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18. HABLAN PERO SUS PALABRAS NO SON REGISTRADAS

Es absurdo ver princesas encantadas en todas las muchachas que pasan. ¿Quién te crees que eres, un trovador? El adolescente flaco silbó con admiración. Estábamos en la orilla de la represa y el cielo era muy azul. A lo lejos se veían algunos pescadores y el humo de una chimenea ascendía sobre el bosque. Madera verde, para quemar brujas, dijo el viejo casi sin mover los labios. En fin, hay un montón de chicas bonitas acostadas en este momento con tecnócratas y ejecutivos. A cinco metros de donde me hallaba saltó una trucha. Apagué el cigarrillo y cerré los ojos. Primer plano de muchacha mexicana leyendo. Es rubia, tiene la nariz larga y los labios delgados. Levanta la vista, mira hacia la cámara, sonríe: calles húmedas después de las lluvias de agosto, septiembre, en un DF que ya no existe. Camina por una calle de barrio vestida con abrigo blanco y botas. Con el dedo índice aprieta el botón del ascensor. El ascensor baja, ella abre la puerta, pulsa el número del piso y se mira en el espejo. Sólo un instante. Un hombre de treinta años, sentado en un sillón rojo, la mira entrar. El sujeto es moreno y le sonríe. Hablan pero sus palabras no son registradas en la banda sonora. De todas maneras se deben de decir cosas como qué tal te ha ido, estoy cansada, en la cocina hay una torta de aguacate, gracias, gracias, una cerveza en el refrigerador. Afuera llueve. La habitación es cálida, con muebles mexicanos y alfombras mexicanas. Ambos están estirados en la cama. Leves relámpagos blancos. Abrazados y quietos, parecen niños agotados. Aunque no tienen motivos para estarlo. La cámara los toma en gran picado. Dame toda la información del mundo. Una franja azul parte la ventana en dos mitades. ¿Como un jorobadito azul? El es un cerdo pero sabe mantener la ternura. Es un cerdo, pero la mano que rodea su talle es dulce. El rostro de ella se hunde entre la almohada y el cuello de su amante. La cámara los toma en primer plano: rostros impasibles que de alguna manera, y sin desearlo, te segregan. El autor mira largo rato las mascarillas de yeso, después se cubre la cara. Fundido en negro. Es absurdo pensar que todas las muchachas hermosas salen de allí. Se suceden imágenes vacías: la represa y el bosque, la cabaña con la chimenea encendida, el amante con bata roja, la muchacha que se vuelve y te sonríe. No hay nada diabólico en todo esto. El viento mueve los árboles de los barrios residenciales. ¿Un jorobadito azul en el otro lado del espejo? No lo sé. Una muchacha se aleja arrastrando su moto hasta el fondo de la avenida. De seguir en la misma dirección llegará al mar. Pronto llegará al mar.

19. LITERATURA PARA ENAMORADOS

Me quedé en silencio un momento y luego pregunté si él creía realmente que Roberto Bolaño ayudó al jorobadito sólo porque hacía años había estado enamorado de una mexicana y el jorobadito también era mexicano. Sí, dijo el guitarrista, parece mala literatura para enamorados, pero no encuentro otra explicación, quiero decir que en esa época Bolaño no iba muy sobrado de solidaridad o desesperación, dos buenas razones para ayudar al mexicano. En cambio, de nostalgia…

20. SINOPSIS. EL VIENTO

Sinopsis. El jorobadito en el bosque al lado del camping y las pistas de tenis y el picadero. Agoniza en Barcelona un sudamericano en un dormitorio que apesta. Redes policiales. Tiras que follan con muchachas sin nombre. El escritor inglés habla con el jorobadito en el bosque. Agonía y un sudamericano canalla viajando. Cinco o seis camareros regresan al hotel por una playa solitaria. Comienzos del otoño. El viento levanta arena y los cubre.

21. CUANDO NIÑO

Escenas libres kaputt, tipos de pelo largo otra vez por la playa, pero esta vez puede que esté soñando, árboles, humedad, libros de bolsillo, toboganes al final de los cuales te espera una niña o un amigo o un automóvil negro. Dije espera un movimiento de cuerpos, pelos, brazos tatuados, elegir entre la cárcel o la cirugía plástica, dije no me esperes a mí. El jorobadito recortó algo que parecía un póster en miniatura y nos sonrió desde la rama de un pino. Estaba encaramado sobre un pino, no sé cuánto tiempo llevaba allí arriba. «No puedo registrar las frecuencias velocísimas de la realidad»… «El giro de una muchacha que sin embargo no se mueve, clavada sobre una cama que está clavada sobre el parquet que está clavado, etc.»… «Cuando niño solía soñar algo así

»… «La línea recta es el mar en calma, la curva es el mar con oleaje y la aguda es la tempestad»… «Bueno, supongo que ya poca estética queda en mí»… «nnnnnnn»… «Un barquito»… «nnnnnnnn»… «nnnnnnnn»…

22. EL MAR

Fotos de la playa de Castelldefels… Fotos del camping… El mar contaminado… Mediterráneo, octubre en Cataluña… Solo… El ojo de la Zenith…

Se alternaban. La línea recta me producía calma.

La ondulada me inquietaba, presentía el peligro pero me gustaba la suavidad: subir y bajar. La última línea era la crispación. Me dolía el pene, el vientre, etc.

23. PERFECCIÓN

Hamlet y la Vita Nova, en ambas obras hay una respiración juvenil. La inocencia, dijo el inglés, léase inmadurez. En la pantalla sólo hay risas, risas silenciosas que sorprenden al espectador como si estuviera escuchando su propia agonía. «Cualquiera es capaz de morir» enuncia algo distinto que «Cualquiera muere». Una respiración inmadura en donde aún es dable encontrar asombro, juego, perversión, pureza. «Las palabras están vacías»… «Si quitara de allí esa pistola tal vez podríamos negociar»… El autor escribe estas amenazas cerca de una piscina a principios del mes de octubre, con un promedio de tres horas diarias de sueño. La inocencia, casi como la imagen de Lola Muriel que deseo destruir. (Pero no se puede destruir lo que no se posee.) Un impulso, a costa de los nervios que quedan destrozados en habitaciones baratas, propulsiona la poesía hacia algo que los detectives llaman perfección. Callejón sin salida. Sótano cuya única virtud es su limpieza. Pero quién ha estado aquí sino la Vita Nova y Hamlet. «Escribo en la piscina del camping, en octubre, cada vez hay menos personas y más moscas; a mediados de mes no quedará nadie y los servicios de limpieza desaparecerán; las moscas serán las dueñas de esto hasta finales de mes o algo así.»

24. PASOS EN LA ESCALERA

Nos acercamos con suavidad. Lo que en su memoria se denomina pasado inmediato está amueblado con colchones apenas tocados por la luz. Colchones grises con franjas rojas y azules en algo que parece un pasillo o una sala de espera demasiado alargada. De todas maneras la memoria está inmovilizada en pasado inmediato como un tipo sin rostro en la silla del dentista. Hay casas y avenidas que bajan al mar, ventanas sucias y sombras en los rellanos. Escuchamos que alguien dice «hace mucho fue mediodía», la luz rebota contra el centro de pasado inmediato, algo que no es pantalla ni intenta sugerir imágenes. La memoria dicta con lentitud frases sin sonido. Suponemos que todo esto se ha hecho para que no aturda, una capa de pintura blanca recubre la película del suelo. Huir juntos se transformó hace mucho en vivir juntos y así la fidelidad del gesto quedó suspendida; el brillo de pasado inmediato. ¿Realmente hay sombras en los rellanos?, ¿realmente hubo un jorobadito que escribió poemas felices? (Alguien aplaude.) «Supe que eran ellos cuando oí sus pasos en la escalera»… «Cerré los ojos, la imagen de la pistola no correspondía a la realidad pistola»… «No me molesté en abrirles la puerta»… «Eran las dos de la mañana y entró una rubia que parecía un hombre»… «Sus ojos se fijaron en la luna a través de la cortina»… «Una sonrisa estúpida se dibujó lentamente en su rostro embadurnado de blanco»… «La pistola sólo era una palabra»… «Cierren la puerta, dije»… «Trizadura no es real, es chantaje»…