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"Mi corazón se regocija al oírla admitirlo. "

"Creí que comenzaba a caerle bien, pero ahora estoy segura de que no. "

"Sin embargo, me cae bien," dijo él, sonriendo ampliamente, cuando comenzó a tirar de nuevo de ella hacia el estanque.

Belle se quedó boquiabierta. "No, no lo hago. "

"Sí, lo hace. "

"No, yo…, bueno tal vez un poco," concedió ella. "Pero creo que actúa de forma bastante arbitraria. "

"Y yo creo que tiene una horrorosa ampolla en el talón. Así que deje de quejarse."

"No estaba… "

"Sí, lo hacía. "

Belle cerró la boca, consciente de que estaba protestando demasiado. Con un suspiro de resignación, cedió y dejó que la condujera al estanque. Cuando llegaron, ella se sentó sobre un montículo de hierba cerca de la orilla mientras John se acercaba al agua y mojaba su pañuelo en el agua.

"¿Está limpio?" preguntó ella, alzando la voz.

"¿Mi pañuelo o el estanque? "

"¡Ambos!"

John regresó a su lado y le mostró el pañuelo blanco como la nieve. "Inmaculado".

Ella suspiró ante su determinación de curar su ampolla y sacó el pie desnudo de debajo de su falda.

"Esto no va a funcionar," dijo él.

"¿Por qué no?"

"Tendrá que tumbarse boca abajo. "

"No creo que sea necesario," contestó Belle, en tono firme.

John ladeó la cabeza. "Del modo que yo lo veo," dijo, pensativamente, " tenemos dos opciones."

No dijo nada más, así que Belle se sintió obligada a preguntar, "¿Tenemos? "

"Sí. O se gira y se tumba sobre el estómago de modo que pueda curar su ampolla, o puedo yo tumbarme de espaldas bajo sus piernas de modo que pueda ver su talón. Esto, desde luego, requeriría que introdujera mi cabeza bajo sus faldas, y aunque la idea es intrigante… "

"Suficiente," refunfuñó Belle. Se giró hasta quedar boca abajo.

John tomó el pañuelo y con suavidad lo frotó ligeramente contra la llaga, limpiando el pequeño cerco de sangre seca que se había encostrado alrededor de la herida. Le escoció un poco cuando él rozó la herida abierta, pero Belle tuvo que reconocer que estaba siendo extraordinariamente delicado, así que no emitió una queja. Sin embargo, cuando él sacó un navaja de su bolsillo, cambió de opinión.

"¡Aaaack!" El primer sonido que escapó de su boca no resultó demasiado coherente.

John pareció asustado. "¿Qué sucede?"

"¿Qué planea hacer con esa navaja? "

Él sonrió con paciencia. "Solamente iba a hacer una pequeña incisión en su ampolla para poder drenarla. Eso permitirá que la piel muerta se seque. "

Sonó como si supiera lo que hacía, pero Belle pensó que debería hacer unas cuantas preguntas, después de todo, antes de permitir a este hombre relativamente desconocido utilizar un cuchillo sobre su persona. "¿Por qué quiere hacer eso?"

"Sanará mejor de esta forma. La piel muerta caerá, y la piel nueva se endurecerá." Entrecerró los ojos. "No ha tenido nunca una ampolla antes, ¿verdad?"

"No como esta," confesó Belle. "No suelo caminar tanto,. Por lo general monto a caballo. "

"¿Y respecto al baile? "

"¿Respecto al baile que? " respondió ella.

"Estoy seguro que asiste a elegantes bailes y todo eso cuando está en Londres. Permanecerá de pie toda la noche. "

"Siempre llevo zapatos cómodos," contestó ella desdeñosamente.

John no estaba seguro por qué, pero su sensatez lo complació. "Bien, no se preocupe," dijo, finalmente. "He tratado muchas ampollas, algunas bastante peores que esta. "

"¿Durante la guerra? " preguntó Belle, en tono cauteloso.

Sus ojos se oscurecieron. "Sí".

"Supongo que ha tratado heridas mucho peores que meras ampollas," dijo ella suavemente.

"Supongo que si. "

Belle sabía que debería cesar su interrogatorio; la guerra, obviamente, era un tema doloroso para él, pero la curiosidad venció a la discreción. "¿No había doctores y cirujanos allí para esa clase de cosas? "

Se hizo un notable silencio, y Belle sintió la presión de sus manos sobre su pie cuando el cuchillo pinchó su ampolla antes de que él finalmente contestara. "A veces no hay doctores o cirujanos disponibles. A veces uno simplemente tiene que hacer lo que puede, lo que le parece sensato. Y luego rezar. " Su voz carecía de entonación. "Incluso si uno ha dejado de creer en Dios.”

Belle tragó incomoda. Pensó en decir algo consolador como, "entiendo," pero la verdad es que no entendía. No podía ni comenzar a imaginar los horrores de la guerra, y parecía una banalidad dar a entender que podía hacerlo.

John frotó de nuevo ligeramente la ampolla con el pañuelo húmedo. "Esto debería bastar." Se levantó y le tendió la mano, pero ella hizo caso omiso del gesto, girándose de modo que quedó sentada sobre el montículo de hierba. Él permaneció allí de pie, torpemente, hasta que ella dio unos golpecitos sobre la hierba a su lado. Él vaciló, y Belle finalmente gruñó y dio un tirón a su mano hacia abajo con considerable fuerza.

"Oh, por favor" dijo con voz ligeramente irritada. "No voy a morderle. "

John se sentó.

"¿Debería vendarme la herida?" le preguntó Belle, enroscándose sobre si misma para poder examinar su obra.

"No a menos que planee ponerse otro par de zapatos apretados. Se curará más rápida si la deja al aire. "

Belle siguió examinando su talón, haciendo todo lo posible por conservar la modestia al mismo tiempo. "Supongo que no demasiadas personas vagarían por Westonbirt con los pies descalzos, pero creo que tengo la influencia suficiente como para ponerlo de moda con éxito, ¿no cree? " Alzó la vista repentinamente, ofreciéndole una luminosa sonrisa.

John se sintió como si lo hubieran golpeado, tal era la fuerza de su sonrisa. Necesitó de varios segundos para poder arrancar sus ojos de su boca, y cuando lo hizo, trasladó su mirada hasta sus ojos, lo que fue un enorme error, porque eran tan azules como el cielo. Más azules, de hecho, y evidentemente muy perspicaces e inteligentes. Sintió su mirada casi físicamente, la sintió recorrer todo su cuerpo incluso aunque ella no apartó los ojos de los suyos ni por un instante. Se estremeció.

Belle se humedeció los labios en un gesto nervioso. "¿Por qué me mira así? "

"¿Así cómo?" susurró él, apenas consciente de haber hablado.

"Como si… como si… " Ella se enredó con las palabras, insegura de cómo la miraba. Sus ojos se abrieron sorprendidos cuando lo comprendió. "Como si tuviera miedo de mi. "

John sintió vértigo. ¿Tenía miedo de ella? ¿Temía su habilidad para desbaratar el precioso equilibrio interno que sólo en los últimos tiempos había sido capaz de lograr? Quizás, pero más se temía a si mismo. Las cosas que quería hacerle…

Cerró los ojos para rehuir la espontánea visión de Spencer encima de Ana. No, eso no era lo que quería hacer con Belle, ¿verdad?

Tenía que controlarse. Alejarla de él. Parpadeó, recordando repentinamente su pregunta sobre su vuelta a la mansión de Ashbourne con los pies descalzos. "Supongo que uno puede hacer lo que le de la gana si está emparentado con un duque," contestó por fin, algo bruscamente.

Belle retrocedió, un poco herida por su tono. Pero dos podian jugar a aquel juego. "Sí, supongo que uno puede," dijo, alzando altiva la barbilla.

John se sintió como un canalla. Pero no se disculpo. Probablemente era mejor si ella lo creía un patán. No tenía ninguna posibilidad enredándose con ella, y sería tan, tan fácil permitirse hacerlo. Reconocía un callejón sin salida cuando lo veía. La había buscado en el [7] Debrett’s Peerage después de su visita del día anterior. Era hija de un conde, inmensamente rico y estaba emparentada con un gran número de miembros importantes e influyentes de la alta sociedad. Merecía a alguien que tuviera un título con más de un año de antigüedad, alguien que pudiera brindarle las comodidades materiales a las que sin duda estaba acostumbrada, alguien intacto, con unas piernas tan perfectas como las suyas.

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[7] Desde 1769 se publica esta revista donde aparece una guía completa de la aristrocracia inglesa.