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– ¿Qué?

– ¿No vas a dejarme atenderte durante tu enfermedad?

Ella pensó en cómo de duro había sido verlo con dolor y no ser capaz de no herirlo al marcharse.

– ¿Por qué querrías hacerlo? -Susurró ella.

La boca de Rhage se quedó laxa, como si lo hubiera golpeado.

Salió disparado de la cama. -Sí, jódete, Mary.

Él se puso un par de pantalones de cuero y sacó una camisa del aparador.

– Prepara la maleta, cariño. No tendrás que aguantar más a este perro callejero. -Empujó sus brazos en las mangas de la camisa y se la pasó por la cabeza. – Conseguiré que V ponga el sistema en tu casa cuanto antes. No debería costarle mucho tiempo y hasta que lo haya hecho, puedes dormir en otro sitio. Una nueva habitación que te enseñará el doggen.

Ella saltó del colchón, pero ante de poder alcanzarlo, él la miró duramente, parándola mortalmente.

– Sabes, Mary, me merezco esto. De verdad. He hecho lo mismo de siempre, solo me he alejado sin dar una mierda. -Abrió la puerta. -Aunque las mujeres que me tiré tuvieron suerte. Al menos ellas nunca me recordarán. Y hombre, yo mataría por olvidarte ahora mismo, de verdad que lo haría.

No azotó la puerta. Solo la cerró con firmeza.

Capítulo 32

O se inclinó sobre el hombre civil y apretó el tornillo de sujeción. Había secuestrado al vampiro en el callejón al lado del Screamer, y hasta ahora el centro de persuasión recién erigido funcionaba perfectamente. Él también hacía progresos con el cautivo. Resultando que el tipo tenía una conexión tangencial con la Hermandad.

En circunstancias normales, O debería haberse puesto tan duro como hubiera podido llegar. En cambio, cuando miró las frías y vidriosas sacudidas del vampiro, perdiendo la visión, se vio con Omega. Bajo aquel pesado cuerpo. Impotente. Fuera de control. Con dolor.

Los recuerdos le obstruyeron los pulmones con un temor parecido a una ciénaga hasta que tuvo que apartar la mirada. Cuando el vampiro gimió, O se sentía como si fuera un gatito.

Cristo, tenía que conseguir su mierda conjuntamente.

O se aclaró la garganta. Tomando aire. – ¿Y, ah…como es que tu hermana conoce la Hermandad?

– Ella…tiene sexo…con ellos.

– ¿Dónde?

– No lo sé.

– Vas a tener que hacerlo mejor.- O lo presionó un poco más.

El civil gritó y sus salvajes ojos pasearon alrededor del oscuro interior del centro. Él casi lograba superarlo otra vez, entonces O aflojó la abrazadera.

– ¿Dónde se encuentran ellos?

– Caith va a todos los bares. – El hombre tosió débilmente. -Zero Sum. Screamer. Ella estuvo anoche en el One Eye.

– ¿One Eye? -Raro. Eso estaba en medio del campo.

– ¿Por favor puedo irme ahora a casa? Mis padres van a llegar…

– Estoy seguro de que están preocupados. Y deberían estarlo. – O negó con la cabeza. -No puedo dejarte marchar. No aún.

En absoluto, pero el vampiro no tenía por qué saber eso.

O volvió a aplicar presión sobre el tornillo de sujeción. -Ahora dime otra vez ¿cómo se llama tu hermana?

– Caith.

– ¿Y a cual de los hermanos jode?

– Se con seguridad…el de la perilla. Vishous. Le gusta el guerrero rubio…pero él no está por ella.

¿El hermano rubio con la bestia? -¿Cuando fue la última vez que vio al rubio?

Unos sonidos por la escalera les llegaron.

– ¿Qué ha sido? No puedo oírte.

El hombre luchó por hablar, pero de repente su cuerpo se tensó y su boca se abrió como si se asfixiara.

– Oh, vamos. -Refunfuñó O. -Esto no hace tanto daño.

Mierda, esta presión era solo material del jardín de infancia; aún no se habían acercado a nada mortal aún. De todos modos diez minutos más tarde el vampiro estaba muerto y O estaba de pie delante del cuerpo preguntándose que había pasado.

La puerta del centro de persuasión se abrió y U entró. -¿Qué hacemos esta noche?

– Este civil estiró la pierna, pero maldita sea si se porqué. Yo solo había empezado.

O soltó la presión de la mano del vampiro y tiró la cosa donde estaban los otros instrumentos. Cuando miró el paquete de piel sin vida sobre la mesa, se encontró de repente terriblemente mareado.

– Si le rompiste un hueso, tal vez produjo un coágulo.

– ¿Qué…huh? Oh, sí. Pero espere, ¿solo fue un dedo? Un hueso con músculo, podría ser, pero estaba trabajando con su mano.

– No importa. Uno puede saltar de cualquier parte. ¿Si esto le llega a los pulmones y se aloja? Se acabó el juego.

– Jadeaba para poder respirar.

– Probablemente es lo que pasó.

– Un momento inoportuno. Su hermana jode con los hermanos, pero no se mucho sobre ello.

– ¿La dirección de su casa?

– No. Al idiota le habían robado la cartera antes de que lo encontrara. Había bebido y lo habían vapuleado en un callejón. Aunque nombró algunos lugares sociales. Los clubs sociales habituales, pero también un bar campestre, One Eye.

U frunció el ceño mientras sacaba su arma y comprobaba la cámara. -¿Está seguro de que no hablaba solo para que parara? El One Eye está lejos de aquí y los hermanos bastardos son habitantes de ciudad ¿verdad? Creo, que dónde los encontraremos.

– Esto será si nos permiten encontrarlos. Sólo Dios sabe dónde viven. – O dirigió la cabeza hacia el cuerpo. -Caray, él dijo algo antes de morir. No entendí las palabras.

– Esa lengua suya es una perra. Desearía que tuviéramos un traductor.

– No bromee.

U miró a su alrededor.- ¿Qué tal se trabaja en este lugar?

Lo que sea, pensó O.

– Perfecto. -Dijo él. -Lo tuve en uno de los agujeros un ratito, esperándolo venir. Los sistemas de trabajo están bien. – O lanzó el brazo del vampiro sobre su pecho y tocó la superficie de acero inoxidable donde estaba el cuerpo. – Y esta mesa es un don del cielo. El agujero del desagüe, las cadenas.

– Sí, pensé que esto le gustaría. Lo robé de una morgue.

– Hermoso.

U caminó hacia el armario a prueba de fuego donde solían guardar las municiones. -¿Le importa si tomo unos tiros?

– Están para lo que están.

U sacó una caja clasificada con una cartulina que ponía Remington. Cuando rellenó sus clips, le dijo. -Entonces, ayer escuché que el Sr. X le ha puesto a cargo de este lugar.

– Me dio la llave, sí.

– Bien. Esto estará controlado correctamente.

Desde luego, había una condición para el privilegio. El Sr. X había requerido que O se moviera, pero la recolocación realmente tenía una razón. Si ellos iban a mantener a los vampiros durante días, alguien tenía que supervisar a los cautivos.

O apoyó su cadera contra la mesa. -El Sr. X anunciará una nueva orientación para los Primes. Dentro de cada escuadrilla se formarán parejas, y yo seré el primero en escoger. Le quiero.

U sonrió cuando cerró la caja de las balas. -Yo era trampero en Canadá ¿lo sabía? Hace dieciocho o veinte años. Me gusta el campo. Atrapando cosas.

O asintió con la cabeza, pensando en que antes de perder su viaje, él y U habían padecido ambos un infierno.

– ¿Entonces es verdad todo eso sobre usted y X? -Preguntó U.

– ¿Qué es verdad?

– ¿Que tuvo un reciente encuentro con Omega? -Cuando los ojos de O parpadearon ante el nombre, U recogió la acción y a Dios gracias lo leyó mal. -Mierda santa, realmente lo vio. ¿Va a ser el segundo al mando después de X? ¿Allí es a donde todo esto conduce?

O tragó a pesar del giro repugnante en su intestino. -Usted tendrá que preguntarle al sensei.

– Si, claro. Realmente voy a hacerlo. Aunque no se por que tiene que mantenerlo en secreto.

Como O no sabía más de lo que sabía el otro lesser, no tenía ninguna opción.

Jesús. Hace un ratito, la idea de ser el segundo en el Fore-lesser lo abría puesto eufórico.