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– Y ah… Debemos hablar de cómo vamos a él-, decidió Peabody en el acto. ¿Y si lo dejamos sentado demasiado tiempo?, podría empezar a pensar en un abogado. -

– Él no va a pedir un abogado. ¿Qué nombre va a utilizar? ¿Qué dirección? Su identificación es falsa. Además, ¿qué bien hizo un abogado a su madre? Eso es lo que está pensando. A la mierda los abogados, a la mierda todos nosotros. Él es demasiado inteligente como para caer. O bien, si tenemos suerte, va a caer como un héroe en su propia mente. -

– Bueno, ¿cómo lo trabajamos? ¡Oh, déjame adivinar. -Peabody rodó sus ojos. -Yo soy el policía bueno-.

– No hay policía bueno-.

Una delicia rápida, casi infantil floreció en la cara de Peabody. -¿No tengo que ser bueno? ¿Puedo ser malo? -

– Vamos a darle, darle duro. Obtener la confesión no es la parte difícil. -

– ¿No lo es?-

– Él querrá confesar después de que entienda que lo tenemos frío. Querrá la insignia de héroe. ¿La parte difícil? Cómo volverlo contra su padre. -Dejó caer sus pies al suelo. -Vamos a hacerlo-.

Eve entró en la entrevista, dejó caer su archivo sobre la mesa, tomó asiento. Peabody ocupó su lugar a su lado.

– Registro-, dijo ella y leyó todos los datos, incluyendo todos los alias conocidos que había descubierto.

Notó el salto rápido de un músculo en la mandíbula de Darrin, y supo que la profundidad de su conocimiento lo agarró con la guardia baja.

– Legalmente, estoy cubierta usando el nombre de tu registro de nacimiento-, dijo conversacional, -pero me gusta ser minuciosa, ya que has utilizado muchos nombres, entre ellos los dos que utilizaste cuando asesinaste a Deena MacMasters y Karlene Robins. Por lo tanto, ¿que nombre quieres que use en esta entrevista? Tú eliges. -

– Vete a la mierda.-

– Para el registro, ¿mierda sería tu nombre o su apellido? No importa. Los tribunales van fruncir el ceño ante mi uso de ese tipo de blasfemias para abordar temas en la entrevista. Aunque, personalmente, creo que encaja-.

– Completamente-, acordó Peabody.

– Yo me quedo con Darrin. Te atrapamos, Darrin. Eres un hombre inteligente, así que lo sabes. Bueno, quizás no tan inteligente como tú crees, dado que fuiste atrapado por una mujer de noventa años. Una a la que tenías intención de incapacitar con una sustancia ilegal, atar, golpear, violar, sodomizar y asesinar.-

– Dame un respiro.- Con su sonrisa burlona le pareció tanto joven como arrogante. -Ella es vieja. Ni siquiera podía conseguir madera para hacerlo con una vieja seca. Me dan ganas de vomitar al pensar en ello. -

– Las píldoras stiffie en la mochila no solo te habrían ayudado con eso, sino que te habría levantado, Darrin. Aunque sospecho que tienes una rama en los pantalones en lugar de un bate decente. Porque todo es sobre el daño para usted, el tormento, el miedo, el dolor. Eso es lo que levanta a los enfermos jodidos -oops, dije joder, como tú. -

– ¿Cómo vas a probar eso?- Él se inclinó hacia atrás en la silla, relajado. Miró a su alrededor como si se aburriera. -Sí, pensé que pondría sacarla. Ella tiene una gran cantidad de objetos de valor en ese lugar. Yo le iba a robar y marcharme. -

– Ya veo. Así que con Deena y Karlene, tu intención de robar terminó yendo un poco demasiado lejos. Dando como resultado… -Eve abrió el archivo, sacó los fotos y las lanzó sobre la mesa.

Esta vez sus músculos faciales temblaron en una pequeña sonrisa.

– Tú eres una mierda enferma.- Peabody empujó hacia atrás su silla mientras se ponía de pie. Ella se inclinó sobre la mesa hasta que quedó cara a cara con Darrin. -Me molesta que estemos perdiendo el tiempo contigo, que tengamos que pasar por esta rutina. Tenemos testigos, imbécil. Tenemos grabaciones de seguridad de que fuiste a la casa de Deena MacMasters la noche en que la mataste. De que entraste en el edificio el día en que mataste a Karlene Robins. -

– Y una mierda. Eso es mentira, porque yo nunca estuve en algún lugar cerca de esos sitios. -

– ¿Y una mierda? Voy a mostrarte la una mierda. Pantalla! -Ella se contuvo, miró hacia Eve.

– Adelante, ya que has echado a perder mi sorpresa.-

– Mostrar imagen 1- ordenó Peabody.

La pantalla se llenó con la imagen de Darrin subiendo los escalones de la casa del MacMasters hacia una sonriente Deena. La marca de tiempo pulsaba en la esquina inferior mientras la grabación continuaba con él llegando a ella, ofreciéndole las flores, cruzando la puerta, entrando en la casa.

– Ella le dijo a sus amigos acerca de ti -David-, agregó Eve mientras miraba fijamente a la pantalla. -Ella les dijo todo sobre su novio secreto de la Universidad de Columbia. El chico tímido que conoció en el parque. -

– Tenemos testigos que vieron el encuentro,- continuó Peabody. -Hemos tenido la cara durante días, recogiendo otros testigos que los vieron juntos.-

– Ella guardó recuerdos, -como el programa del musical al que la llevaste en la universidad. Tus impresiones están en él. -Eve tiró otro documento del archivo sobre la mesa. -Tuvimos una coincidencia una vez que te tomaron las impresiones.-

Con la cara blanca, asintió con la cabeza. -Así que tuve suerte.-

– Sigues pensando eso. Ahora, vamos a discutir los detalles. -

CAPITULO VEINTIDOS

– ¿SUERTE?- EVE ECHO HACIA ATRÁS SU SILLA, sonriendo. -¿Suerte que EDD mató el virus? ¿O que sabemos lo que llevabas la víspera de Año Nuevo cuando tomaste el ID de Darian Powders? Yo sé dónde compras los zapatos que llevas, Darrin, y la cantidad que pagaste por ellos. La mochila, también, y la sudadera de Columbia que tenias cuando engañaste a Deena en la primera reunión en el Parque Central. -

Ahora, ella sonrió, deliberadamente, recostándose de una manera que transmitía burla casual. -Yo sé qué clase de airboard utilizas, y exactamente donde te montaste, con Deena, en una tarde lluviosa en mayo.-

– Eso es mentira.-

No parecía asustado, todavía no, pensó Eve. Pero se veía perplejo, y apenas un poco desafiante.

– Tú sigue pensando eso, imbécil.- Peabody casi gruñó las palabras, e hizo pensar a Eve que ella tendría que enseñarle a su nuevo -malo- policía para sintonizar de nuevo.

– Yo sabía lo que parecías cuando fuiste a la conferencia de prensa, el día después de violar y estrangular a Karlene Robins. Drew. Se tu nombre, donde naciste, oh, y el nombre que utilizaba tu madre cuando fue presa en Chicago.-

Allí, pensó Eve, dio en el blanco. La rabia hervía en los ojos. La quitó, rápidamente, tenía que darle eso. Pero ella la había visto y era el gatillo que necesitaba.

– Somos más inteligente que tú, Darrin. Tuviste suerte en el memorial, no hay duda. Pero, caramba, parece que tu suerte se acabó. Al igual que a tu madre Prossy, en ese fracaso en Chicago. -

– Usted debe tener cuidado.-

– ¿Sobre qué? Estás clavado. Tienes algunas habilidades con la electrónica, pero son promedio. Tú no pudiste encontrar una manera de puentear las cámaras o bloquearlas, no pudiste eludir el sistema sin estar dentro. ¿El virus? -

Ella alzó los hombros, se estiró perezosamente. -Fue un buen intento, mantener a nuestro e-equipo entretenido por un rato. Pero el hecho es que un e-novato tiene más habilidad que tú. Pero claro, has aprendido la mayoría de ellas de tu padre. -

– Bueno, eso depende.- Peabody se encogió de hombros. -No estamos seguros si Vicente o Vance Pauley es su padre. Su madre tuvo con ambos explosiones. -

– Correcto, correcto.- Eve asintió mientras Darrin apretaba la mandíbula. -Me pregunto si su madre lo sabía, ya que jodió con los dos. Pero, bueno, podría haber sido otra persona por completo. Ya que era una puta. -

– Cierra esa boca de mierda.-