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EPÍLOGO

LA HABITACIÓN OLÍA COMO UN JARDÍN Y SONABA como una bandada de pájaros, -posiblemente carboneros-que acababa de posarse. ¿Por qué, se preguntó, las mujeres a menudo suenan como aves canoras cuando se reúnen para uno de sus ritos?

Se sentó, porque ella había dicho que era su trabajo sentarse, en lo que Peabody había llamado alegremente la Suite Nupcial, mientras que Trina untaba -Dios sabía que- en toda su cara.

– Deje de retorcerse.- Trina, con el pelo como un laberinto desconcertante de trenzas y vueltas en un rojo chillón, la mantenía untada.

– ¿Cuando, por todo lo que es santo, vas a parar?-

– Cuando haya terminado. Este producto va a ayudar a disminuir los moretones y a cubrirlos. Usted podría haber por lo menos tratado de no recibir un golpe justo en la cara, antes de la boda. -

– Oh sí, tenía que haberme esforzado más en no quedar atrapada en una estampida humana ya que un ojo negro no va con mi vestido-.

– Lo que estoy diciendo-, coincidió Trina. -No es tan malo. Conseguimos mejorar mucho ayer por la noche cuando finalmente lleguó aquí. -

– ¿Podrías sacarte de mi culo? Puse dos temibles asesinos tras las rejas-.

– Voy a agregarlo a su cuadro de honor-, dijo Trina y chasqueó las encías.

Peabody, con el pelo rizado y esponjoso, con el rostro de mandíbula cuadrada pulido y pintado, se asomó por encima del hombro de Trina. -Difícilmente se puede ver. Además, hace que su piel esté húmeda. -

– Espera hasta que agregue la base.-

– ¿Más? Ya tengo una pulgada encima. ¿Por qué no puedo…

– Deja de quejarte ¿Por qué no traes un poco de champán-, sugirió Trina. -Esto puede disfrutarlo cuando empiece con Louise.- Ella dio a Eve una sonrisa difícil. -Ella no necesita tanto trabajo.-

– Claro-. Peabody se alejó con su vaporoso vestido azul y los pies descalzos.

Mavis, con una mini ceñida, casi tan roja como el pelo de Trina se subió la cremallera de sus sandalias balanceándose sobre los tacones con forma de corazón abierto. -Mira Dallas. ¿Es este el día más total de siempre? Aquí, ten a Bellamina un minuto. Quiero conseguir burbujas para la novia. -

Y diciendo esto, dejó caer a su hija de seis meses en el regazo de Eva. -Hey, Mavis, no…

Pero ya era demasiado tarde, Eve tuvo a un bebé gordito todo de encaje color rosa espumoso. Los rizos rubios con cintas rosadas bailaban cuando Bella rebotó. Ella dijo, -Gah-, y sonrió.

– Está bien. Dios. Muy bien. ¿Por qué estás siempre sonriendo? -Eve exigió. -¿Qué sabes tú?-

Bella chilló, dio una especie de empuje y enderezó las piernas hasta que ella estuvo de pie, chillando y moviéndose con una mirada demencial en sus ojos como hielo, el pánico se estrelló contra el estómago de Eva. -¿Qué está haciendo? Por el amor de Dios, que alguien haga algo. -

– No hace más que probar sus piernas.- Eficiente, Peabody le arrebató el bebé riente, equilibrando a Bella en su cadera, entonces le pasó a Eve una copa de champán.

Eva bebió la mitad de ella en un solo trago.

El fiscal Cher Reo campante, elegante y fresca de color lavanda pálido. -Todo se ve increíble! Las flores, las velas, el…

– ¿Estás segura?- Exigió Louise desde la silla mientras Trina se quejaba y cepillaba. -Siento que debo saltar abajo y simplemente asegurarme de que todo esté en su lugar.-

– Créeme. Es como un cuento de hadas. Oh Dios, sí -, dijo cuando Mavis se escabulló con otra copa de champán. -Yo quería llegar, informarte del estado, Dallas. Darrin Pauley, en contra del consejo de un abogado, renuncia a un juicio. El abogado está tratando de tirar de que él es mentalmente incapaz, pero no va a volar. Esto es según Mira. Él entiende la diferencia entre el bien y el mal, es legalmente competente para tomar decisiones. Él sólo no da un culo de una rata. Eso es parafraseando a Mira. Ellos no tienen una oración. El está entrando, y quedándose allí-

– Eso exige otra copa. ¿Vance Pauley? -

– Quiere una prueba. Rechazó una oferta de veinticinco por cada cargo de conspiración, consecutivamente. Que se agrega al tiempo por fraude, y soborno. -

– ¿Por qué diablos le hiciste una oferta?-

– Dallas, setenta y cinco años y más lo ponen para el resto de su vida. Él lo sabe, y lo juega. Él va a perder. Los buenos ganaron. Así que. -Ella levantó su vaso. -Oh, Nadine está en camino. Ella acaba de terminar una actualización en vivo sobre las detenciones. Nosotros -Trina, ¿qué tipo de sombra de ojos es esa? Es magnífico! -

Ley y orden olvidados por mejoras, Reo se acercó más para ver a Trina transformar a la novia.

Las mujeres entraron, salieron en lo que a Eve le pareció una mancha de color de verano. Ella luchó por sentarse estoicamente mientras se transformaba. Pintada, pulida, y esponjada. Ella sólo podía sentir alivio cuando pudo escapar de las manos de Trina, haciendo caso omiso de la capa de protección, la bata, y la ropa.

– Te ves mag-, dijo Peabody y rozó sus dedos sobre las delgadas capas de tejido del vestido de Eve. -Es como la luz del sol, el color. Luz del sol de verano. -

– Mi osito Huggie es un genio-, proclamó Mavis. -Estoy cuidando la mano por la limpieza, tengo tú brillante-.

– Realmente brilla.- Peabody silbó ante el colgante largo de diamantes que Eve colocó en sus orejas.

– El hielo realmente destaca con el vestido. Colgante, pulseras-, continuó Mavis.

– Yo no necesito todo eso.-

– Confía en Leonardo. Funciona al mirar. Descúbrelo por ti misma. -Mavis hizo un círculo con el dedo para que Eve se volviera a mirar en el espejo largo.

– Hmmm.- El vestido era más femenino que lo usual, con todas las capas brillantes hacia abajo, pero ella tuvo que admitir que no era molesto. Y los diamantes, claros y limpios, probablemente agregaban algo. -Muy bien. Bueno. -

– Total-, corrigió Mavis.

– Hay que ayudar a Louise con el vestido ahora-, le dijo Peabody.

– ¿Por qué? Ella es una niña grande. Ella probablemente se ha estado vistiendo durante años -.

– Es una tradición.-

Eve puso los ojos. -Está bien, está bien.- Ella caminó hacia donde estaba Louise vestida con la bata. E inclinó las cejas ante el corsé de volantes blancos y ligas de color azul. -Eso requiere una declaración.-

– Más tarde. Ahora tu trabajo es hacer que ajuste perfectamente el vestido. -Ella hizo una mueca. -Debe estar perfecto otra vez.-

– Bueno, vamos a ver.- Eve comenzó a quitar el vestido de su percha. -Hombre, hay mucho de él. No me extraña que no puedas hacerlo tú misma.-

– Oh Dios. Me estoy poniendo mi vestido de novia. -

Eve la miró bruscamente. -No empieces con fugas! Vas a hacerte algo en la cara, a continuación, Trina se pondrá en marcha otra vez. -

– Estoy impermeabilizada.- Le dio la espalda para que Eve pudiera sujetar la parte trasera del vestido.

– Pendientes de tu abuela.- Peabody entregó a Louise las gotas de perla delicadas. -Algo viejo-.

– Nuevo, el vestido, azul, la liga.- Louise se puso los pendientes. -Y el collar que Leonardo tomó de la caja de tesoros de Dallas para algo prestado.- Ella miró a Eve antes de que Peabody, la ayudara a sujetarlo. -Gracias.-

– No hay problema. Casi hecho aquí. Un botón más. No, Jesús, tiene que haber dos docenas de botones. -

– No, no te des la vuelta todavía! No mires todavía!- ordenó Peabody. -Tenemos que fijar el velo, entonces puedes mirar.-

– Hazlo tú. Voy a estropear el pelo, entonces, Trina me va a matar. -Y Eve tuvo que admitir, los rizos suaves, eran bastante flojos, y bueno, perfectos, decidió cuando Peabody enganchó el velo con la tiara pequeña y brillante situada en ellos.