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– ¿Es una pregunta retórica?-

– Mierda-.

– Yo te aconsejaría que llames a Louise cuando tengas unos momentos libres, y le preguntes si necesita algo. Es muy probable que no necesite nada más que hablar o ventilarlo un poco. Ella es una persona eficiente que sabe lo que quiere y que ciertamente lo dispone. Pero hay siempre pequeños problemas y dolores de cabeza de último minuto. Todo lo que necesitas hacer es escuchar.-

Eve coló su mirada, llena de esperanza cautelosa, hacia Mira. -¿En serio?-

– Daría un ochenta y ocho punto tres de probabilidad.-

Eva lo aceptó, aliviada. -Eso es decente.-

– Pasé por su nuevo hogar la semana pasada, para echar un vistazo a la oficina de Charles. Él está nervioso y excitado, y ha establecido una oficina muy bien allí. Por supuesto, hice un recorrido por toda la casa. Está quedando muy bien, creo. Urbana, clásica, ecléctica, -muy de ellos. Van a hacer una buena vida allí-.

– Es bueno. Son buenos. Está todo bien. Sólo quiero que pase ya de la boda.-

– No me digas que estás nerviosa.-

– No. Bueno, sí. -Nerviosa por estar nerviosa Eve se movió en su asiento. -¿Qué pasa si el caso se pone caliente, o yo estoy a punto de cerrarlo, o cualquier mierda en el trabajo baja ese día? ¿Qué hago? Con Roarke, no tiene que preocuparse. Él va. Si tiene que cancelar algo o llegar tarde, lo que sea, lo consigue. Él es extremadamente frío en ese aspecto. Yo todavía me siento culpable a veces. Pero esto es otra cosa. Es el día más importante para Louise. Yo no quiero meter la pata-.

– Tú sólo haces lo que puedes hacer, Eve. Louise entiende las situaciones de emergencia, las prioridades, las exigencias de la vocación. Es un médico. -

Eve frunció el ceño durante un momento. -Eso es correcto. Es un médico. Si ella tiene las manos en la cavidad del cuerpo de alguien, no las va a sacar y se van a poner un vestido de fantasía. Ella acabaría primero. -

– Eso espero-.

– Está bien. Eso está mejor. Está bien. -

– ¿Qué llevaras puesto?-

– Una cosa amarilla-.

Mira sonrió. -Mira hacia delante, no me mires y dime lo que estoy usando.-

– ¿Lo ha olvidado?-

– Compláceme-.

– Un traje, la falda hasta la rodilla, chaqueta de tres botones, -de color blanquecino. Tipo de vainilla. Botones plateados, cuadrados, encaje en la parte superior. Zapatos, rosa claro, recortado en los dedos, tacones de aguja. Pendientes multicolores de piedras, de estilo colgante, de plata, y una cadena en el cuello de plata de tres hileras con algunas piedras pequeñas fijadas en varios puntos. Un enorme bolso de color rosa, y unas gafas con el marco del mismo color rosa, un poco mas claro – los cuales coinciden con la pintura de uñas de los pies. Anillo de boda, unidad de muñeca de plata de lujo con pulsera de brillantes.

– ¿Cómo recuerdas ponerte todo eso,- le preguntó Eve, -las cosas brillantes?-

– Se llama vanidad,- le dijo Mira. -Me gusta la mía. Y es tan interesante que sólo puedas recordar tu vestido para la boda como una cosa amarilla, y que puedas describir lo que llevo hasta el alto de mis tacones. Que, sí, son miserablemente incómodos, pero elegantes. -

Mira volvió los tobillos para admirarlos. -Y ahora que he visto de primera mano tu armario, no sé cómo te resistes a engalanarte con todos esos vestidos hermosos todos los días.

– Tal vez yo soy como el vehículo-, decidió Eve. -Me mantengo normal por fuera, así nadie nota todo el hardware de dentro.-

– Muy bien-. Rió Mira. -Muy bien-.

– Es lo que él hace,- Eve murmuró.

– Y volvemos en círculos hacia atrás.-

– Se mantiene normal, todos los días, discreto en el exterior. Nadie ve lo que hay dentro. Nadie ve a un monstruo. Cuando va a obtener algo o comprar zapatos, nadie se da cuenta de él. O, si se quiere, ven un buen chico, un chico joven y guapo. No es espectacular, porque lo recordarían. Sólo bien parecido, educado, apenas sacude el aire. Tenemos dos testigos que lo vieron con Deena, y eso es todo lo que me dieron, casi todo. Haremos lo mejor porque Yancy va a cavar en los detalles, pero ellos no pensaban en él, no le echaron un vistazo especialmente. No lo habrían notado en lo absoluto, lo más probable, salvo porque él estaba con ella. La conocían a ella, por lo que se fijaron en él. -

Ella consiguió un segundo puesto a nivel a media cuadra de la dirección del trabajo de Risso, y luego miró a los tacones de Mira. -Es una caminata corta. ¿Puedes manejar eso? -

– Soy una profesional.-

A mitad de camino, Eve maldijo, suspiró, y luego saltó por encima de la barrera de la acera. -Vuelvo enseguida -dijo – cuando Mira la miró boquiabierta.

Ella había visto el comienzo, y realmente la marca se lo merecía. Caminando a lo largo, embobado en las tiendas con su bolsillo trasero abultado. ¿O lo había estado hasta que el ladrón arrancó la cartera con el golpe clásico.

El ladrón siguió adelante, sin prisas, con la cartera ya en el interior del bolsillo delantero derecho de su pantalón, bajo su sudadera holgada.

Eva corrió una cuadra para cerrar la distancia, y luego empezó a andar a un ritmo rápido de Nueva York. Ella golpeó al ladrón en el hombro. -Perdón, ¿me puedes ayudar?-

Él le dio una mirada inocente de ojos redondos, otro chico de la calle. -¿Con qué?-

– Bueno, yo tengo otras cosas que hacer, realmente estoy presionada por el tiempo, así que tú podrías ayudarme y darme la cartera que acabas de levantar. Esa de aquí. -Ella golpeó la mano en el bolsillo. -Ah, y cualquier otra propiedad que hayas levantado hoy, también. A continuación, los dos podemos seguir con nuestro negocio. -

– No sé de qué estás hablando. Se enojó él. -Lo sintió preparase para correr, y agarró el hombro.

– Podrías realmente hacer esto rápido y sencillo para los dos. No quiero tomar el tiempo para -Hey! -

Él se agachó, giró, se retorció como una serpiente que se desprende la piel y la dejó sosteniendo una sudadera con capucha vacía.

Tenía un torso desnudo sobre las piernas en cuclillas. En realidad ni siquiera era un desafío. A pesar de que tuvo que esquivar a los peatones cuando el ladrón satisfecho la evadió, rompió a través de ellos, y lo atrapó antes de llegar a la esquina.

– Ayuda, ayuda!- Él ladró cuando ella lo empujó de cara contra el primer edificio más cercano. -¡Policía!-

– Vamos, imbécil, tú sabes que yo soy la policía.- Ella le esposó las manos a la espalda, rodillas y piernas abiertas para ponerlo extendido. -Si haces que te persiga otra vez, te vas a comer la acera.-

Ella le dio una palmada hacia abajo, no encontró armas pero seis carteras.

– ¿Alguna de estas es tuya, cabrón?-

– Encontré esas.- Punzantes ojos sustituyeron los ojos muy abiertos. -Yo iba a encontrar a un policía y entregarlas, lo juro por Dios-.

– Uh-huh. Vi ésta en el bolsillo trasero de ese tipo. Estoy seguro de que va a estar muy agradecido. -

– Llamé a los uniformados.- Mira, se apresuró con sus altos tacones.

– Bueno, no me salvé.- Ella golpeó al ladrón en la parte posterior de la cabeza.-¿Ves? ¿Ves? Simplemente no me pudiste ayudar. Ahora los dos tenemos que pasar por el acuerdo. Usted! -Dijo, y señaló a la marca que en la actualidad era uno de los muchos que estaban mirando la escena.

– ¿Yo? ¿Yo? Yo no hice nada. -

– ¿Tienes ID?

– Sí. Claro. Tengo… -Llegó a su bolsillo trasero. -Mi cartera! Mi cartera no está!-

– ¿No es una coincidencia? Yo la tengo aquí mismo. -Manteniendo un codo en la parte baja de la espalda del ladrón, cogió la cartera. -Es como magia, ¿no? Para obtenerla de nuevo tendrá que esperar aquí a los oficiales uniformados y presentar un informe con ellos. -