Pero no pensaba en las consecuencias cuando se apresuró hacia los bosques. La única idea que tenía en mente era como atravesar el bosque e interceptar a Belle lo más cerca posible de Bletchford Manor sin que ella averiguara que la había estado espiando.
Sabía que el camino giraba a la derecha un poco más adelante, así que atajó en diagonal por los bosques, maldiciendo cada tocón de árbol que no podía sortear de un salto al carecer de la agilidad necesaria. Cuando finalmente emergió en el camino a una media milla de su casa, su rodilla palpitaba, y él jadeaba del esfuerzo. Puso las manos sobre sus muslos y se inclinó durante un momento, tratando de recuperar la respiración. El dolor castigaba su pierna de arriba a abajo, y el simple hecho de mantenerse erguido era una pura agonía. Estremeciéndose, se frotó la rodilla hasta que la torturante palpitación se convirtió en un dolor amortiguado.
Se enderezó justo a tiempo. Belle acababa de aparecer cojeando por el recodo del camino. John rápidamente dio un paso en su dirección, queriendo dar la sensación de que estaba paseando por el camino esa mañana.
Ella no lo vio en seguida porque caminaba mirando al suelo buscando guijarros sueltos para evitar pisarlos con el pie descalzo. Estaban a pocos metros de distancia el uno del otro cuando ella oyó el sonido de sus pasos. Alzó la vista al instante y lo vio acercarse. Él lucia aquella sonrisita enigmática suya, como si supiera algo que ella no sabía. De hecho, pensó, era más como si él supiera algo que ella nunca sabría.
"Oh, hola, Lord Blackwood," dijo Belle, curvando los labios en una sonrisa que esperó se equiparara en cuanto a misteriosa a la de él. Tuvo la sensación de haber fallado; no había tenido un día misterioso en toda su vida, y además, su saludo había sonado demasiado alegre.
En medio de todos estos confusos pensamientos, John la saludó con la cabeza.
"Supongo que se está preguntando qué hago de nuevo en su propiedad. "
John alzó una ceja, y Belle no tuvo ni idea de si su gesto significaba: Es usted una pequeña intrusa molesta, Es un divertido incordio, o Sus actos no me importan lo suficiente para dedicarles ni un pensamiento. Así que se acercó a él caminando con paso lento.
"Por supuesto, me di cuenta de que esta era su propiedad, pero me encaminé hacia el este de Westonbirt cuando salí esta mañana. No sé por qué, pero lo hice, y el límite Este de la propiedad esta realmente mucho más cerca de la casa que cualquiera de los otros, y puesto que me gusta bastante dar largos paseos, es natural que llegara al límite de las propiedades, y no creí que le importara. " Belle cerró la boca con fuerza. Estaba balbuceando. Eso era insólito en ella, y se sentía muy disgustada consigo misma por hacerlo.
"No me importa," dijo John, simplemente.
"Oh. Bien, eso está bien, supongo, porque no tengo ningún deseo de ser expulsada a la fuerza de su propiedad." Eso sonó bastante estúpido. Belle cerró la boca otra vez.
"¿Sería realmente necesario el uso de la fuerza para sacarla de mi propiedad? No tenía ni idea de que le gustara tanto."
Belle sonrió traviesamente. "Se está burlando de mi. "
John le dedicó otra de aquellas pequeñas sonrisas, de las que podrían significar tanto si el resto de su rostro no fuera tan inescrutable.
"No habla mucho, ¿verdad? " soltó ella, de repente.
"No pensé que hubiera necesidad de hacerlo. Usted parece sostener ambos extremos de la conversación admirablemente. "
Belle frunció el ceño. "Es horroroso decirle eso a uno." Alzó la vista. Sus ojos oscuros y aterciopelados, por lo general tan ilegibles, estaban llenos de diversión. Ella suspiró. "Pero es cierto. Por lo general no hablo tanto, ¿sabe?."
"¿De verdad?"
"De verdad. Creo que es porque es usted tan silencioso que siento la necesidad de hablar por los dos."
"Ah. ¿Entonces hemos trasladado el peso de la culpa a mis hombros? "
Belle echo coquetamente un vistazo a sus hombros, que eran un poco más amplios de lo que recordaba. "Parecen más capacitados para aguantar una carga tan pesada. "
John le sonrió abiertamente, una verdadera sonrisa, lo cual era algo que no hacía muy a menudo. Repentinamente se sintió contento de haberse puesto uno de sus mejores abrigos; con frecuencia utilizaba los más viejos para sus paseos mañaneros. Inmediatamente se enfadó consigo mismo por preocuparse por algo así.
"¿Es una nueva moda? " preguntó, haciendo un gesto hacia la bota que ella llevaba en la mano.
"Una ampolla," dijo Belle, levantando su vestido unos centímetros. Era indecente, lo sabía, pero se encogió de hombros mentalmente. Ambos tenían unas conversaciones tan extrañas, que las usuales normas de propiedad simplemente no parecían serles aplicables.
Para su completa sorpresa, sin embargo, él se agachó sobre una rodilla y tomó su pie en sus manos. "¿Le importa si echo un vistazo?" le preguntó.
Belle se desasió de un tirón, nerviosa. "No creo que sea necesario," dijo rápidamente. Que le viera el pie era una cosa. Pero tocarlo era algo muy distinto.
John lo volvió a agarrar rápidamente. "No sea remilgada, Belle. Podría infectarse, y entonces lo lamentara de veras."
Ella parpadeó un par de veces, sorprendida por el audaz uso de su nombre de pila. "¿Cómo sabe que me llaman Belle? " le preguntó finalmente.
"Ashbourne me lo dijo," contestó John, examinando sus pálidos dedos del pie. "¿Dónde está la condenada ampolla? "
"En el talón," contestó Belle, girándose diligentemente.
John dejó escapar un profundo silbido. "Tiene una herida bastante fea ahí. Debería buscar un par de zapatos más cómodos si pretende seguir haciendo excursiones por el campo. "
"No iba de excursión, estaba dando un paseo. Y tengo mejores zapatos. Simplemente no tenía la intención de dar un paseo cuando me levanté. Y luego, como ya estaba vestida, no tuve ganas de cambiarme de ropa." Belle soltó un suspiro de frustración. ¿Por qué sentía la necesidad de justificarse ante él?
John se incorporó, sacó un blanco y almidonado pañuelo, y tomó a Belle del brazo. "Hay un estanque no demasiado lejos de aquí. Allí podré coger un poco de agua para limpiar la llaga. "
Belle dejó caer la falda. "No creo que eso sea necesario, John. "
John se regocijó por el uso más bien mordaz de su nombre de pila y se alegró de haber tomado la delantera y usado el de ella sin pedirle permiso primero. Decidió que le gustaba esta Lady Arabella, incluso aunque estuviera excesivamente bien relacionada socialmente para su gusto. No podía recordar la última vez que había sonreído tanto. Era simpática y divertida; un poco demasiado hermosa para su comodidad, pero estaba seguro de que con un poco de esfuerzo por su parte, podría controlar su atracción por ella.
Ella, sin embargo, mostraba una espantosa indiferencia por su propio bienestar, como quedaba patente por su carencia de gafas, una ampolla fácilmente ulcerable, y su inclinación por emprender excursiones sin acompañante. Obviamente necesitaba que alguien le inculcara un poco de sentido común. Y ya que no había nadie más por allí, decidió que bien podría ser él quien lo hiciera, y se encaminó hacia el estanque, prácticamente arrastrándola tras él.
"¡Jo-ohn!" protestó ella.
"¡Be – elle!" respondió él, imitando perfectamente su tono de queja.
"Soy perfectamente capaz de cuidar de mí," dijo Belle, acelerando el paso para mantenerse a su ritmo. Para un hombre con una cojera tan pronunciada, podía moverse muy rápido.
"Obviamente no, o llevaría puestas unas gafas sobre su nariz. "
Belle se detuvo en seco, con tal fuerza que John trastabilló. "Sólo las necesito para cuando leo," le espetó ella.