Butch miró la copa. Una horrible sospecha llevó sus ojos de la bebida a su compañero de habitación.
– Jesús… Cristo. ¿V, qué…qué hiciste? -Se paró justo cuando el primer espasmo alcanzó su estómago-. Oh, Dios…Vishous.
Corrió a los servicios para vomitar, pero no llegó lejos. Tan pronto como él entró a su cuarto V lo abordó, recostándolo en la cama. Cuando comenzó a tener náuseas, Vishous lo tiró de espaldas y con su mano hizo subir la barbilla de Butch manteniéndole la boca cerrada.
– No luches -dijo V-. Contenlo. Tienes que contenerlo.
La tripa de Butch era un campo de batalla, se ahogaba en la mierda que se alzaba por su garganta. Pánico, repulsión, incapaz de respirar, empujó contra el cuerpo pesado que se sentaba a horcajadas sobre él y logró golpear a Vishous alejándolo. Pero antes de que pudiera escaparse, V lo agarró y forzó su mandíbula cerrándola otra vez.
– Guarda… esto… traga… -V gimió cuando ellos rodaron en la cama.
Butch sintió que una pierna gruesa atrapaba sus muslos. El movimiento de lucha lo canso. No podía moverse. De todos modos luchaba.
Los espasmos y la náusea se intensificaron hasta que pensó que sus ojos iban a reventar. Entonces hubo una explosión en su intestino, y las chispas comenzaron a fluir por todas partes de su cuerpo… chispas que se encendieron con un hormigueo… ahora un zumbido. Paró la lucha cuando las sensaciones ya eran parte de él.
El agarre de V se atenuó y quitó su mano, aunque mantenía un brazo alrededor del pecho de Butch.
– Está bien… Sólo respira. Despacio.
El zumbido se elevaba ahora, convirtiéndose en algo como el sexo, pero no realmente… No, definitivamente no era nada erótico, pero su cuerpo no sabía la diferencia. Se endureció, la erección empujaba contra sus pantalones, su cuerpo de repente rabiaba por el calor. Se arqueó, con un gemido que salía de su boca.
– Así es -dijo V en su oído-. No luches. Déjate llevar.
Las caderas de Butch giraron por propio acuerdo, y gimió otra vez. Estaba caliente como el centro del sol, su piel hipersensible, su visión débil… y luego el rugido dentro de él corría hasta su corazón. De un salto todas sus venas se encendieron como si tuvieran gasolina en ellas, su interior se convirtió en una red de fuego, poniéndose más y más caliente. El sudor lo vació cuando su cuerpo giró y se sacudió, y él volvió su cabeza contra el hombro de Vishous. Salieron graznidos de su boca.
– Yo… voy… a morir.
La voz de V estaba con él, viéndolo.
– Vas a sobrevivir, amigo. Sigue respirando. Esto no va a durar mucho tiempo.
Sólo cuando Butch pensó que no podría manejar más este infierno, un orgasmo de dieciocho-wheelers lo alcanzó. Cuando la cumbre de su pene salió volando, Vishous lo sostuvo por las convulsiones, hablando en la Vieja Lengua. Y luego había terminado. La tormenta pasó.
Jadeando, débil, Butch se estremeció, mientras, V lo cubría con una manta.
– Por qué… -Butch dijo como borracho-. ¿Por qué, V?
La cara de Vishous apareció delante. Los ojos de diamante del Hermano brillaron…hasta que, de repente, el izquierdo era todo negro, la pupila que se ampliaba hasta el iris y la parte blanca se hicieron un agujero infinito.
– El por qué… no lo sé. Pero vi que debías beber de mí. Era esto o morías. -V extendió la mano y alisó el pelo de Butch-. Duerme. Ya que sobreviviste, te sentirás mejor para el anochecer.
– ¿Esto podría… matarme? -Bien, mierda, sí. Había asumido que iba a morir.
– Yo no te lo habría dado si yo no hubiera estado seguro que estarías bien. Ahora cierra los ojos. ¿Déjate ir, correcto? -Vishous se dirigió a la puerta, pero se detuvo en la entrada.
Cuando el Hermano miró hacia atrás, Butch sintió una rara sensación… una obligación que fluía entre ellos, algo más tangible que el aire entre sus cuerpos. Forjado en el calor de lo que acababa de pasar, profundamente como la sangre en sus venas… una unión, una conexión milagrosa.
Mi hermano, pensó Butch.
– No voy a dejar que algo te pase, policía.
Y Butch sabía que era absolutamente cierto, aunque realmente no apreciara ser atacado en sus puntos flacos. Si hubiera sabido lo que había en esa copa de cristal, nunca habría tragado la mierda, por ningún motivo.
– ¿Qué me hace esto? -preguntó suavemente.
– Nada que no fueras antes. Todavía eres sólo un humano.
Butch suspiró con alivio.
– Escucha, amigo, hazme un favor. Adviérteme antes de que me hagas un truco así. Prefiero elegir. – Entonces sonrió un poco-. Y todavía no pasamos de moda.
V se rió en un estallido corto.
– Duerme novato. Puedes darme una patada en mi trasero más tarde.
– Lo haré.
Cuando el Hermano de amplio trasero desapareció bajo su saludo. Butch cerró los ojos.
Todavía sólo… humano. Sólo… un… humano.
El sueño lo reclamó como un premio.
CAPÍTULO 48
La tarde siguiente Zsadist se colocó un par de pantalones de cuero. Estaba tieso, pero se sentía increíblemente fuerte, sabia que era la sangre de Bella que todavía lo alimentaba, dándole poder, convirtiéndolo en un hombre sano.
Limpió su garganta cuando abrochó el botón, tratando de no llorar por ella como un marica.
– Gracias por traérmelos, policía.
Butch saludó con la cabeza.
– No hay problema. ¿Estas tratando de ir a casa? Porque puedo llevarte en la Escalade.
Z dio un tirón sobre su cabeza, a su cuello de cisne negro; empujando sus pies dentro de las botas, se paró.
– ¿Z? ¿Z, tío?
Revisó al policía. Parpadeó algunas veces.
– ¿Lo siento, qué?
– ¿Quieres irte conmigo?
Z enfocó la mirada en Butch por primera vez aunque el macho había entrado en el cuarto hacía diez minutos. Estuvo a punto de contestar la pregunta del humano cuando sus instintos se encendieron. Golpearon su cabeza, olió un poco. Contemplo al hombre. Que joder…?
– Policía, ¿dónde has estado desde la última vez que te vi?
– En ninguna parte.
– Hueles diferente.
Butch se sonrojó.
– Nueva loción para después de afeitar.
– No. No, eso no es…
– ¿Entonces quieres irte de paseo conmigo? -Los ojos avellana de Butch se endurecieron, no le iba a dar una sola pulgada de ventaja sobre la cuestión.
Z se encogió de hombros.
– Bien, sí. Y ve por Phury. Ambos iremos contigo.
Quince minutos más tarde partían de la clínica. En el camino a la casa grande Z estaba sentado atrás en el Escalade y contemplaba el paisaje de invierno. Nevaba otra vez, los copos rayaban horizontalmente cuando la SUV se apresuró por la Ruta 22. Podía oír, en los asientos delanteros, a Phury y la conversación en tonos bajos de Butch, pero parecían lejanos, muy lejanos. Realmente, todo el camino se sintió… desenfocado, fuera de contexto…
– Hogar dulce hogar, señores -dijo Butch cuando entraron al patio del complejo.
Jesús. ¿Ya habían llegado?
Los tres se dirigieron a la mansión, la nieve fresca chillaba bajo sus botas. Tan pronto como estuvieron en el vestíbulo las hembras de la casa corrieron hacia ellos. O mejor dicho, hacia Phury. Mary y Beth lanzaron sus brazos alrededor del Hermano, sus voces fueron un encantador coro de bienvenida.
Cuando Phury envolvió a las hembras en sus brazos, Z retrocedió a las sombras. Miró discretamente, preguntándose que sentiría al estar en aquel nudo de miembros, deseando que también hubiera una bienvenida a casa para él.
Hubo una pausa incómoda, tanto Mary como Beth lanzaron un vistazo sobre el brazo de Phury. Las hembras rápidamente miraron hacia lo lejos, evitando sus ojos.
– Bien, Wrath está arriba -dijo Beth-, esperándolos con los Hermanos.