John pensó que sus deseos respecto a eso no era tema adecuado para una charla superficial. Permaneció silencioso, pero no pudo evitar clavar fija y apreciativamente la mirada en la mujer que permanecía frente a él.
Belle interpretó su expresión correctamente y se puso roja como una remolacha. "Oh, es usted un malvado," tartamudeó. "No era eso lo que quería decir. "
"No tengo ni idea de a que se refiere," dijo John, y su rostro era la viva imagen de la inocencia.
"Lo sabe perfectamente, y no va a hacerme decirlo. Usted… oh, no importa, ¿le apetece venir a tomar el té? "
John rió en voz alta. "Como adoro a los ingleses. Cualquier cosa puede remediarse con una taza de té. "
Belle le ofreció una sonrisa mordaz. "Usted también es ingles, John, y para que conste, cualquier cosa puede solucionarse con una buena taza de té. "
Él sonrió irónicamente. "Lamento que nadie se lo hubiera comunicado al doctor que casi amputó mi pierna. "
Belle recuperó la seriedad de inmediato. ¿Qué se suponía que debía contestar a eso? Alzó la vista hacia el cielo, que comenzaba a nublarse. Sabía que John era desmesuradamente sensible respecto a su pierna, y probablemente debería evitar hacer ninguna referencia a ella. Pero, había sido él quien la había mencionado, y le pareció que el mejor modo de demostrarle que a ella no le importaba su herida era bromear sobre ello. "Bueno, entonces milord," dijo, rezando para no estar cometiendo un terrible error. "buscaré la forma de derramar un poco de té sobre su pierna esta tarde. Si eso no funciona, nada lo hará."
Él pareció vacilar un momento antes de responder, "Supongo que necesitará una escolta para regresar a Westonbirt. Veo que ha vuelto a salir sola de nuevo. "
"Algún día, John," dijo ella en tono exasperado, "será un padre magnífico. "
Una enorme gota de lluvia aterrizó sobre la nariz de él, y alzó los brazos en fingida rendición. "Abra la marcha, milady."
Belle giró a su yegua, y se dirigieron de regreso a Westonbirt. Después de unos momentos de amigable silencio, ella se giro y le pregunto, "¿Por qué estaba deambulando por aquí esta tarde? Y no me diga que simplemente había tomado dirección Oeste. "
"¿Me creería si le dijera que esperaba verla? "
Belle se giró de nuevo rápidamente, inspeccionando su cara para ver si estaba jugando con ella. Sus ojos oscuros eran calidamente aterciopelados, y su corazón dio un vuelco ante su resuelta mirada. "Le creeré, si es muy amable conmigo esta tarde," bromeó ella.
"Seré amabilísimo," dijo John, malvadamente "si eso significa conseguir una taza de té extra. "
"¡Para usted, lo que haga falta! "
Cabalgaron varios minutos hasta que Ámbar se detuvo repentinamente, irguiendo las orejas nerviosa.
"¿Qué sucede? " preguntó John.
"Probablemente sea algún conejo. Ambar siempre ha sido muy sensible al movimiento. Es extraño, en realidad. Es capaz de cabalgar por las atestadas calles de Londres como si no tuviera ni una preocupación en el mundo, pero pasea sobre un tranquilo camino en el campo y recela de cada pequeño ruido. "
"No he oído nada. "
"Yo tampoco." Belle tiró suavemente de las riendas. "Vamos, muchacha. Va a empezar a llover."
Ambar dio un par de pasos vacilante y se paró otra vez, girando bruscamente la cabeza hacia la derecha."No puedo imaginar que le sucede," dijo Belle, avergonzada.
¡Crack!
Belle oyó la explosión de un disparo desde algún punto cercano de los bosques y luego sintió el suave zumbido del aire cuando una bala pasó entre sus cuerpos.
"¿Qué…? " comenzó a preguntar, pero no llegó a finalizar la frase porque Ámbar, ya caprichosa de por si, se encabritó con el estrépito. Belle tuvo que concentrar toda su atención en mantenerse sobre su montura. Lanzó los brazos alrededor de cuello de la yegua, murmurándole, "Tranquila, chica. Cálmate." Aunque estaba tan asustada, que no sabía si sus palabras eran para calmar al caballo o a si misma.
Justo cuando estaba convencida de que no sería capaz de sujetarse ni un segundo más, sintió los acerados brazos de John cerrándose alrededor de su cintura y arrancándola de la silla. Aterrizó bruscamente a su lado, encima de Thor.
"¿Está bien? " le preguntó él, ásperamente.
Belle asintió. "Creo que sí. Necesito recuperar el aliento. Ha sido más un susto que otra cosa."
John la estrechó más contra él, incapaz de creer la profundidad del miedo que sintió cuando la vio aferrarse al cuello del Ámbar para salvar la vida. La yegua bailoteaba ahora en círculos nerviosos, resollando audiblemente, pero ya calmada.
Cuando Belle sintió que había recobrado un tanto la compostura, se separó bastante de John para poder examinar su cara. "Oí un disparo."
John asintió gravemente. No podía imaginar por qué alguien iba a querer dispararles, pero pensó que no deberían seguir inmóviles en ese sitio, como un blanco fácil. "¿Nos seguirá Ambar, si la mantengo conmigo sobre mi montura mientras regresamos? "
Ella asintió, y rápidamente galopaban de vuelta a Westonbirt.
"Creo que ha sido un accidente," dijo Belle, cuando redujeron la velocidad.
"¿El disparo? "
"Sí. Precisamente el otro día Alex me decía que ha estado teniendo problemas con los cazadores furtivos. Estoy segura de que ha sido una bala perdida lo que asustó a Ámbar."
"Ha pasado demasiado cerca para mi gusto. "
"Lo sé, pero ¿que otra cosa puede ser? ¿Por qué iba a querer alguien dispararnos? "
John se encogió de hombros. Él no tenía enemigos.
"Tendré que hablar de esto con Alex," prosiguió Belle. "Estoy segura de que querrá hacer cumplir las normas más severamente. Alguien podría haber sido herido. Hemos estado muy cerca de serlo nosotros. "
John asintió, la abrazó más estrechamente, y espoleó a Thor para ir un poco más rápido. Unos minutos más tarde entraban en los establos de Westonbirt, y justo a tiempo, ya que las gotas de lluvia comenzaban a caer más y más rápidas.
"Ya hemos llegado, milady," dijo él, mientras la ayudaba a desmontar. "¿Será capaz de llegar hasta la casa sin problemas? "
"¿Oh, pero usted no viene? " La desilusión estaba claramente dibujada sobre sus rasgos.
Él tragó, y un músculo se le tensó en garganta. "No, en realidad no puedo. Yo… "
"Pero se empapará si trata de regresar a su casa ahora. Debería entrar y tomar un poco de té, aunque solo sea para entrar en calor. "
"Belle, yo… "
"Por favor."
Él miró fijamente aquellos maravillosos ojos azules y se preguntó como alguien podía encontrar el valor necesario para negarle algo. Echó un vistazo al exterior a través de las puertas de los establos. "Supongo que hay bastante humedad. "
Belle asintió. "Seguramente enfermará si intenta regresar a caballo a casa ahora. Venga." Tomó su mano, y juntos efectuaron una apresurada carrera hasta la casa.
Cuando se precipitaron a través de la puerta principal en el vestíbulo, ambos estaban bastante mojados, y Belle podía sentir como húmedos mechones de su cabello se adherían a su rostro. "Debo estar hecha un desastre," dijo tímidamente. "Debería subir y cambiarme."
"Tonterías," dijo John, colocándole un húmedo mechón tras la oreja. "Tiene un aspecto encantador… como brumosa. "
Belle contuvo la respiración, su roce todavía hormigueaba sobre su mejilla. "Seguramente quiere decir como mohosa. Me siento como un trapo de fregar. "
"Le aseguro, Lady Arabella, que no tiene en absoluto aspecto de trapo." Dejó caer su brazo. "Aunque no puedo imaginar cuando ha visto uno. "
Belle se puso rígida. "No soy la niña mimada que parece creer que soy. "
John contempló ávidamente a la impresionantemente encantadora mujer que permanecía de pie frente a él en el vestíbulo. Su pelo se había liberado parcialmente de su recogido, y mechones dorados, rizados por el aire húmedo, besaban ambos lados de su rostro. Sus largas pestañas relucían con gotas de lluvia, enmarcando unos ojos de un indescriptible tono azul. John suspiró y no permitió que su mirada se extraviara hacia su suave boca. "Creame, no pienso que sea una niña," dijo, finalmente.