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Odiaba admitirlo, pero se sentía muy bien, la noche, el aire, la velocidad. Recordándose a sí misma que no se trataba de divertirse, comenzó una carrera más en Powders, Darian.

– Un chico de Georgia, pidió en enero un nuevo ID. Tiene la edad adecuada, y tiene una cara bonita. -

– ¿No está fuera de la escuela durante el verano? ¿Por qué esta en el campus en junio? -

– Está teniendo un semestre corto de verano, y publicando su pasantía en Westling. Lit. Ha completado su segundo año en la universidad, tiene un promedio de 3.4 grado. Ningún penal, pero sí su hermano -que todavía está en Georgia- y tiene dos ilegales que aparecen. Una mierda de menor importancia. Él tiene un tío en Nueva York, un editor en la editorial, que tiene un hijo un par de años mayor que éste que recibió un golpe más duro por ilegales. Hizo seis meses, y otros tres en rehabilitación. La detención era de Brooklyn, no fue MacMasters -.

– Apenas un motivo para lo que se hizo a esa chica.-

– Es un comienzo-, dijo Eve, y siguió trabajando a largo mientras disfrutaba del paseo.

CAPITULO SIETE

EVE MOSTRO SU PLACA DE IDENTIFICACIÓN AL DROIDE adusto frente al escritorio que controlaba el ingreso a los dormitorios. Ella supuso que habían puesto droides para tratar de evitar cualquier posibilidad de soborno o la debilidad humana con los infractores. Pero ella pensó que eso se vería compensado con la capacidad de probablemente la mitad de los residentes para reprogramar o borrar su memoria.

El droide dio a la insignia de Eve tanto una simple mirada como un rápido escaneo.

– ¿Propósito de la visita?-

– Eso será archivado en alguno de los suyos.-

De manera droide, el equipo denominado -Sra. Sloop -, según su placa de identificación la miró fijamente durante el proceso.

– Yo soy responsable de los residentes y visitantes de este edificio.-

– Yo soy responsable de los residentes y visitantes de esta ciudad. Gano. -Eve tocó la placa. -Esto requiere que responda a una simple pregunta: ¿Está Powders, Darian en el lugar en este momento?-

El droide parpadeó dos veces, entonces consultó la computadora, aunque Eve había imaginado que tenía la información en sus propios circuitos.

Durante el proceso, Eve se preguntó si pellizcarse la cara, apretar los labios, levantar la manga para mirar las manecillas del reloj era un intento por intimidar a los residentes para que se comporten, o a cualquiera.

Como por su fachada y desaprobación que le recordaba a Summerset, ella no veía cómo podría trabajar.

– Powders se ha conectado a las 03:30. Él no ha cerrado la sesión. -

– Está bien, entonces.- Eve se volvió hacia el ascensor.

– Usted está obligada a registrarse-

Eve no se molestó en mirar hacia atrás. -Usted escaneó mi placa. Eso me registra- Caminó y ordenó el cuarto piso. -¿Por qué no usan a seres humanos?-, Se quejó a Roarke. -Los Droides no son tan divertidos para atornillar.-

– No lo sé. Me pareció ligeramente entretenida. Y se veía considerablemente apuesta. -

– Tal vez, pero ya pasó.- Con las manos en los bolsillos, se balanceó sobre sus talones. -Una persona es probable que se ponga de mal humor o se enoje por unos minutos de todos modos. Eso es más satisfactorio. -

Cuando se abrieron las puertas, el ruido cerró sus tímpanos, y le hizo vibrar los ojos. La música -un choque de estilos, volúmenes, letras de canciones- bombeaba fuera de las habitaciones con sus puertas un poco abiertas. Voces mezcladas con ellas, algunas elevadas por la discusión o el debate, otros cantando. La gente, posiblemente bajo la influencia de productos farmacéuticos y en las diversas etapas de vestimenta, vaga ban por los pasillos.

Una pareja enlazada en el beso profundo y manoseándose, justo fuera de una puerta cerrada. Eve se preguntó por qué simplemente no entraban y terminaban el trabajo.

Ella se paró delante de una chica deportiva con dos anillos en la nariz y lo que podría haber sido un tatuaje de un ganso gritando en el hombro izquierdo.

– Powders, Darian ¿Dónde lo encuentro? -

– ¿Dar?- La chica agitó una mano detrás de ella al tiempo que daba a Roarke un largo, lento, y humeante estudio. -Hacia atrás, último de la derecha. La puerta está abierta. Yo voy por ese lado-, le dijo a Roarke,- si estás interesado. -

– Eso es una buena oferta-, dijo Roarke gratamente. -Pero voy a ir por este camino.-

– Que fastidio-.

Con una mirada más de de asombro que de molestia, Eve vio a la chica caminar. -Ella te miró bien el culo.-

– Ya lo sé. Me siento tan barato y utilizado-.

– Mierda. Tú le miraste. Los hombres siempre lo hacen. -

– Es cierto, que es por lo que nos sentimos tan a menudo baratos y usados. -

Ella soltó un bufido, y luego caminó por el pasillo, miró la habitación. Vio un revoltijo de cosas y personas, olió a pizza muy rancia y Zoner muy fresco. Señales del Día de la Paz dispersas entre cuerpos roncando y botellas de cerveza, que eran probablemente tan ilegales como el Zoner.

– ¿Hay alguien que en realidad estudie por aquí?-

– El que está con las puertas cerradas, me imagino.- Roarke se encogió de hombros. -Y siendo un fin de semana de vacaciones, yo creo que la mayoría se encuentra así.- Miró cuando pasaron sobre un par enroscado en el suelo delante de una pantalla de video al máximo volumen. -O simplemente inconscientes.-

Eve solo podía sacudir la cabeza. -El droide es un Inútil, y ellos lo saben.-

Se detuvo ante la puerta abierta al final del pasillo. Dentro diez jóvenes tendidos en grandes cojines de colores sobre el piso o desplomados en un sofá rojo pequeño. La fuente de la música aquí era un equipo de computadora que sonaba en la pantalla. Las dos personas restantes parecían estar de duelo en el escenario. Sus equipos -en la cima de las artes del rock basura-, mostraban guitarras, como sus homólogos del aire y cantaban la versión con toda la fuerza de sus pulmones.

Pensó en gritar, pero consideró que era una pérdida de aire y esfuerzo. En cambio, se acercó y empujó su placa en frente de uno de los individuos.

Fue un poco decepcionante que nadie se apresurara a ocultar o deshacerse de los ilegales. El chico la miró, apartó un mechón de los cabellos de color rojo y negro de sus ojos y dijo: -¡Guau! ¿Qué haces? -

– Apágalo-.

– ¿El qué?-

– Apaga la máquina.-

Él abrió los ojos como platos. -Pero es la ronda final, y hay empate. Dar a lo mejor podría perder su título. -

– Mi corazón sangra. Apágalo. -

– Whoa.- Él se recogió el pelo de nuevo, a continuación, se acercó al controlador principal para cambiarlo manualmente. Puso una pausa, que le convino a Eve. Pero los participantes y el público que no habían visto la Placa de identificación, se pusieron locos.

– ¿Qué carajo? ¿Qué mierda? ¿Quién hizo eso? -El joven jugador -que Eve reconoció como Darian- se dio la vuelta. Parecía a punto de golpear a alguien con su guitarra invisible. -Yo estaba a punto de ganar a Luce!-

– Falso-. Luce olfateó, tiró un metro de cabello blanco -rubio como la paja blanqueada. -Yo fui el que te tuvo. Totalmente abajo. -

– No es este eón. Jesús, Carlos, ¿qué pasa? -

– Está la policía-, dijo Coby y señaló con la cabeza hacia Eve.

El individuo tirado le llamó la atención. Darian se desplazó hacia Eve, con los ojos un poco saltones. -Whoa. ¿En serio? -

– En serio. ¿Darian Powders? -

– Sí, bueno, soy yo! -Él levantó su mano. -Si el sonido está demasiado fuerte, igual lo tiene todo el mundo.-

Eve vio, por el rabillo del ojo, a uno de los extremos -al tirado largarse hacia la puerta. Ella lo detuvo apuntando un solo dedo.