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Razvan dirigió a Ivory una rápida mirada. Depende de ti.

Ivory respiró. La vida o la muerte para su compañero. Él estaba poniendo la vida en sus manos tan fácilmente. Poco sabía él sobre cuán aborrecible era para ella aceptar favores de la familia Dubrinsky. Podía forzarse a aceptar, es más, forzó a su cuerpo a adelantarse tiesamente hasta que estuvo junto al sanador, con los dedos cerrados apretadamente alrededor de la empuñadura de la espada. Asintió con la cabeza hacia el sanador.

Probablemente me apuñalará cuando acabe. Otra vez esos ojos plateados se movieron hacia el Príncipe. No te reirás tanto cuando nuestras mujeres me echen la bronca por permitir que alguien te apuñale.

No lo sé. Podría ser divertido. No estarán enfadadas conmigo.

Gregori siseó entre dientes mientras lanzaba al Príncipe otra mirada provocativa antes de colocar las manos suavemente sobre el hombro de Ivory. Ella tembló, como un animal salvaje bajo las manos de un rescatador que lo apartaba de una trampa. Sin ser plenamente consciente de ello, el sanador murmuró palabras tranquilizadoras en el antiguo idioma, tratando de asegurarle por medio de su voz y el toque de las manos que no quería hacerle daño.

Gregori cerró los ojos y dejó de ser un guerrero violento, el guardián feroz del Príncipe y del pueblo Cárpato. Todo su ego, todo lo que era, se rindió, se envió a sí mismo fuera de su cuerpo y entró en el de la hembra herida. Se convirtió en energía, en una entidad sanadora, y se movió a través de su corriente sanguínea para encontrar y reparar todo daño de dentro afuera.

Casi se olvidó de sí mismo, una de esas raras veces en sus siglos de sanación, cuando descubrió el modo en que se habían soldado juntos tan crudamente los huesos y nervios. Las aristas y las evidencias de cicatrices internas y externas estaban por todas las partes de aquel cuerpo, incluso en sus órganos, algo insólito en la sociedad Cárpato. Salió de ella sólo por un momento, sacudido, incapaz de mirarla mientras trataba de descifrar cómo alguien podía haber sobrevivido a lo que había provocado esas cicatrices.

Mikhail. Había sorpresa cuando era difícil sorprender a Gregori. Había admiración cuando era casi imposible asombrarlo. Más que nada había respeto. Es como si hubiera sido cortada en pedacitos. Ninguna parte de ella está incólume aparte de la cara, e incluso el cuello tiene estos trozos serrados. Creo que fue cortada en pedazos, pero ¿cómo ha podido sobrevivir?

Envió las impresiones a Mikhail. Su verdadera piel es un conjunto de fragmentos. Siento las hojas cortándole la piel y huesos, alrededor del cuello, cortándole la cabeza. Esta mujer ha sufrido mucho. Tomó aliento. Un latido intenso. Bruscamente Gregori sacó su mente de la de Mikhail.

Cuéntame. La palabras fue una orden, nada menos.

Tu hermano mayor la asaltó. Siento su mancha, una impronta de sufrimiento como no he sentido antes. Él le hizo esto. O fue parte de ello.

Mikhail cerró los ojos por un momento. Tiene razones para odiar a mi familia.

Indudablemente.

¿Sientes animosidad hacia el pueblo Cárpato? ¿Trataría ella de destruirnos?

Hay una gran resolución, pero no por terminar con tu vida ni por destruirnos. Su determinación la lleva en la sangre. Me gustaría conocer más a esta mujer.

Gregori se desprendió de su cuerpo físico una vez más y volvió a entrar en Ivory, prestando atención a los huesos y órganos, bañándolos en la luz sanadora mientras pasaba a través de ellos, examinando su sangre y las células en busca de la infestación de parásitos. Forzó a más de los intrusos a salir del cuerpo por los poros, incinerándolos mientras se retorcían en la nieve, intentando encontrar un objetivo. Fue un asunto sucio y agotador, y ella se hundió en la nieve, con la fuerza finalmente agotada.

Los lobos se empujaron más cerca, formando un círculo de protección, con Ivory y el cuerpo del sanador dentro. Gregori dependía de Falcon para mantener su forma física segura mientras trabajaba, y el antiguo Cárpato permanecía muy quieto, vigilando a los lobos cuidadosamente.

Mientras Gregori trabajaba, el cuchillo nunca flaqueó, tampoco Razvan preguntó nada acerca de su familia. Toda su concentración estaba en la seguridad de Ivory. Vigiló a los demás, dejando que la manada de lobos le advirtiera si Gregori intentaba algo para herir a Ivory. Eso conllevaba disciplina y compostura. En ningún momento penetró la hoja del cuchillo en la piel del Príncipe.

Mikhail permitió que su cuerpo respirara con naturalidad.

– Gregori es un sanador tremendo. Se asegurará de que no quede ni un parásito.

– Aprecio su servicio.

– No tienes necesidad de continuar reteniéndome como rehén -dijo Mikhail-. Gregori gruñe y muerde, pero no tiene ningún deseo de herir a tu compañera, sólo curarla. Se conduce por su código. No será tan comprensivo con tus amenazas continuas. He dado mi palabra de que se os ofrecerá salvoconducto. Sería insensato agravar la situación cuando tu mujer necesitará cuidados.

Razvan sostuvo el cuchillo unos pocos momentos más, como si sopesara la verdad de las palabras de Mikhail y luego el cuchillo desapareció y él retrocedió a las sombras, donde tenía una vista clara de los tres machos Cárpatos.

Mikhail no se apartó a una distancia más segura, manteniendo su muestra de fe. Falcon se deslizó un poco más cerca para estar en mejor posición de insertar su cuerpo entre el Príncipe y el daño potencial si fuera necesario.

– Dime, Razvan -preguntó Mikhail-, ¿está Xavier todavía verdaderamente vivo? -Estudió el cabello veteado de gris. Pocos Cárpatos encanecían, sólo las heridas más graves podían producir esa clase de daño en un Cárpato. Al mirar de cerca, el Príncipe pudo ver signos de sufrimiento grabados en la cara agotada. Razvan era un hombre guapo, pero parecía más viejo, erosionado.

– Lo está -confirmó Razvan.

– ¿Posee tu cuerpo a voluntad?

– Sí -contestó Razvan, sin estremecerse-. Aunque por primera vez, he podido mantenerlo fuera. Nunca he estado tan fuerte antes, así que es posible, con el tiempo, que pueda aprender a mantenerlo a raya.

Falcon se revolvió, sus oscuros ojos miraron profundamente en las sombras como si pudiera ver a su más viejo y peligroso enemigo.

– ¿Pones en peligro a tu compañera?

– Soy un peligro para cualquiera que esté cerca.

Mikhail dirigió una rápida mirada apaciguadora a Falcon.

– ¿Cómo lograste escapar?

– El último ataque en la cueva de hielo le forzó a trasladarme de la cámara donde me retenía normalmente. Tuvo poco tiempo para prepararse y la nueva no era tan segura. No me había alimentado en días. Creo que pensó que estaba demasiado débil para intentarlo -Razvan se encogió de hombros.

Mikhail estudió la cara desvastada por las dificultades. Ese pequeño encogimiento de hombros le dijo mucho acerca del hombre. No pedía simpatía, ni tampoco se disculpaba por la vida que había sido forzado a seguir. Esas sencillas frases decían mucho.

Mikhail se inclinó.

– Eres un verdadero Buscador de Dragones. -Ningún Buscador de dragones había sucumbido jamás a la oscuridad que acechaba a los machos de su especie. Si alguien tenía razones para abrazar la amargura, el odio y la ira, era Razvan, si todo lo que se sospechaba era cierto-. Estamos en guerra por nuestra misma existencia. Quizás haya cosas que nos puedas contar que nos ayuden en nuestra lucha para salvar a nuestros niños. Lara ha sido inapreciable para nosotros.