Выбрать главу

NOTICIAS DEL HOSPITAL

Echamos suertes quién debía ir a verlo. Me tocó a mí. Me levanté de la mesa. Se acercaban ya las horas de visita al hospital. No respondió nada a mi saludo. Quería cogerle de la mano, la apretó como un perro ambriento que no suelta su hueso. Parecía como si le diera verguenza morir. No sé de qué se habla con alguien como él. Nuestras miradas se evitaban como en un fotometraje. No dijo ni quédate, ni vete. No preguntó por nadie de los de nuestra mesa. Ni por tí, Juancho, ni por tí, moncho, ni por tí Pancho. Empezó a dolerme la cabeza. ¿Quién se le muere a quién? Exalté la medicina y las tres lilas del vaso. Hablé del sol y fuí apagándome. Qué bien que haya peldaños para salir corriendo. Qué bien que haya una puerta para poder abrirla. Qué bien que me esperáis en esa mesa. El olor a hospital me provoca náuseas.

Los discursos se suceden en todos los medios de comunicación y se confunden en un ruido de palabras. Ruido porque no somos capaces de encontrar sentido alguno al mal.

RESEÑA DE UN POEMA NO ESCRITO

En las primeras palabras del poema la autora establece que la Tierra es pequeña, el cielo, al contrario, es demasiado grande para las palabras, y sobre las estrellas, cito, "hay muchas más de las que se necesitan".
En la descripción del cielo se advierte cierta impotencia, la autora se pierde en una pavorosa infinitud, se sobrecoge con los muchos planetas muertos y pronto en su mente (podríamos agregar: inexacta) se comienza a formar una pregunta, ¿acaso a pesar de todo no estamos solos bajo el sol, bajo todos los soles del universo?
¡Contrario a la teoría de las probabilidades! ¡Y a las convicciones universalmente sostenidas actualmente! ¡Frente a la irrefutable evidencia de que ahora cualquier día puede caer en manos humanas! Oh, poesía.
Mientras tanto, nuestra visionaria retorna a la Tierra, el planeta que tal vez "gira sin testigos", la única "ciencia ficción que se puede permitir el universo". La desesperación de Pascal (1623-1662, la nota al pie de página es nuestra) parece que para nuestra autora no tiene rival sobre cualquier Andrómeda o Caciopea. La exclusividad magnifica y obliga, así emerge el problema de cómo vivir etcétera, en tanto "el vacío no nos lo resuelva". "Oh, Señor", el homble clama A Él Mismo, "ten piedad de mí, ilumíname…"
La autora está oprimida por la idea de que la vida se derrocha tan fácilmente, como si hubiera reservas inagotables de ella. La idea de las guerras -ella pide discrepar- siempre se pierden en ambos lados. De la inhumanidad "brutalitaria" (sic!) del hombre con el hombre. A través del poema se vislumbra un intento moral. Bajo una pluma menos ingenua podría brillar más.
¡Pero qué pena! Esta tesis básicamente tambaleante (acaso a pesar de todo no estamos solos bajo el sol, bajo todos los soles del universo) y su desarrollo en un estilo imperturbable (mezclando lo elevado con lo vernacular) lleva a la conclusión de ¿quién lo creerá de todas maneras? Sin duda nadie. ¿No se los dije?

De “Gran número”, 1976

DE UNA EXPEDICIÓN NO REALIZADA A LOS HIMALAYAS

Estos son los Himalayas Montañas de un correr hacia la luna momento del arranque eternizado Sobre el cielo abierto la llanura de las nubes rota, de un golpe a la nada. El eco: un sordomudo blanco el silencio. Yeti, abajo hay un miércoles, un abecedario, un pan y dos más dos son cuatro y se derrite la nieve Hay una manzana roja partida en cuatro. No sólo crímenes podría haber entre nosotros, Yeti, no todas las palabras condenan a la muerte Heredamos la esperanza y el perdón Mira cómo damos a luz niños entre las ruinas. Yeti, tenemos a Shakespeare Yeti, tocamos el violín Yeti, cuando anochece encendemos la luz. Aquí ni la tierra, ni la luna y las lágrimas se congelan o Yeti, puede ser el conejo de la luna “Señor de la Luna ” piénsalo y regresa. Entre las cuatro paredes de avalanchas Estoy llamando al Yeti, Zapateando para calentarme sobre la nieve eterna.

ALEGRÍA DE ESCRIBIR

¿A dónde va la corza escrita por el bosque escrito? ¿A tomar agua escrita que refleje su hocico puntualmente? ¿Por qué alza la cabeza?;escucha algo? Se apoya en cuatro patas que la verdad le presta. Mueve bajo mis dedos una oreja. Silencio, esa palabra, susurra en el papel como las otras y remueve ramas por las palabras del bosque cansadas. En la hoja blanca de papel acechan letras que pueden componerse mal, frases que pueden ser un cerco y no habrá salvación. En la gota de tinta un regimiento de cazadores enfocan la mira listos para correr pluma empinada abajo, cercar la corza y preparar el tiro. Olvidan que esto no existe Otras leyes gobiernan el blanco sobre negro parpadeará el ojo el tiempo que yo quiera y podré dividirlo en pequeñas eternidades llenas de balas quietas en el aire. Por siempre, si lo ordeno; nada pasará aquí. Ni una hoja caerá si no lo quiero ni las pezuñas hollarán la hierba ¿Existe pues un mundo sobre el cual soy un destino independiente? ¿Ese tiempo al que une la cadena de signos, existe bajo mis órdenes constantes? La alegría de escribir. La posibilidad de eternizar. La venganza de una mano mortal.

CIERTA GENTE

Cierta gente huyendo de otra gente. En cierto país bajo el sol y bajo ciertas nubes.
Dejando atrás sus todos respectivos, campos sembrados, ciertas gallinas, perros, espejos en los que ahora sólo el fuego se contempla.