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– Teniente…

– Usted no habla hasta que le ordene.- Deliberadamente, se volvió hacia el que había guardado silencio. -Nombre, rango, división-.

– Oficial Glen Harrison, de la 125, asignado a ilegales con el capitán MacMasters.

– Usted, los mismos datos.-

– Oficial Kyle Cunningham, de la 125, asignado a ilegales con el Capitán MacMasters-

– ¿Y ustedes dos payasos han decidido hacer el trabajo por mí hoy?-

– Hemos venido a presentar nuestros respetos, ofrecer nuestro apoyo al capitán y su esposa. Todos saben que la investigación se estancó-.

¿En serio? -dijo Eve alegremente, mientras que Harrison cerró los ojos ante el comentario de su compañero.

– Eso es lo que dicen-, dijo Cunningham.

– Y usted decidió dar a la investigación un poco de impulso maltratando a un civil, interrumpiendo el servicio conmemorativo, y provocando el pánico generalizado. Momento durante el cual el sospechoso real aprovechó para eludir a los que están trabajando en la investigación. -

– El chico se parecía a él.-

Sus ojos se volvieron rendijas. -¿Y cómo lo sabe, Oficial Cunningham? ¿Cómo has tenido la información descriptiva del sospechoso? -

– Las noticias corren-.

– Así que, por un lado las noticias dicen que la investigación está paralizada, y por el otro las noticias dicen que tenemos la descripción de un sospechoso. Debes juntar las manos y joderte en mi opinión. El hombre que mató a dos personas se ha escapado, debido a sus acciones. La investigación se ve comprometida, el departamento es ahora vulnerable a una demanda civil no sólo del chico que tiraron al suelo, sino de este establecimiento, y de cualquier otra persona que pueda haber sido herida o que simplemente decida alegar dificultades emocionales. Ustedes pendejos. -

– Mire, no tengo que escuchar esto.- Cunningham se paró. -Le di un vistazo a los bocetos, y el chico se parecía a él, incluso vestido como estaba. Actué, que es más de lo que homicidios ha estado haciendo desde que la chica del capitán fue violada y asesinada el domingo. -

Eve dio un paso adelante. -Pon tu culo gordo abajo o yo lo voy a poner.-

– Me gustaría ver que lo intente.-

– Cunningham, por el amor de Cristo, por amor a Cristo.- Todavía en el sofá, Harrison se pasó una mano por la cara.

– Oficial Cunningham, se ha ganado un período de treinta días adentro por insubordinación. Además su estado será determinado. Una persona se sienta cuando le digo que se siente, o se busca estar sesenta días mirando hacia arriba. -

– El capitán es mi jefe-, dijo, pero él se sentó.

– Y yo soy su superior -de muchas maneras. Pero sí, el capitán es su jefe. Sus acciones de hoy han destruido una operación que podría -muy bien- haber asegurado que el hombre que violó y asesinó a Deena MacMasters estuviera justo bajo la custodia de mierda ahora. ¿Quién le mostró el dibujo? -

Cunningham alzó la barbilla. -Yo no digo nada más hasta que tenga mi representante.-

– Su elección.- Miró a Harrison. -¿Usted?-

– No he visto el boceto. Me enteré, pero yo no lo vi. Cunningham tomó al niño hacia abajo, me gritó que tenía el hijo de puta y necesitaba asistencia. Yo ayudé. -

– Escríbelo, llamen a sus representantes. ¡Fuera de mi vista -.

Cuando salieron, Baxter se acercó, tomó la envoltura fría, lo desenvolvió. -Utilízalo. Tu ojo se está poniendo negro. -

Lo retorció, imaginando por un feliz momento que la envoltura fría era el cuello de Cunningham. -Cristo Jesús, Baxter-.

– Estamos hasta la sopa, malditos sean. Patearía el culo de Cunningham, pero es una pérdida de tiempo. Para qué vale la pena, tenemos una perspectiva bastante clara de cómo se fue -y se fue rápidamente. Harrison lo dijo directamente. Se fue para ayudar a otro oficial. No puedo verte colgándole por ello. -

– Eso no depende de mí.-

– Yo justo vi al hijo de puta. A Pauley. Justo lo hice, entonces el lugar se enloqueció, alguien gritó -bomba-. No pude llegar a él, me empujaron hacia atrás, atraparon en un rincón Trueheart sacó a una mujer de edad con él. Ella se golpeó en frío. Lo teníamos, Dallas. Nosotros lo teníamos. -

– Hay que tomar medidas ahora.- Arrastró su mano por el pelo. -Y tengo que llevar mi culo para que acabe frito como el de Cunningham.-

– No es justo. No es jodidamente correcto. -

– Mi opción. Mi sopa. -

Peabody estaba esperando cuando Eve salió. -El comandante está en la sala de meditación, en este nivel. Podemos ir ahora. -

– Voy a ir ahora. Informa al equipo que vamos a interrogar en la sala de conferencias en una hora. -

– Voy a informar al equipo, y vamos a entrar. Tú tienes rango, pero somos socios. Estoy en esto también. -

– No tiene sentido que ambas consigamos que nos pateen el culo.-

– No para mí.-

– Muy bien. Es tu culo. -

– Cada pulgada cuadrada. Trueheart! Informa al equipo que lo interrogaremos en una hora en la Central, en la sala de conferencias. Es embriagador exceder en grado a alguien -, dijo Peabody, mientras continuaban su camino. -Por lo menos estoy sobre él, por el momento.-

– Whitney va a apretar hasta a los uniformados. Uno de nosotros filtró el boceto, y apuesto a que fue un uniformado de allí. Así que, después de que nos asen, asaremos a algunos. De cualquier manera, todo se reduce a Mierda en esta ocasión. -

Se detuvo fuera de la sala de meditación. -Última oportunidad-.

– No. Yo voy -Peabody misma abrió la puerta.

Jonás y Carol MacMasters estaban sentados juntos en un pequeño sofá. Desde su silla, Anna Whitney se inclinaba hacia delante y servía té de una tetera en delicadas tazas. Whitney se apartó de la ventana.

– Vamos a hablar en otro lugar-, dijo, pero antes de que pudiera alejarse de la ventana, Carol se levantó.

– ¿Cómo pudo permitir que esto sucediera? ¿Cómo pudo? En el Memorial de Deena. -

– Carol, detente. Alto. -MacMasters se paró.

– Es una vergüenza.-

– Sí, lo es.- Tomó a su esposa por los hombros. -Y fue uno mis hombres el que lo provocó no el teniente. Era mi hombre-.

– Independientemente de eso, esta fue mi operación-, dijo Eve, -y mi responsabilidad. No tengo excusa, Sra. MacMasters, y mis disculpas son poco adecuadas-.

– ¿Se supone que eso significa algo para mí?- Sus ojos ardían con una furia que Eve imaginó la hería menos que el dolor. -¿Usted es la responsable?-

No, pero es todo lo que tengo. Debería estar aquí de pie diciendo que tengo al hombre que mató a su hija en custodia, y no lo estoy. Nada de lo que diga puede significar algo para usted. -

– Carol.- Soltando la tetera, dijo Anna. -Has sido la esposa de un policía demasiado tiempo para hacer esto. Has sido esposa tiempo suficiente para saber que todo lo que puede hacer un policía se está haciendo, y que arremetiendo contra el teniente no ayudarás a Deena. -Ella se levantó. -Ahora, ven conmigo. Vamos a ir a sentarnos con Deena mientras esto se arregla-.

Se llevó a Carol, cerró la puerta sin hacer ruido detrás de ella.

– Teniente-, dijo Whitney fríamente, -informe-.

Lo hizo fríamente y con cuidadoso detalle. Cuando habló de Harrison y Cunningham, MacMasters apoyó la cabeza en sus manos.

– ¿Quién lo filtró?- exigió Whitney.

– Voy a interrogarlos en una hora, señor. Tendré la información dentro de una hora y cinco. -

– Espero que usted tenga un mejor control de su equipo, teniente. Espero que usted tenga el juicio y el control para evitar este tipo de fuga en una operación bajo su mando. -

– Sí, señor.-

– Jack-. MacMasters habló con cansancio. -Eran mis hombres.-