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– Ah…- La yuxtaposición la descolocó. Whitney daba las órdenes. Pero había dejado lo suficientemente claro que necesitaba hacer más que eso. Tenía que participar. -Tengo una pequeña lista de posibles, obtenida del archivo de las amenazas de MacMasters. Para ser honesto, señor, no creo que vayamos a golpear ahí. -

– Pero tiene que ser objeto de seguimiento. Me lo llevo. -

– La mayoría, si no todos se pueden hacer desde el escritorio. Si alguno de ellos hace pop, entonces-

– Yo me acuerdo cómo se hace. Voy a encontrar algún lugar cercano para trabajar. -

Ella vaciló, sólo un instante. -Le invito a utilizar mi oficina, y mi escritorio aquí, Comandante-.

Un leve destello de diversión encendió sus ojos. -También sé de la santidad de una oficina y escritorio. Tal vez haya otro lugar en esta casa suya donde me pueda instalar. -

– Por supuesto. Voy a ver que Summerset se encargue de eso. -Tomó los archivos de disco de su escritorio. -Esto debería ser todo lo que necesita. Peabody y yo estaremos de vuelta antes de las 9:00. -

– Buena caza-, dijo, luego se volvió a estudiar su tablero de asesinato.

– Vamos a dividirnos-, le dijo Eve a Peabody. -Tomemos zonas, mostremos la imagen de la víctima a cada corredor, paseador de perros, niñera, intermitente, chico, octogenario, y durmientes de la acera.-

– Alguien la va a recordar porque era un cliente habitual. Él es otra cosa -, comentó Peabody.

– Alguien lo vio, y los vio juntos en el primer encuentro. Esperó dos meses a partir de entonces para el asesinato. Los recuerdos de las personas se desvanecen. Vamos a impulsar de nuevo al foco. -

Se detuvo en la base de la escalera donde Summerset, con la cara flaca impasible, vestido de negro, esperaba con el gato regordete a sus pies.

– El Comandante Whitney necesita de una oficina. Él va a estar trabajando aquí esta mañana. -

– Yo me ocuparé de él.-

¿Eso es todo? Pensó. ¿Ninguna observación inteligente, ninguna burla? Ella comenzó a analizar su falta de humor mordaz, cuando se dio cuenta de que él sabía lo que estaban trabajando. La violación, la tortura y el asesinato de una joven, ya que su niña había sido violada, torturada y asesinada.

No habría burlas entre ellos por el momento.

– El Capitán MacMasters debe llegar a las 9:00-, continuó en el mismo tono uniforme. -Si no vuelvo, puede llevarlo a mi oficina, e informar al comandante.-

– Entendido. Su vehículo está listo. -

Ella asintió con la cabeza, salió a la mañana hermosa, cálida. ¿Si Deena nunca hubiera conocido al muchacho que había conocido como David, estaría partiendo hacia el parque en esta mañana de verano cálida? ¿Podría estar ya corriendo por el camino, golpeando los pies al ritmo de la música que se reproducía en sus oídos?

Inhalar, exhalar, pensó Eve, en el comienzo de otro día cualquiera.

Ella se sentó al volante, condujo hacia las puertas.

– ¿Cómo lo lleva Jamie?- Preguntó a Peabody. -Necesito saber si debo acelerar de nuevo sus funciones.-

– Creo que él lo está capeando. Es duro para él -, agregó Peabody,- pero lo va a sobrellevar. Habló mucho de su última noche. Es bueno para él, además me da otra imagen de ella para agregar a mi cuenta. O de cómo Jamie la veía, de todos modos. -

– ¿Es diferente? ¿Su imagen de la tuya? -

– Algo sí. En realidad él no la veía como una chica, como a las demás mujeres. Ella era una amiga, una compañera. Esto me hace preguntarme si ella sentía lo mismo, o si eso era frustrante para ella. Puede ser una perra ser la chica en la que el chico solo piensa como una amiga. -

Peabody se movió, volviéndose hacia Eve. -Me pregunto si esa era una situación habitual para ella, que -quiero decir- si ella estaba acostumbrada a que los chicos la vean de esa manera. Así que tal vez se resignó a verse a sí misma de esa manera. No una chica a la que los muchachos miraban, y querían estar con ella. -

– Hasta este tipo.-

– Sí. Éste la miraba a ella, quería estar con ella o le hacía pensar eso. Y creo que fue diferente con este tipo a causa de eso. Es lo que sucede cuando sales con un tipo, sobre todo a esa edad, especialmente la primera vez. Y por todo lo que decía, creo que este fue su primer gran flechazo. Su primera cosa seria, así que ella sería diferente-.

– ¿Cómo?-

– Bueno, no tan tímida, -no con él. Él la hace tan feliz. ¿Y una niña, a esa edad, con un chico universitario saliendo con ella? Todo palpita y le estremece. Ella está lista para hacer lo que quiera, ir donde quiere, creo, -o al menos fingir- que le gusta lo que a él le gusta. Ella va a hacer de ella misma lo que ella piensa que él quiere. Me imagino que esa es una de las maneras por las que consiguió mantener todo esto oculto. Tanto es así que apenas le dijo a su mejor amiga algunos detalles reales. -

– Si no eres lo que quiere, ¿por qué está haciendo eso contigo?-

– Esa lógica -y confianza en sí mismo, -sólo se aplica a la primera oleada de romance, sobre todo a los dieciséis años. Sólo tienes que recordar cuando tenías esa edad. -

– No me importaba nada de eso cuando yo tenía dieciséis años. Todo lo que importaba era salir del sistema y entrar a la Academia. -

– ¿Tú sabías que ibas a ser policía cuando tenías dieciséis años?- La idea golpeó a Peabody como casi inconcebible. -Yo estaba obsesionado con la música, las estrellas de video, y con January Olsen, cuando tenía dieciséis años.-

– ¿ January Olsen?-

– Un muchacho realmente adorable con el que tuve un flechazo.- Podía suspirar cariñosamente ahora. -Pensé que íbamos a COHAB, criar a dos niños adorables, y hacer un importante trabajo social y cambiar el mundo. Si alguna vez realmente me miraba o pronunciaba mi nombre. ¿Tú no tuviste un January Olsen? -

– No, lo que significa que es más difícil para mí entrar en su cabeza de lo que es para ti. -

– Bueno… supongo que en algún nivel Deena y yo éramos almas gemelas. Al menos cuando yo tenía dieciséis años. Un poco tímidas, torpe con los chicos, pero amigos casuales con muchos. Yo planeaba hacer un gran trabajo. ¿Lo de su aspecto? Su madre y la vecina notaron que se ocupaba más. Eso es un signo seguro de que hay un hombre. -

Peabody comenzó a marcar los puntos con los dedos. -Más preocupación de su persona, su guardarropa. Eso es definitivamente un chico. Dos, no estaba viendo a Jamie tanto, algo en lo que él no pensó hasta ahora. Él está ocupado con la escuela y sus amigos de la universidad, por lo que no debió pensar mucho cuando ella le dio excusas algunas veces cuando le preguntó si quería comer una pizza o ver un video. Ella fue ganándose su tiempo para el hombre, cortando algo de su grupo básico.

– Y la tercera -, agregó Peabody. -Un descanso o un poco de distancia de su grupo. Tú quieres que tu grupo principal conozca al chico, pero otra parte de ti se preocupa. ¿Qué pasa si no les gusta? Así que lo mantienes para ti misma, como una manera de evitar la posibilidad. -

– Es muy malditamente complicado-.

Sabiamente, Peabody asintió con la cabeza. -Ser un adolescente es el infierno, la miseria y la alegría salvaje. Gracias a Dios es sólo una década de todos ello. -

Su propia adolescencia no había sido tan infernal o miserable como su primera década. Pero Eve lo entendió.

– Ella fue astuta y lo reservó.-

– Eso fue, en cierto modo, una rebelión. Sólo que ella estaba muy tranquila al respecto -, agregó Peabody. -También estoy inclinada a pensar que a Jamie no le gustaría la cosa sobre este tipo, o sería duro con eso, actuaría como policía con ella. Y ese tipo de rebelión no estaba en ella. No creo que él esté equivocado.-