—Santi —dijo Langdon— es el apellido de Rafael, el gran maestro del Renacimiento.
Vittoria parecía sorprendida.
—¿Rafael? ¿El artista?
—El mismo —dijo él mientras seguía avanzando en dirección al cuartel de la Guardia Suiza.
—Entonces, ¿el sendero comienza en la tumba de Rafael?
—Tiene sentido. Los illuminati solían considerar a los grandes artistas y escultores hermanos honorarios. Quizá escogieron la tumba de Rafael a modo de tributo.
Langdon también sabía que, como sucedía con muchos otros artistas religiosos, se sospechaba que en realidad Rafael era ateo.
Con cuidado, Vittoria volvió a meterle el folio en el bolsillo.
—¿Y dónde está enterrado?
Él respiró profundamente.
—Te lo creas o no, Rafael está enterrado en el Panteón.
Vittoria se mostró escéptica.
—¿El Panteón romano?
—El artista Rafael en el Panteón romano, sí.
Langdon debía admitir que no era el lugar en el que había esperado encontrar el primer indicador. Creía que el primer altar de la ciencia estaría en una iglesia tranquila y apartada, en un lugar más sutil. Y es que, ya en el siglo XVII, el Panteón, con su enorme cúpula agujereada, era uno de los lugares más conocidos de Roma.
—¿Acaso el Panteón es una iglesia? —preguntó Vittoria.
—Es la iglesia católica más antigua de Roma.
Ella negó con la cabeza.
—¿Y crees de verdad que el primer cardenal va a ser asesinado en el Panteón? Pero ¡si es uno de los lugares más visitados de la ciudad!
Él se encogió de hombros.
—Los illuminati han dicho que querían que todo el mundo se enterara. Asesinar allí a un cardenal sin duda conseguiría abrir algunos ojos.
—Pero ¿cómo piensa ese tipo asesinar a alguien en el Panteón y pasar inadvertido? Es imposible.
—¿Tanto como secuestrar a cuatro cardenales en el interior del Vaticano? El poema es preciso al respecto.
—¿Y estás seguro de que Rafael está enterrado en el Panteón?
—He visto su tumba muchas veces.
Vittoria asintió, todavía recelosa.
—¿Qué hora es?
Él consultó su reloj.
—Las siete y media.
—¿Está lejos el Panteón?
—A un kilómetro y medio, más o menos. Tenemos tiempo.
—El poema se refiere a la tumba «terrenal» de Santi. ¿Sabes a qué hace alusión?
Langdon cruzó a toda velocidad el patio del Centinela.
—¿Terrenal? Probablemente no existe un lugar más terrenal en Roma que el Panteón. Debe su nombre a la religión que se practicaba allí, el panteísmo o culto a todos los dioses, especialmente los dioses paganos de la Madre Tierra.
Cuando estudiaba arquitectura, a Langdon le sorprendió descubrir que las dimensiones de la nave central del Panteón eran un tributo a Gaia, la diosa de la Tierra. Las proporciones eran tan exactas que un globo esférico gigante cabría perfectamente en el interior del edificio sin que sobrara un solo milímetro.
—Muy bien —dijo Vittoria, algo más convencida—. ¿Y el agujero del diablo? ¿«Desde la tumba terrenal de Santi y su agujero del diablo»?
De eso Langdon no estaba tan seguro.
—El agujero del diablo debe de hacer referencia al óculo —dijo haciendo una suposición lógica—: la famosa abertura circular en el techo del Panteón.
—Pero es una iglesia —dijo Vittoria a su lado—. ¿Por qué llaman a esa abertura «agujero del diablo»?
Eso mismo se preguntaba él. Nunca había oído antes la expresión «agujero del diablo», aunque le recordaba una famosa crítica contra el Panteón del siglo VI que parecía extrañamente apropiada. Beda el Venerable había escrito que el agujero del techo del Panteón había sido realizado por los demonios que intentaron escapar del edificio cuando éste fue consagrado por Bonifacio IV.
—¿Por qué utilizaron los illuminati el apellido Santi si en realidad se lo conocía como Rafael? —preguntó Vittoria mientras entraban en un patio más pequeño.
—Haces muchas preguntas.
—Mi padre solía decir eso.
—Hay dos posibles razones. Una, la palabra «Rafael» tiene tres sílabas. Habría deshecho el pentámetro yámbico del poema.
—Parece algo forzado.
Él estaba de acuerdo.
—También puede que el motivo fuera hacer la pista más oscura, para que así únicamente los hombres ilustrados reconocieran la referencia a Rafael.
La joven tampoco pareció tragarse eso.
—Estoy segura de que el apellido de Rafael era bien conocido cuando él vivía.
—Curiosamente, no. El reconocimiento del nombre propio era un símbolo de estatus. Rafael evitaba usar su apellido igual que lo hacen las estrellas del pop de hoy en día. Ahí tienes a Madonna, por ejemplo. Nunca utiliza su apellido: Ciccone.
A Vittoria eso le hizo gracia.
—¿Conoces el apellido de Madonna?
Él lamentó el ejemplo. Era sorprendente la cantidad de tonterías que la mente de uno podía almacenar cuando pasaba el día rodeado de jóvenes.
Al cruzar la última puerta en dirección al cuartel de la Guardia Suiza, oyeron una voz que gritaba a sus espaldas:
—Altolà!
Langdon y Vittoria dieron media vuelta y se encontraron con el cañón de un rifle.
—Attento! —exclamó Vittoria retrocediendo de un salto—. Cuidado con...
—Fermi dove siete! —ordenó el guardia, y amartilló el arma.
—Soldato! —gritó una voz desde el otro lado del patio. Era Olivetti, que salía del centro de seguridad—. ¡Déjelos pasar!
El guardia parecía desconcertado.
—Ma, signore, è una donna...
—¡Adentro! —le ordenó el comandante.
—Signore, non posso...
—¡Ahora! Tiene nuevas órdenes. El capitán Rocher informará al cuerpo dentro de dos minutos. Vamos a organizar una búsqueda.
Desconcertado, el guardia se apresuró a entrar en el centro de seguridad. Olivetti, furioso, se acercó a Langdon.
—¿Los archivos secretos? Exijo una explicación.
—Tenemos buenas noticias —dijo Langdon.
Olivetti entornó los ojos.
—Más les vale.
CAPÍTULO 56
Los cuatro Alfa Romeo 155 T-Sparks sin distintivos atravesaron la via dei Coronari a toda velocidad, como si de cazas de combate en una pista de despegue se tratara. Los vehículos transportaban a doce guardias suizos de paisano equipados con semiautomáticas Cherchi-Pardini, botes de gas nervioso y armas paralizantes de largo alcance. Los tres tiradores llevaban rifles con mira láser.
Olivetti, sentado en el asiento del acompañante del primer coche, se volvió hacia Langdon y Vittoria. Tenía los ojos inyectados en sangre.
—¿Me prometían una explicación y ahora me salen con esto?