"¿Está seguro? " preguntó.
"¿Seguro de qué?” No se volvió.
Ella se erizó ante su rudeza. "Seguro de que no quiere acompañarme para el almuerzo."
"Bastante. "
Eso captó su atención. Ningún hombre le había dicho nunca antes que estuviera bastante seguro de poder pasar sin su compañía.
Belle permaneció incómodamente sentada sobre su manta, con su copia del Cuento de Invierno abierta y reposando en su regazo. No parecía haber nada que pudiera decir mientras él le daba la espalda. Y habría sido descortés comenzar a leer de nuevo.
John de repente se giró y se aclaró la garganta.
"Ha sido muy descortés por su parte decirme que necesito gafas," dijo ella abruptamente, sobre todo por decir algo antes que él.
"Le pido perdón. Nunca se me ha dado demasiado bien la conversación intrascendente. "
"Quizás debería conversar más," replicó ella.
"Está usando un tono diferente de voz, milady, podría hacerme sospechar que está coqueteando conmigo. "
Ella cerró de golpe el libro y se puso en pie. "Ya veo que no mentía. No es que no se le dé bien la conversación intrascendente. Es que carece de la más mínima aptitud para ella."
Él se encogió de hombros. "Una de mis muchas cualidades. "
Belle se quedó boquiabierta.
"Ya veo que no comparte mi particular sentido del humor. "
"Dudo que muchas personas lo hagan. "
Hubo una breve pausa, y entonces una extraña y triste expresión brilló en sus ojos. Desapareció rápidamente, y el tono de su voz era afilado cuando dijo, "No vuelva aquí sola otra vez. "
Belle empujó sus pertenencias en su cesta.
"No se preocupe. No volveré a cruzar el límite. "
"No dije que no pudiera volver a mi propiedad. Solamente que no lo hiciera sola."
Ella no tuvo ni idea de cómo contestar a eso así que simplemente dijo, "Me voy a casa. "
Él echó un vistazo al cielo. "Sí. Probablemente debería hacerlo. Va a llover pronto. Hay unas dos millas o más a pie de regreso a mi casa. Probablemente llegaré empapado."
Ella miró alrededor. "¿No trajo un caballo?”
"A veces, milady, es mejor usar los pies de uno. " La saludó con una inclinación de cabeza. "Ha sido un placer. "
"Para usted, quizás," refunfuñó Belle, por lo bajo. Contempló su espalda mientras se alejaba de ella. Su cojera era bastante pronunciada, pero se movió mucho más rápidamente de lo que ella había creído posible. Mantuvo su mirada fija sobre él hasta que desapareció tras el horizonte. Mientras montaba su yegua, sin embargo, un apremiante pensamiento pasó por su cabeza.
Él cojeaba. ¿Qué clase de hombre era que prefería caminar?
John Blackwood oyó las pisadas de la yegua de Lady Arabella mientras ella montaba. Suspiró. Se había comportado como un asno.
Suspiró de nuevo, sonoramente esta vez, con tristeza, autoaborrecimiento y pura y simple irritación. Maldición. De todas formas, nunca sabía qué decir a las mujeres.
Belle partió de regreso a Westonbirt, la casa de sus parientes. Su prima de América, Emma, se había casado con el Duque de Ashbourne unos meses antes. Los recién casados preferían la privacidad de la vida en el campo a Londres y residían en Westonbirt casi ininterrumpidamente desde su boda. Por supuesto, la Temporada había terminado, así que no quedaba nadie en Londres, de todos modos.
Aun así, Belle tenía el presentimiento de que Emma y su marido eludirían probablemente todo lo posible la vida social de Londres cuando la siguiente Temporada comenzara.
Suspiró. Ella, sin duda, estaría de vuelta en Londres para la siguiente Temporada. De vuelta al mercado matrimonial, en busca de marido. Estaba empezando a aborrecer cordialmente todo el proceso. Ya llevaba dos temporadas y había acumulado más de una docena de ofertas de matrimonio, pero las había rechazado todas. Algunos caballeros habían sido completamente inadecuados, pero la mayoría eran buenos partidos, bien relacionados y bastante agradables. Pero sencillamente no quería aceptar a un hombre por el que no sintiera algo profundo. Y ahora que había vislumbrado lo feliz que era su prima, sabía que le sería muy difícil conformarse con algo menos que lo que anhelaba en sus más salvajes sueños.
Espoleó su caballo a medio galope cuando la lluvia comenzó a intensificarse. Eran casi las tres, y sabía que Emma tendría el té preparado para cuando regresara. Había estado alojándose con Emma y su marido Alex durante tres semanas. Unos meses después de la boda de Emma, los padres de Belle habían decidido tomarse unas vacaciones en Italia. Ned, su hijo, había regresado a Oxford para el último curso, así que no era necesario vigilarlo y Emma estaba felizmente casada. Sólo quedaba Belle, y puesto que Emma era ahora una dama casada, era un acompañante perfectamente respetable, así que Belle se marchó al campo para quedarse con su prima.
Belle no podía imaginar un arreglo más agradable. Emma era su mejor amiga, y después de todas las diabluras que habían hecho juntas, era bastante divertido tenerla como chaperona.
Suspiró con alivio cuando subió una colina y Westonbirt se perfiló sobre el horizonte. El enorme edificio era muy elegante y bello, con largas y estrechas filas de ventanas recorriendo la fachada. Belle comenzaba a pensar en él como el hogar.
Se dirigió a los establos, entregó las riendas de su yegua a un mozo, y se lanzó a una alocada carrera hasta la casa, riéndose mientras intentaba esquivar las gotas de lluvia que habían incrementado furiosamente su ritmo. subió la escalinata delantera, pero antes de que pudiera empujar la pesada puerta para entrar, el mayordomo la abrió con un floreo.
"Gracias, Norwood," dijo. "Debe haber estado vigilándome."
Norwood inclinó la cabeza.
"¿Norwood, no ha vuelto Belle aún?"
La voz femenina flotó a través del aire, y Belle oyó los pasos de su prima repiqueteando a lo largo del suelo del pasillo que conducía al vestíbulo.
"Está empezando a llover mucho." Emma apareció por la esquina del pasillo. "¡Oh bien! Ya has regresado."
"Un poco húmeda, pero no tanto como la ropa," dijo Belle alegremente.
"Te dije que iba a llover."
"¿Te sientes responsable de mí ahora que eres una anciana matrona casada?"
Emma hizo una mueca, que le indicó exactamente lo que pensaba de eso. "Pareces una rata ahogada," dijo simplemente.
Belle hizo una mueca igualmente desagradable. "Me cambiaré de ropa y bajaré a tomar el té en un momento. "
"En el estudio de Alex," la avisó Emma. "Hoy lo tomará con nosotras. "
"Oh, bien. En seguida bajo. "
Belle subió las escaleras y recorrió el laberinto de pasillos que conducían a su habitación. Rápidamente se quitó el empapado traje de montar, cambiándolo por un vestido de un suave azul, y regresó abajo. La puerta al estudio de Alex estaba cerrada y oyó risitas, así que sabiamente llamó con los nudillos antes de entrar. Hubo un momento de silencio y luego Emma gritó, "¡Adelante!”
Belle sonrió para sus adentros. Estaba aprendiendo más y más sobre el amor conyugal a cada minuto. Menuda chaperona había resultado Emma. Ella y Alex no podían mantener las manos apartadas el uno del otro siempre que creían que nadie miraba. La sonrisa de Belle se hizo más amplia. Ella no estaba segura sobre los detalles de cómo hacer bebés, pero tenía el presentimiento de que todo ese toqueteo tenía bastante que ver con que Emma estuviera ya embarazada. Belle abrió la puerta y entro en el enorme y muy masculino estudio de Alex. "Buenas tardes, Alex," dijo. "¿Qué tal tu día?”
"Bastante más seco que el tuyo, tengo entendido," dijo él, vertiendo un poco de leche en su té y desentendiéndose por completo del brebaje. "Tus rizos todavía gotean. "
Belle se miró los hombros. La tela estaba húmeda a causa de su cabello. Se encogió de hombros. "Oh bueno, ya no tiene remedio, supongo." Se instaló en el sofá, y se sirvió una taza de té. "¿Y qué tal tu día, Emma?”