– Mary, necesitamos apartarte de su camino. -El tono de V era un horrible Vamos se razonable que los hombres sacaban en un accidente de tráfico.
– Esto no me hará daño, pero está a punto de desgarraros a los dos. ¡Retiraros!
Nadie la escuchaba.
– Dios, prescinda de mí de los héroes. -Refunfuñó ella. -! Retroceded joder!
Esto consiguió su atención. Los dos hermanos dejaron de moverse. Y la bestia se volvió sobre su hombro.
– Hey. -Murmuró ella, saliendo de detrás del arbusto. -Soy yo, Mary.
La gran cabeza del dragón se sacudió de arriba abajo, moviendo su negra melena. El masivo cuerpo balanceándose un poco hacia ella.
La bestia era hermosa, pensó ella. Hermosa como lo era una cobra, su fealdad ensombrecida por la gracia, cambiando de movimientos y una inteligencia predadora que tenías que respetar.
– Eres realmente enorme ¿lo sabías? – Ella mantuvo la voz baja mientras se le acercaba despacio, recordando como a Rhage le gustaba que le hablara. -Has hecho un trabajo excelente al protegerme de esos lessers. Gracias.
Cuando estuvo al lado de la bestia, las mandíbulas abiertas y el cielo de sus ojos sobre ella. Bruscamente la cabeza se bajó, como si buscara que lo tocara. Ella extendió la mano, acariciando las lisas escamas, sintiendo el gran límite de resistencia a la tracción en el grosor de su cuello y de su hombro.
– Asustas como el infierno, realmente. Pero te sientes agradable. No pensé que tu piel sería tan suave o caliente.
Aquellos ojos blancos parpadearon hacia la izquierda y se estrecharon, sus labios enroscándose en un gruñido.
– Dime que no se acerca nadie más. -Dijo ella sin variar su tono o darse la vuelta. Mantuvo sus ojos fijos sobre aquella enorme cara.
– Butch, échate hacia atrás, hombre. -Refunfuñó V. -Ella lo calma.
La bestia produjo un gruñido bajo con sus garganta.
– Hey, ahora, no te molestes con ellos. -Dijo ella. – No nos van a hacer nada a ninguno de los dos. Además ¿no has tenido suficiente esta noche?
La criatura tomó una gran respiración.
– Sí, lo has hecho. -Murmuró ella, acariciándole la melena. Los pesados músculos eran como grandes sogas bajo la piel. No había nada de grasa, nada más que poder.
Esto miró a los vampiros otra vez.
– No, ellos no te harán nada y no tengo que preocuparme. Solo estás aquí de pie conmigo…
Sin advertencia, la bestia se giró y la golpeó al piso con la cola. Saltó por el aire hacia su casa, estrellando su tórax contra una ventana.
Un lesser fue sacado a la noche y el rugido de la bestia por el ultraje fue cortado mientras metía al asesino entre sus mandíbulas.
Mary se hizo una pelota, protegiéndose de las lengüetas de la cola. Ella se cubrió los oídos y cerró los ojos, cortando los jugosos sonidos y la visión de la horrible matanza.
Momentos más tarde ella sintió que le estaban dando un codazo. La bestia la empujaba con su nariz.
Ella se giró y alzó la vista hacia los blancos ojos. -Estoy bien. Pero vamos a tener que trabajar en tus modales de mesa.
La bestia ronroneó y se estiró sobre el suelo al lado de ella, descansando la cabeza sobre las patas delanteras. Hubo un brillante destello de luz y luego Rhage apareció en la misma posición. Cubierto de sangre negra, temblando de frío.
Ella se quitó el abrigo mientras los hermanos corrían hacia ellos. Cada uno de los hombres se quitó su chaqueta y también las pusieron sobre Rhage.
– ¿Mary? – Susurró él.
– Estoy aquí mismo. Todos estamos bien. Los dos me habéis salvado.
Capítulo 47
Butch no se lo hubiera creído si no lo hubiera visto por sí mismo. Mary había convertido a aquella bestia furiosa en un animal doméstico.
Jesús, aquella mujer conocía el camino para llegar hasta él. Y coraje, también. Después de ver aquel repugnante trabajo mirando como se comía a aquellos asesinos ante ella, se había colocado delante de la maldita cosa y lo había tocado. Él no habría tenido ese tipo de cojones.
Mary levantó la vista del cuerpo de Rhage. -¿Algunos de vosotros vais a ayudarme a meterlo en el coche?
Butch fue directo a coger las piernas de Rhage mientras V y Zsadist lo cogían por los brazos. Lo llevaron hasta el Mercedes y lo introdujeron en el asiento de atrás.
– No puedo llevarlo a casa. -Dijo Mary. -No conozco el camino.
V se dirigió a la puerta del conductor. -Os llevaré chicos. Poli, volveré en veinte.
– Cuídalos. -Murmuró Butch. Cuando se dio la vuelta, Phury y Tohr lo miraban con una expectativa a la que no estaba acostumbrado.
Sin darse cuenta si quiera, volvió a ser el detective de homicidios de la región y asumió el mando.
– Dejadme que os diga lo que se hasta ahora. -Los condujo a los dos hasta la parte posterior de la casa de Mary y señaló unas huellas negras sobre la tierra. -¿Veis estas huellas de quemaduras en el césped? A Bella se la llevó un lesser y traída a campo traviesa desde su casa hasta aquí. Estaba sangrando y cuando el solo salió el rastro de la sangre se quemó y dejó estas huellas sobre el suelo. ¿Y por qué la tuvo que traer a través del prado? Creo que el asesino vino buscando a Mary y de algún modo salió corriendo tras Bella atravesando la propiedad. Bella corrió hacia su casa y él tuvo que volver a traerla, probablemente por que había aparcado aquí el coche. Seguidme, chicos.
Él rodeó la casa y bajó por la calle dónde había un Ford Explorador aparcado en la cuneta.
– Bella fue, para ellos, un error afortunado y regresaron esta noche para terminar el trabajo llevándose a Mary. Quiero que V controle las matrículas de estos coches, ¿de acuerdo? – Butch miró hacia el cielo. Ligeras ráfagas de nieve caían. – Con esta mierda cayendo, la integridad de los escenarios exteriores se desintegra, pero creo que sabemos todo lo que podemos de los exteriores. Dejadme examinar el SUV mientras vosotros, muchachos limpiáis los cuerpos de aquellos lessers. No tengo que deciros que cojáis todo lo que podáis de ellos, carteras, BlacBerrys, móviles. Dádselo todo a V cuando vuelva de manera que se lleve el material al Pit. Y no os metáis en las casas antes de que yo despeje las escenas.
Mientras los hermanos se pusieron al trabajo, Butch examinó el Explorer con un fino peine. Cuando hubo terminado, los vampiros habían terminado con los lessers…
– El Suv está limpio como un silbido, pero este está registrado por un tipo llamado Ustead. – Le dio el carné de identidad a Phury. -Probablemente es una identidad falsa, pero de todos modos uno de vosotros comprobará la dirección. Me dirigiré a casa de Bella para terminar allí.
Tohr miró su reloj. -Comprobaremos a este tal Ustead, luego iremos a hacer nuestros barridos de los civiles. A no ser que necesites ayuda.
– No, es mejor si lo hago solo.
El hermano se paró. -¿Qué sobre la cobertura, poli? Porque los lessers podrían aparecer otra vez. Ninguno de los de aquí se escapó, pero cuando los muchachos no fichen, algunos de sus compinches podrían venir a echar un vistazo.
– Puedo arreglármelas. -Sacó su arma y la comprobó. -Pero gasté mi cargador. ¿Puedo coger otro prestado?
Phury le ofreció una Beretta. -Coge esta y empieza de nuevo.
Y Tohr no se marcharía hasta que Butch aceptara una de las suyas también.
Butch metió un arma en su pistolera, la otra la dejó en su mano y salió corriendo para atravesar el prado. Su cuerpo preparado y musculoso, cubrió la distancia en poco tiempo, apenas sudando. Mientras corría, su mente era aguda como el aire de la noche, pensando en una lista de cosas que tendría que llevar a cabo y teorías de lugares a dónde podían haber llevado a Bella.
Mientras corría de regreso a la granja, observó un destello moviéndose dentro de la casa. Se apoyó contra la pared al lado de la puerta de la ventana rota y le quitó el seguro a la Beretta. Desde dentro de la cocina se escuchaba el sonido de cristal pisado, como las palomitas sobre una estufa. Alguien estaba en los alrededores. Alguien grande.