– Robados o falsificado.-
– Tal vez ambas cosas, porque si alguien lo comprueba – él tiene que cubrirse- tiene que aparecer en la lista.-
– Sabemos que tiene algunas competencias electrónicas. No sería difícil de hacer. Y, -agregó Roarke,- si él tenía un cerebro, ya debe haberse borrado de esa lista. -
– Alta probabilidad de que lo haya hecho. Así que mañana voy a empezar a empujar a alguien en el colegio para que me dé una lista de los estudiantes que informaron del robo de un documento de identidad, y voy a comenzar a vadear a través de eso. -
– ¿Por qué mañana?-
– Porque es el maldito y cada vez más molesto Día de la Paz, y ya es tarde de todas formas, y no hay nadie en la Administración o lo que sea.-
– Yo puedo ocuparme de eso-.
Achicando los ojos, señaló con el dedo de advertencia hacia él. -Acabo de decir que tenemos que tener cuidado. No puedo hackear archivos de los estudiantes de Columbia -.
– ¿No es una lástima ya que disfruto de eso? Pero puedo hacerme cargo de esto con una llamada de enlace-.
– ¿A quién?-
– ¿Por qué no empezar por la parte superior, con el presidente de la universidad?-
Ella entrecerró los ojos. -¿Tú conoces al presidente de la Universidad de Columbia?
– Sí, sí. Industrias Roarke patrocinan una beca, y ha donado equipos de laboratorio de vez en cuando. Además, hablé con ella hace tiempo con respecto a Jamie. -
– ¿Así que sólo debes recoger el vínculo, darle una llamada y no hay problema? -
– Bueno, no lo sabremos hasta que lo intentemos, ¿vamos?-
Sacó el enlace de su bolsillo, tocó con los dedos sobre la pantalla para hacer una búsqueda. -Ella es una mujer interesante, con un radar casi aterrador para la mierda. Te gustará. -Sonrió cuando la llamada fue respondida. -Peach. Lamento interrumpir tu noche. -
Encima de la mesa, Eve escuchó la débil respuesta, pero no las palabras. Fuera lo que fuese, Roarke se echó a reír.
– Pues bien, estoy encantado de ser de ayuda. Da la casualidad de que estoy a punto de pedir la tuya. Eres consciente de que mi mujer es un oficial de policía. Ah, ¿es así? Sí, en efecto, se encuentra bastante bien en la pantalla. Ella dirige una investigación que puede tener alguna relación con un alumno o ex alumno de Columbia-.
Se detuvo, escuchó, echó una mirada hacia Eve. -Sí, esa habrá sido su pareja. Sé que el NYPSD agradece tu cooperación. Tienen más cosas que pedir. Creo que sería mejor que la teniente te explique directamente lo que necesita. ¿Esperas un momento? -
Tocó el control, esperó a que Eve tomara el enlace.
– ¿Peach?-, Dijo. -Un presidente de la universidad llamado Peach?-
– Doctor Lapkoff-.
– Correcto.- Eve tomó el vínculo, abrió las comunicaciones. Su primera impresión fue de unos ojos azul hielo tan agudos que parecían ser capaces de perforar acero. Ellos sonreían en un rostro fresco, atractivo cubierto con pelo marrón corto, lacio.
– Teniente Dallas.- El tono era enérgico, -como si fuera absurdo no serlo. -¿Cómo puedo ayudarle?-
En cuestión de minutos, las ruedas burocráticas giraban. Eve pasó el 'enlace a Roarke. -Ella dice que va a tener los datos para mí en una hora.-
– Entonces lo hará.-
– Así que supongo que será mejor volver a trabajar, y prepararse para ello.-
De vuelta en su oficina, ella comenzó una búsqueda para coincidir con la lista de Columbia y el archivo de amenazas de MacMasters, y una segunda para las coincidencias con sus expedientes en los últimos cinco años. Tomaría tiempo.
Ella lo utilizó para estudiar el vídeo de nuevo.
Él lo había detenido y reiniciado, ella juzgó, un montón de veces. Cada vez que Deena dudaba o se iba del guión. Paciencia, concentración. Él tenía un mensaje, y quería entregarlo.
Echarle la culpa al padre, a pesar de que era perfectamente claro que la víctima sólo hablaba bajo coacción. Él había necesitado que dijera las palabras. ¿La hija al padre? ¿Era tan importante? ¿Hijo al padre? ¿Un sujeto o simplemente la suerte del sorteo?
No, no hubo suerte en esto. Cada elección fue deliberada. Directo a MacMasters, sin mención de la madre. Papá, papá-, no la madre.
Nunca perdonar. Odio. Nunca sabrá por qué. Debe pagar.
¿Los pecados del padre? se preguntó. ¿Ojo por ojo?
Se sentó, puso las botas sobre la mesa, cerró los ojos.
El asesino era mayor -por unos pocos años quizá- que la víctima. Objetivo deliberado, que utiliza para castigar a MacMasters. Parientes de sangre.
¿Familiar? ¿Hijo? ¿Hijo no reconocido? Posible.
La crueldad del acto, la planificación, el mensaje enviado, -todo apuntaba a una intensa ofensa. ¿Contra el asesino? ¿Contra la conexión familiar o allegada al asesino?
Nota: Buscar en los archivos de MacMasters las terminaciones, o arrestos / testigos / victimas que resultaron muertas o con lesiones extremas. Agregar cadena perpetua dentro y fuera del planeta.
Personal, muy personal. Esto no era un negocio.
Abrió los ojos cuando su equipo marcó una llamada entrante. Enderezándose, hizo subir a los datos. Peach Lapkoff era una mujer de palabra.
Esa era la parte buena, Eve notó. La mala era el número de estudiantes en una universidad que se las arreglaba para perder sus documentos de identidad.
Necesitaba más café.
Con más combustible comenzó el laborioso proceso de señalar hacia abajo. A pesar de que su unidad informó que no había coincidencias en la búsqueda inicial, sintió el estallido.
– Powders, Darian, diecinueve años de edad. Estudiante de segundo año de Lit. Sustitución de identificación solicitada y pagada el cinco de enero, 2060. -Ella miró su lista anterior, entrecerró los ojos. -Y aquí está otra vez, Darian, procedente de Savannah. Todos los datos sobre sujeto actual en la pantalla. -
Ella giró, estudió su identificación. -Pareces un buen chico, sonrisa grande, encantadora. Estás hecho a medida. -
Eva siguió estudiando y se preguntó si podría estar mirando a un asesino, o su víctima.
– Hay una manera de averiguarlo.-
Se levantó, tiró de la chaqueta que había arrojado sobre el respaldo de su silla, y luego llamó a Roarke.
– Hola, tengo un ángulo que quiero comprobar. No llevará mucho tiempo-.
– ¿Echar un vistazo es como salir?-
– Sí, tengo un posible. Quiero trabajar ahora. -
– Nos encontraremos abajo.-
– No tienes que…
– No me hagas perder el tiempo, ni yo a ti tampoco. Voy a conducir-.
Cuando apagó ella resopló.
No tiene sentido discutir. Y podía hacer una carrera secundaria de Powders, mientras Roarke jugaba al chofer.
Él la alcanzó en las escaleras y abrió la puerta bajo la mirada amarga de Galahad cuando el vehículo en remoto cruzó al frente a la casa.
– ¿Hacia dónde vamos y por qué?-
– Columbia, a las viviendas dentro del campus para entrevistar a un posible sospechoso. Lo más probable es que sea una víctima potencial. Pero de cualquier manera este no es mi vehículo-.
Roarke miró el auto convertible de dos asientos, de brillante plateado de arriba hacia abajo. -Es mío, y ya que voy a conducir y es una noche muy agradable, quiero un viaje apropiado.-
Ella frunció el ceño todo el camino hasta el asiento del pasajero. -Tengo un auto adecuado, que me diste.-
– Es seguro, cargado, y deliberadamente poco atractivo. Introduce la dirección -, sugirió, e iniciaron el viaje.