– ¡Jesús! -le dijo Kristi al gato, quien se detuvo en seco, a medio camino hacia su cuenco-. ¿Quiénes son estas personas? -Houdini se restregó contra la pared, con los músculos tensos.
Kristi trató de pensar en una forma de sacar el tema de las chicas desaparecidas, pero la conversación no marchaba en esa dirección y ella quiso congraciarse con los tipos raros que se pasaban las noches charlando virtualmente con extraños acerca de sangre, vampiros y otros seres fantásticos. Dejó que fueran los otros quienes llevasen el peso de la conversación, todo ello mientras intentaba descubrir algo, alguna pequeña pista sobre cultos de vampiros en el campus, o alguna conexión con las chicas que habían desaparecido. Uno de los últimos en llegar a la conversación mostraba el nombre de «DrDoNoGood», [5] y había algo acerca de sus preguntas, algo con un matiz de familiaridad que la inquietaba.
¿Conocía a aquel tipo?
¿O era una mujer?
¿Era un doctor en medicina? ¿Uno frustrado? ¿Un doctor en filosofía? ¿Un fanático de James Bond o de Ian Fleming ya que su nombre podría ser un juego de palabras con el Dr. No?
Realizó otra pregunta y Kristi se quedó helada. Había visto aquella misma pregunta antes en sus apuntes de clase con el doctor Grotto.
¿Podría ser «DrDoNoGood» un alias cibernético del doctor Dominic Grotto?
Su mente se aceleró. ¿Cuál era el significado de su nombre? ¿Acaso estaba cayendo en conclusiones precipitadas en mitad de la noche? ¿O acaso…?
Su pulso dio un brinco cuando leyó solamente las letras mayúsculas del nombre en la pantalla. DDNG o DrDNG.
¿No empezaba el segundo nombre de Grotto por «N»? ¿O estaba nuevamente forzando una conexión? ¿Creando algo de la nada? ¿No había visto el nombre de Grotto en alguna otra parte? ¿En algo que había recibido del colegio?
Con su atención dividida entre la pantalla del ordenador y las estanterías sobre su escritorio, localizó el cuaderno de profesorado. Estaba muy estropeado y con las esquinas dobladas, pero lo abrió por la sección del personal del colegio All Saints.
– Vamos, vamos -murmuró, apenas capaz de mantenerse en la conversación que discutía el ritual de beber sangre y la sexualidad inherente al acto.
– Puaj. -Se estremeció-. No gracias. -Al pasar las páginas, vio finalmente la foto del doctor Grotto. Vaya, era un tipo guapo. Ojos penetrantes, barbilla robusta, frente elevada y pelo negro. Bajo la fotografía leyó: «Dominic Nicolai Grotto, doctor en Filosofía».
¿Podría ser?
¿«DrDoNoGood» y el doctor Dominic Nicolai eran la misma persona?
No podía demostrarlo, pero sentía una corazonada, el mismo instinto visceral que experimentaba su padre cuando descifraba una pista en el retorcido juego de algún maníaco homicida.
– De tal padre, tal hija -se dijo mientras formulaba una sencilla pregunta sobre la clase.
Se preguntó si existiría alguna manera de desvelar su identidad, alguna forma de desenmascararlo. Puede que pudiera apelar a su vanidad, quejarse de él como profesor y ver lo que pasaba.
Mientras seguía leyendo la conversación, ahora sobre costumbres culturales y sangre humana, sacó sus apuntes de clase. Puede que al citarlo, pudiera obtener una reacción… y si mencionaba algo acerca de que era más un actor que un intelectual, más metido en lo teatral que en lo literario, estaba segura de que no se resistiría a pasarlo por alto. Abrió otra ventana en el programa donde guardaba sus apuntes, pero antes de poder plantear una pregunta relevante, él se desconectó.
– ¿Qué? ¡No! -exclamó, y volvió a abrir los otros foros, esperando que apareciese en algún otro sitio. Pero no estaba en ningún lugar que pudiese encontrar. Si había entrado en otro ciberchat, era en uno que ella no había localizado-. ¡Qué mala suerte! -Lanzó a un lado el cuaderno de profesorado y ya estaba a punto de cerrar las ventanas cuando vio una extraña pregunta en la sala recientemente abandonada por «DrDoNoGood».
«Deathmaster7» preguntó: «¿Lleváis un vial?»
Kristi se quedó helada.
Tres personas respondieron con un «sí», mientras que uno, «Carnívorol8», respondió con un signo de interrogación. Obviamente, «Carni» tampoco lo entendía. Una persona no respondió y dos escribieron que no. Kristi decidió seguir la corriente y respondió «sí».
«Carnívorol8» escribió una línea de signos de interrogación. Obviamente se sentía fuera de lugar.
– Únete al club -dijo Kristi, y se preguntó cuánto podría mantener la conversación. Pero recordó algo; ¿no había mencionado Lucretia que algunas de las chicas que estaban en el culto y en la clase del doctor Grotto llevaban viales de su propia sangre?
«Deathmaster7» preguntó: «¿De quién?»
Kristi se quedó mirando la pantalla; el pulso le latía con fuerza ante la idea de que podría haber dado con la conexión que necesitaba para descubrir más cosas sobre el culto vampírico que supuestamente existía en el campus. Pero debía tener cuidado, no responder demasiado deprisa. ¿Y si se equivocaba? ¿Y si Lucretia le había dado una información incorrecta? Sus dedos se serenaron sobre el teclado; decidió esperar.
El único en responder fue «SoloO»: «Mía. ¿De quién si no?»
Kristi esbozó una sonrisa.
– ¿Qué te parece eso?
Ninguno de los demás participantes respondía, pero Kristi quería mantener aquello con vida. Siguiendo el ejemplo de «SoloO», escribió: «La mía».
Los otros portadores de viales permanecían extrañamente en silencio hasta que también ellos respondieron de acuerdo con la frase de «SoloO». ¿Eran reacios a decir la verdad o, al igual que Kristi, eran mentirosos con su propio objetivo?
Por primera vez desde que se conectó, sintió que estaba llegando a alguna parte y apenas era capaz de contenerse. Se mordió el labio con tanta fuerza que casi se hizo sangre mientras pensaba. Kristi estaba segura de que «SoloO» se refería a la sangre. Así que, ¿quién era él o ella? ¿De qué forma, si era cierto, estaba relacionado con el culto? Kristi trató de imaginar quién podría ser «SoloO». ¿Alguien de la clase del doctor Grotto? ¿Alguien a quien ella veía cada vez que entraba en el aula? ¿Estaba su nombre, al igual que el de Kristi, relacionado con la sangre por el tema del chat? ¿Era la sangre de «SoloO» del tipo cero?
Kristi sintió que la adrenalina se le disparaba y apenas podía quedarse quieta. Sintió la certeza de que aquella persona era una mujer, aunque no sabría decir por qué. Simplemente tenía ese presentimiento. Era casi como un recuerdo.
¿Podía ser que «SoloO» realmente llevase un vial de su propia…? ¡Oh, Dios! Fue entonces cuando Kristi se dio cuenta. ¡Sabía quién era esa persona! Estaba convencida de ello. ¿No había oído hablar de una estudiante del All Saints que respondía con una sola inicial? ¿Solo «O»?
El propio padre de Kristi había mencionado a la chica. Él había interrogado a «O» mientras investigaba un homicidio un par de años atrás. Había sido uno de los casos relacionados con Nuestra Señora de las Virtudes, el hospital mental abandonado que se encontraba a unos pocos kilómetros en las afueras de Nueva Orleans. Una de las víctimas de aquel chiflado en particular había sido una estudiante de aquí, en All Saints.
Los detectives Bentz y Montoya habían conducido hasta Baton Rouge, donde interrogaron a estudiantes, familiares y personal. Uno de ellos había sido una chica que llevaba un vial de su propia sangre alrededor del cuello.
Sintiéndose casi mareada por la revelación, Kristi cerró sus brazos alrededor de su cabeza y oyó como le crujía la espalda, pero aun así se mantuvo pegada a la conversación sobre el monitor. Su mente retrocedía al recordar la conversación que había tenido lugar en el cuarto de estar de su padre. Entonces ella no estaba viviendo con él, pero había ido de visita. Olivia no estaba en casa, pero Bentz y Montoya habían estado discutiendo el caso, y Montoya mencionó algo sobre «la extraña chica gótica» que portaba su propia sangre. Ella no había querido que la llamasen por su nombre, Ophelia. Les dijo a los detectives que la llamasen «O», o «Solo O».