Maleo habría acudido al Templo a diario y debió de ser testigo de cómo el velo que separaba a la gente del sanctasanctórum se rasgó inexplicablemente en dos tras la crucifixión de Yeshua. [22] El sanctasanctórum era el recinto más sagrado del Templo. Cuando Yeshua murió, Dios en persona rasgó el velo de arriba abajo, permitiendo que la gente corriente y no sólo los sumos sacerdotes tuvieran acceso a su sagrada presencia. Y es probable que Maleo, como el resto de las gentes de Israel de aquel tiempo, estuviera muy al tanto de los milagros de Yeshua y de la evidencia de su resurrección. Me parece razonable suponer que Maleo, habiendo presenciado todo esto, sobre todo la curación de su oreja, bien pudo haberse convertido en seguidor de Yeshua. Si así fuere, se entendería ese contacto entre Maleo y Yeshua después de la resurrección; la Biblia dice que Yeshua se apareció a más de quinientas personas en Jerusalén y sus alrededores después de resucitado. [23]

»Pero esta teoría no explicaba el porqué de entregar la Sábana a Maleo. Era la cuestión más espinosa. Entonces, cuando menos lo esperaba, las piezas encajaron de repente y ¡me di cuenta de que lo tuvo que hacer para que conservara la Sábana como prueba de la resurrección! Sospecho que Yeshua pidió a Maleo que guardara la Sábana en el Arca de la Alianza.

– ¿Por qué haría eso? -preguntó Tom.

– Es algo complicado -continuó Rosen-. Como decía, estamos bastante seguros de que el Arca no estaba en el Templo cuando éste fue saqueado por los romanos en el año 70. ¿Dónde estaba, entonces? Creo que el Arca desapareció una segunda vez, aunque en esta ocasión es seguro que no fue robada. La ocultó el sumo sacerdote.

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[16] Mateo 24,2.

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[17] 1981, Paramount.

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[18] Esdras 1,7.

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[19] 2 Macabeos 2,4-8.

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[20] Jerónimo, en Ep. 5.4. (Migne PL 26, 552 C-D), citado por J. K. Elliot (1993): The Apocryphal New Testament (Clarendon Press, Oxford University Press).

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[21] Mateo 26, 50-52; Marcos 14, 47; Lucas 22, 50-51; Juan 18, 10.

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[22] Mateo 27,51.

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[23] 1 Corintios 15, 6.