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Ni de mi dedo rueda el anillo. Estoy demasiado cerca. La gran casa arde Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca para que taña la campana en mi cabello. Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped que abriera las paredes a su paso. Ya jamás volveré a morir tan levemente, tan fuera del cuerpo, tan inconsciente, como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca, demasiado cerca. Oigo el silbido y veo la escama reluciente de esta palabra, petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo ambulante con un solo león, vista una vez en la vida, que de mí que estoy a su lado. Ahora, para ella crece en él el valle de hojas rojas cerrado por una montaña nevada en el aire azul. Estoy demasiado cerca, para caer del cielo. Mi grito sólo podría despertarle. Pobre, limitada a mi propia figura, mas he sido abedul, he sido lagarto, y salía de tiempos y damascos mudando los colores de mi piel. Y tenía el don de desaparecer de sus ojos asombrados, lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca, demasiado cerca para que él sueñe conmigo. Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida, Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias. En la punta de cada una de ellas, para su recuento, Se han sentado ángeles caídos.
"Amor a primera vista" Los dos pensaron que un repentino sentimiento los unía.