Выбрать главу

Y entonces ella suspiró. "Oh, John, me siento tan bien. " Y él supo que era feliz.

"¿Cómo de bien? " murmuró él, mordisqueando la comisura de su boca.

"Muy, muy bien," rió Belle, devolviéndole los besos fervorosamente.

Los labios de John se arrastraron a través de su mejilla hasta su oído, y mordisqueó juguetonamente su lóbulo. "Tienes unas orejitas tan dulces," dijo roncamente. "Como albaricoques. "

Belle retrocedió, con una sonrisa sorprendida en la cara. "¿Albaricoques? "

"Ya te he dicho que no soy muy poético. "

"Me gustan los albaricoques," declaró ella lealmente.

"Vuelve aquí," dijo él, con un gruñido teñido de risa. Se sentó en el sofá y la arrastró junto con él.

"Oooh, como desee, milord. " Belle hizo su mejor imitación de una mirada coqueta.

"Qué moza tan lasciva. "

"¿Moza lasciva? Eso no es muy poético."

"Oh, calla." Fiel a sus palabras, John la enmudeció con otro beso, recostándose contra los cojines y tirando de Belle sobre él. "¿Te he dicho," le dijo entre besos, "que eres la mujer más hermosa que he conocido nunca? "

"No. "

"Bien, lo eres. Y la más simpática, y la más amable y…” la mano de John bajó por su espalda, ahuecándose sobre sus nalgas, y apretándolas, "con el trasero más bonito que he visto en mi vida. "

Belle se tambaleó repentinamente, sobresaltada en su modestia y luego sufrió un ataque de risitas encima de él. "Nadie me había dicho que los besos eran así de divertidos. "

"Por supuesto que no. Tus padres no querrían verte corriendo para besar al primero que pasara, después de todo. "

Belle le acarició la mandíbula con la mano, frotándola contra la áspera barba naciente. "No, sólo a ti. "

John no creyó que sus padres desearan que lo besara a él tampoco, pero alejó el pensamiento de su mente, poco inclinado a abandonar la perfección del momento. "La mayoría de las personas no se ríen tanto mientras se besan. " Sonrió abiertamente como un chiquillo y le pellizcó la nariz.

Belle le pellizcó la espalda. "¿No? Mala suerte para ellos. "

John la estrechó con fuerza en un abrazo feroz, como si pudiera vincularla a él tan solo con su fuerza. Tal vez un poco de su bondad se filtraría en él, limpiando su alma, y… Cerró los ojos. Estaba empezando a creerlo. "No puedes saber lo increíblemente perfecto que me siento en este momento," murmuró contra su pelo.

Belle se acurrucó aún más cerca. "Sé exactamente cómo de perfecto. "

"Lamentablemente, el té va a llegar en cualquier momento, y no creo que los criados tengan que saber lo perfectos que nos sentimos. "

"¡Oh Dios mío!" jadeó Belle, cruzando la habitación casi volando. "¿Estoy bien? ¿Dirías que yo…que nosotros…? "

"Yo sí," dijo John irónicamente, tratando de ignorar el dolor del deseo insatisfecho que hacía palpitar su cuerpo. "Pero si te arreglas el pelo, no creo que nadie más lo note. "

"Llueve," dijo ella, agitada. "Norwood creerá que es por eso por lo que estoy un poco desarreglada." A pesar de su desenvuelto comportamiento esa tarde, Belle no estaba preparada para ser pillada en un interludio amoroso por el mayordomo de sus primos.

"Siéntate," le ordenó John. "Charlaremos como dos adultos racionales, y Norwood no sospechará nada. "

"¿Crees que no? Me sentiría muy averg…"

"Tan solo siéntate, por favor, y nos dedicaremos a hablar de trivialidades hasta que tu mayordomo regrese."

"No creo que pueda," dijo Belle, apenas en un susurro.

"¿Por qué no? "

Ella se hundió en una silla y mantuvo sus ojos clavados en sus pies. "Porque siempre que te miro te recuerdo estrechándome en tus brazos. "

El corazón de John se detuvo de golpe. Respiró profundamente, luchando contra la cada vez más acuciante necesidad de saltar por encima del sofá, agarrar a Belle, y hacerle el amor allí mismo, sobre el suelo. Afortunadamente, se salvó de responder a su emotivo comentario por un discreto golpe en la puerta.

Norwood entró llevando una bandeja de té y galletas. Después de darle las gracias, Belle tomó la tetera y comenzó a servir. John notó que sus manos temblaban. En silencio aceptó la taza que ella le ofreció y tomó un trago.

Belle bebió a sorbos su té, obligando a sus manos a dejar de temblar. No es que estuviera avergonzada de su comportamiento; simplemente estaba conmocionada por lo intenso de su reacción ante John. Nunca había soñado que su cuerpo pudiera arder de esa forma, hasta el mismo centro.

"Un penique por tus pensamientos," dijo John de repente.

Ella levantó la mirada de su taza y sonrió. "Oh, valen mucho más que un penique. "

"¿Una libra, entonces? "

Aproximadamente durante un segundo Belle jugó con la idea de decirle exactamente lo que pensaba. Pero sólo durante un segundo. Su madre no la había educado para ser una libertina. "Me preguntaba si quieres que vuelque el té sobre tu pierna ya o prefieres que espere hasta que se haya enfriado un poco. "

John estiró su pierna herida tanto como podía y la contempló con gravedad, pretendiendo dar la impresión de que consideraba seriamente la idea. "Oh, creo que mejor caliente, ¿no? "

Belle cogió la tetera con una sonrisa diabólica. "Si esto funciona, revolucionaremos la historia de la medicina." Se inclinó sobre él, y por un instante John pensó que realmente iba a verter el té sobre su pierna. En el último momento, enderezó la tetera y la puso sobre la mesa. "Llueve con mucha fuerza ahora," dijo ella, echando un vistazo hacia la ventana. "No vas a poder regresar a tu casa durante un buen rato. "

"Imagino que seremos capaces de mantenernos ocupados. "

Belle echo un vistazo a su cara y supo exactamente cómo quería él mantenerlos ocupados. No se negó a si misma que también añoraba pasar la tarde en sus brazos, pero habían bastantes posibilidades de que Alex o Emma los encontraran, y lo último que necesitaba era ser pillada en una situación delicada por sus primos.

"Creo," dijo finalmente, "que deberíamos dedicarnos a otra actividad."

John pareció tan decepcionado que Belle apenas pudo sofocar una carcajada. "¿Qué sugieres que hagamos? "

Ella dejó su taza de té. "¿Puedes bailar? "

Capítulo Siete

John dejó su taza muy, muy despacio. "Belle", dijo finalmente, "debes saber que no puedo. "

“Tonterías. Todo el mundo puede bailar. Sólo tienes que intentarlo."

"Belle, si esto es una especie de broma… "

"Por supuesto que no es una broma," lo interrumpió ella rápidamente. "Sé que tu pierna está herida, pero no parece que te retrase excesivamente."

"Puede que haya aprendido a moverme con un grado razonable de velocidad, pero carezco de gracia alguna." Su mano se dirigió inconscientemente a su pierna. Horrendas visiones de él mismo cayendo torpemente al suelo pasaron por su mente. "Estoy seguro de que podemos entretenernos sin necesidad de que haga el tonto tratando de bailar. Además, no tenemos música."

"Hmmm, eso es un problema." Belle echó un vistazo por el salón hasta que sus ojos descansaron sobre un piano en una esquina. "Parece que tenemos dos opciones. La primera es que podría pedirle a Emma que viniera y tocara para nosotros, pero me temo que nunca ha sido famosa por su talento musical. No desearía que tocara ni para mi peor enemigo." Sonrió calidamente. "Mucho menos para un amigo."

La intensidad de su sonrisa impactó a John directamente en el corazón. "Belle", dijo suavemente. "No creo que vaya a funcionar."

"No lo sabrás a menos que lo intentes." Se levantó y alisó su vestido. "Creo que la idea de Emma al piano no es una opción, así que supongo que yo tendré que cantar. "

"¿Puedes? "

"¿Cantar? "

John asintió.

"Probablemente tan bien como tu bailar."

"En ese caso, milady, creo que, efectivamente, estamos en un aprieto,. "