Выбрать главу

– Mucho tiempo-, comentó Peabody, -cuando entras tan joven. Ya sabes, Dallas, apuesto a que Vance preparó coartadas para sí mismo cada vez que el niño se fue a matar. Ese es su patrón. -

– No importa, el viejo no tiene ninguna bola. Tenemos al pez grande aquí, y él puede flotar y nadar a la orilla solo. -

– Si crees que voy a vender mi padre, estás loca. Y nunca lo encontraran. -

– No podría importarme menos. Eres todo lo que necesito, Darrin. Eres joven, y eso me da ganas de cantar y bailar. Porque eso significa que vas a estar en una jaula, en una roca fuera del planeta durante aproximadamente un siglo. Vas a tener un muy, muy largo tiempo para pensar, para averiguar cómo has sido atornillado. -

– ¿Crees que me asusta? Valió la pena, sólo por ver a MacMasters allí de pie, y a su hija muerta en una caja. Es mejor, incluso mejor, porque ahora sabe por qué. Él sabrá por qué, todos los días que respire, que mató a su propia hija el día que mataron a mi madre. -

– Te voy a dar el bono. Hacerlo sufrir aún más. Camina con nosotros a través de lo que le hiciste a Deena. -

Sus labios temblaron en una sonrisa. -Tenías razón. Ella fue fácil. -

La puso enferma, volvió su estómago una masa cruda, sacudida de repulsión. Ella lo había visto, la mayor parte de ello, en su cabeza ya. Pero ahora hablaba para el registro, transmitiendo todos los detalles. No, deleitándose con ellos, notó Eve. De alguna manera su pragmático -paso a paso- era peor que su alegría.

Él había hecho lo que tenía que hacer. Lo que creía, para lo que había sido preparado.

Cuando terminó sobre el asesinato de Deena y Karlene, su marco y las intenciones de asesinar a los otros, él se echó hacia atrás, con los ojos fijos en Eve en voz baja.

– ¿Es eso suficiente para ustedes?-

– Ya hemos terminado. Esto te llevará de nuevo a una celda. El tribunal nombrará a un abogado para ti si no seleccionas un abogado propio-.

– Yo no necesito un abogado. No necesito un juicio. Sus leyes no significan nada para mí. Soy joven, como usted dijo. Con el tiempo voy a encontrar mi camino, mi camino de regreso. Y voy a terminar lo que empecé. -

– Seguro que lo harás.- Eve se levantó. -Registro apagado. Peabody, conseguir a alguien que lleve a Darrin de vuelta a su jaula. -

Esperó hasta que Peabody salió. -Te configuró, Darrin, este hombre que adoras. Torció tu mente desde el momento en que eras un bebé, para poder cubrir sus propias acciones, tal vez su propia culpa. Te configuró, como a tu madre, su hermano. Él puso a tu madre, aquí en Nueva York, y otra vez en Chicago. Porque quería dinero rápido. Porque él quería que ella haga el trabajo. Porque él era y es un cobarde. -

– Eres una puta mentirosa.- Escupió en ella, con esa sonrisa viciosa.

– ¿Por qué iba a mentir? Tú te preguntarás con el tiempo. ¿Vance Pauley? Es un usuario. -

– Usted no sabe una mierda.-

– Más de lo que puedas imaginar-, dijo, pensando en los primeros ocho años de su vida. -La razón por la que estoy diciéndote esto es porque en algún momento de las largas décadas, el tiempo que estarás en esa jaula de concreto, vas a pensar en ello. Vas a pensar, y te preguntarás, y tal vez te darás cuenta de la verdad. Realmente espero que te des cuenta de la verdad. Porque te hará sufrir. Tu padre mató a tu madre. -

– Eres una mentirosa.-

Ella se limitó a menear la cabeza. -No gano nada con mentirte. He cerrado este caso, y está terminado. Tú tendrás mucho tiempo para pensar en eso.-Se volvió hacia la puerta, asintió con la cabeza a la par de los uniformados que entraron. -Lleven a esta mierda sin valor de regreso a su jaula. -

Eve se quedó donde estaba, se llevó las manos a la cara. Se la frotó duramente como si fuera a depurar una película de recuerdos feos.

Se volvió hacia MacMasters cuando abrió la puerta. -Siento que haya tenido que escuchar eso.-

– No sé. Ella era mía, y yo necesitaba saber… todo. Lo necesitaba saber. Vas por el padre ahora. -

– Sí, voy.-

Él asintió con la cabeza. -Esto es suficiente para mí, tiene que ser. Estoy teniendo un permiso. Mi esposa y yo necesitamos tiempo. Ella me pidió que le pidiera disculpas. -

– No hay necesidad.-

Su rostro era insoportablemente triste, insoportablemente cansado. -No, para ella. Le ruego que las acepte. -

– Entonces lo hago.-

Él asintió de nuevo. -Adiós, teniente.

– Adiós, capitán.

Ella hizo una copia de la grabación, reunió a sus archivos. Cuando entró en su oficina, Roarke se apartó de la ventana.

– Esto se está volviendo un hábito. No sabía que estuvieras aquí. -

– No he estado aquí mucho tiempo. Solo el suficiente para haber escuchado lo último de eso. -Vino a ella, le acarició la mejilla. -Es difícil para ti. Feo oírlo, ir paso a paso en lo que le hizo a esa chica, y a la joven. -

– No va a ser lo peor. Siempre hay algo peor. -Por un momento sintió en su interior lo que había visto en los ojos de MacMasters. Una tristeza insoportable. Un cansancio insoportable. -Algo así, como él. Te hace darte cuenta de que nunca hay un límite para la crueldad. -

– ¿Dallas?- Peabody vaciló en la puerta. -Sólo quería decirte que me gustaría escribir esto. Mira, estaba en observación como lo solicitaste, y va a redactar sus conclusiones. -

– Bien. No te preocupes por el papeleo. Vete. Tengo algunas cosas que debo tratar. Hazme un favor y ve a cuidar de la cosa de Louise. Lo que queda del ensayo, el resto de ella. -

– Podemos llegar tarde. Ella lo entenderá. -

– Sí, lo hará. Pero no tiene sentido. Ve. Si tú te ocupas yo no me sentiré culpable por haber llegado tarde. -

– Está bien. Será bueno sacudirme esto, simplemente dejar todo esto fuera y hacer algo… brillante. -

– Sí. Voy a estar una hora o dos más. -Ella dejó escapar un largo suspiro cuando el eco de los pasos de Peabody se alejó. -Brillante. No estoy de humor para estar brillante. Ordenador, mostrar el mapa de Manhattan, Lower West. -

– ¿Por qué?-, Preguntó Roarke cuando el ordenador empezó a trabajar.

– No escuchaste todo. Él me dio al viejo. Me dio conspiración para asesinar, conspiración para intentarlo. No estoy seguro de que se diera cuenta. Él no me dio el nido. No directamente. Pero él dijo que él caminaba a su casa. Después de que él matara a Karlene, él caminó a su casa. -

Se frotó las rocas de tensión en la parte posterior de su cuello. -Y el café. La go-taza. Los Cafeterías Hotz están por todo el lugar. Pero pensando, no caminaba de un lado de la isla a la otra, cogió el café entre su nido y la escena. Probablemente, más cerca de su nido. Y el nido va a estar a una distancia razonable para caminar desde la galería-.

Roarke se puso detrás de ella, le dio al cuello y los hombros un buen masaje, duro. -Entonces te van a gustar los datos que te traje. -

– ¿Qué datos?-

– Del el sistema de seguridad. No, trata de relajarte por maldito minuto-, ordenó. -Vamos a aflojar un par de estas rocas de aquí. He estado corriendo varias corrientes de datos al respecto, añadiendo algo que al equipo de investigación de Nadine se le ocurrió. Y lo refiné a cerca de una docena de clientes más, suponiendo que te gustaría ver algunos-.

– Eso es bueno. Excelente. Los datos -, añadió. -El problema del hombro no es tan malo tampoco.-

– Sólo hago mi trabajo. Así, ahora está un poco mejor. -Dando un paso atrás, sacó su PPC. -Si añadimos el elemento geográfico a los datos que tengo… No tenemos una docena, sino… uno.-

Sus ojos se iluminaron con un propósito. -Dame eso-.

– Este es mi trabajo, también.- Lo sostuvo fuera de su alcance. -Una empresa Peredyne en el West Village.-