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– ¿Mandados?-

Ella dejó de comer, entrecerró los ojos en él. -¿Mandados? ¿Qué quieres decir con mandados? -

– Bueno, yo estoy en una situación de desventaja ya que nunca he sido una novia, pero mi mejor conjetura. Confirmar los detalles con la floristería o los proveedores, por ejemplo. Ir de compras con ella para ver los zapatos o la ropa de la boda o de la luna de miel…

– ¿Por qué haces eso?- Su voz sonaba tan agraviada como su cara. -¿Por qué me dices estas cosas, después de que me sacudiste el mundo dos veces en una mañana? Eso es cruel. -

– Y probablemente cierto en otras circunstancias. Pero conociendo a Louise, lo tiene todo bajo control. Y conociéndote, si Louise quería que alguien fuera con ella a la tienda de zapatos, le hubiera pedido a alguien más que fuera su madrina de boda. -

– Le hice la despedida.- Con su risa casi ahogada, le pinchó con un dedo el brazo. -Fue aquí, y yo estaba aquí, así que sé cómo hacerlo. Y me estoy haciendo un vestido y todo eso. -

Él sonrió, divertido por su desconcierto y -un ligero miedo – cuando se trataba de ritos sociales. -¿Y cómo es ese vestido?-

Ella troceó sus huevos. -No sé lo que parece, exactamente. Es una especie de color amarillo. Louise eligió el color, y ella y Leonardo estuvieron de acuerdo sobre eso. El médico y el diseñador. Mavis dice que son magníficos al cuadrado. -

Ella consideró el estilo particular de su amiga Mavis Freestone. -¿Porqué me da un poco de miedo, ahora que lo pienso? ¿Por qué lo estoy pensando? -

– No tengo ni idea. Puedo decir que, si bien el gusto de Mavis en la moda es… único, como tu amiga más cercana ella sabe perfectamente lo que te gusta. Y Leonardo sabe exactamente lo que más te conviene. Te veías exquisita día de nuestra boda. -

– Yo tenía un ojo negro debajo de la pintura.-

– Exquisita, y absolutamente . En cuanto a la llamada de Peabody, yo diría que ponerte en contacto con Louise no estaría de más, simplemente para hacerle saber que estás dispuesta a ayudar si ella lo necesita. -

– ¿Y si ella lo necesita? Ella debería haberle pedido a Peabody que hiciera esto en lugar de tenerla como segundo al mando, o en la línea. Como sea que se llame esa cosa. -

– Creo que se llama asistente de la novia.-

– Lo que sea.- Con una mano impaciente, Eve apartó el término. -Son parecidos, y Peabody realmente sabe se todo eso… de lo femenino.-

La locura de eso, era lo que a Eve le preocupaba. El alboroto, los adornos, el frenesí.

– Tal vez es raro porque Peabody salió con Charles, más o menos, antes de conectar con McNab. Y después, también. -Frunció el ceño mientras los pensamientos giraban en su cabeza. -Pero nunca golpearon entre ellos, personal o profesionalmente.-

– ¿Quién Charles y McNab?-

– ¡Para ya!.- Logró que sonriera y que por un momento dejara de pensar en los mandados y las compras. -Charles y Peabody nunca se acostaron juntos cuando Charles era un profesional. Y también es raro que él fuera un compañero con licencia cuando él y Louise conectaron, y que todo el tiempo que estuvieron saliendo, – y acostándose juntos, – no le molestó que él se desnudara con otras personas profesionalmente. Luego lo deja todo sin hablar con ella y se prepara como un terapeuta, compra una casa y le propone casarse. -

Comprendiendo, Roarke la dejó correr a través de las palabras rápidas y lógica desigual mientras cortaba los huevos, las patatas, y el tocino. -Muy bien, ¿de qué trata todo esto? -

Ella clavó los huevos de nuevo, a continuación, puso el tenedor sobre el plato y tomó su café. -Yo no quiero meter la pata con ella. Ella está tan feliz, son muy felices, y esto es un compromiso muy grande para ella. Entiendo eso. Realmente lo entiendo, y yo hice un trabajo basura en el nuestro. Lo de la boda. -

– Yo seré el juez de eso.-

– Lo hice. Te dejé todo a ti. -

– Creo que tenías un par de asesinatos en tus manos.-

– Sí, lo tenía. Y por supuesto tú no tenías nada más que hacer que sentarte sobre tus gigantescas pilas de dinero. -

Sacudió la cabeza y extendió un poco de mermelada en un triángulo de pan tostado. -Todos hacemos lo que hacemos, querida Eve. Y se me ocurre pensar que hacemos lo que hacemos muy bien. -

– Yo no podía manejarlo y lo descargué sobre ti, y no te gustó, la noche antes de la boda.-

– Eso agregó un poco de emoción.-

– Entonces me drogaron y me patearon, todo en mi despedida de soltera en un club nocturno antes de que te pusiera el collar, lo cual fue muy divertido en retrospectiva. Pero el punto es que realmente no hice bien las cosas, así que no sé cómo hacer bien las cosas ahora. -

Le dio una palmadita amistosa en la rodilla. Para una mujer de su valor a veces aterrador, le temía a las cosas más extrañas. -Si hay algo que necesitas hacer, vas a encontrar la manera de hacerlo. Te diré, que cuando caminaste hacia mí ese día, nuestro día, al sol, eras como una llama. Brillante y hermosa, y me quitaste la respiración. Sólo estabas tú-.

– Y unos quinientos de tus mejores amigos-.

– Sólo tú-. Tomó su mano, la besó. -Y será lo mismo para ellos, lo apuesto.-

– Sólo quiero que ella tenga lo que quiere. Eso me pone nerviosa. -

– Y eso es la amistad. Tú usaras un vestido amarillo y estarás ahí para ella. Eso será suficiente. -

– Espero que sí, porque no voy a llamarla todos los días. Eso es seguro. -Miró su plato. -¿Cómo puede alguien comerse un irlandés completo?-

– Poco a poco y con gran determinación. Supongo que no eres lo suficientemente decidida-.

– No tanto.-

– Pues bien, si te se encargas del desayuno, yo mientras pensaré.-

– ¿En qué?-

– En qué hacer a continuación. Deberíamos ir a la playa, disfrutar de un poco de arena y surf. -

– Yo puedo aceptar eso. ¿La costa de Jersey, Hampton?

– Yo estaba pensando en algo más tropical.-

– No puedes querer viajar todo esa distancia a la isla para un día, o parte de un día.- La isla privada de Roarke era un lugar privilegiado, pero estaba prácticamente en el otro lado del mundo. Incluso en su avión llevaría al menos tres horas de ida.

– Un poco lejos para un impulso, pero hay más. Hay un lugar en las Islas Caimán que podrían satisfacernos, y hay una pequeña villa que está disponible para el día. -

– ¿Y sabes esto porque…?-

– La he mirado para adquirirla,- dijo él con facilidad. -Así que podría volar hacia allá, llegar en menos de una hora, acomodarnos, disfrutar del sol, el surf y beber algunos cócteles tontos. Terminar el día con una caminata por la playa bajo la luna. -

Ella se encontró sonriendo. -¿Cómo de pequeña es la villa?-

– Lo suficientemente pequeña como para servirnos de agradable estimulo para unas buenas vacaciones, y un espacio suficiente para que podamos viajar con unos amigos, si lo deseamos.-

– Tú ya tenías esa idea.-

– Lo tenía, sí, y lo puse en el apartado del sí y cuando. Si lo deseas, podemos hacer de esto el cuándo. -

– Puedo estar vestida y poner todo lo que necesito para el día en una bolsa en menos de diez minutos.-

Ella se levantó de un salto, corrió a su tocador.

– Hay una bolsa preparada-, le dijo. -Para nosotros dos. Por si acaso-.

Ella lo miró. -Nunca te pierdes un truco.-

– Es raro tener un domingo con mi esposa. Me gusta sacar el máximo partido de ello. -

Ella arrojó la bata para tirar de una simple camiseta blanca, agarró un par de pantalones cortos de color caqui.-Hemos tenido un buen comienzo en la fabricación de la mayoría de ellos. Esto debería contar. -