"Estaba pensando exactamente lo mismo." John se puso en pie y se despidió con una inclinación de cabeza de las señoras.
Belle lamentaba verlo marchar, pero la divertida visión de Emma, abatidamente desplomada en su silla después de que su marido inconscientemente arruinara todas sus cuidadosas orquestaciones, compensaba con creces su desilusión.
Cuando John llegó a casa había otra nota esperándolo.
Estoy en Oxfordshire.
John sacudió la cabeza. Tendría que encontrar un modo de ponerse en contacto con los dueños anteriores de Bletchford Manor. Le habían parecido un poquito alocados, de la clase que gente que tendría amigos que escribirían notas así de raras.
Nunca se le ocurrió que la nota podría estar en cualquier modo relacionada con el disparo en los bosques.
John se sirvió una copa de brandy antes de subir la escalera hacia su dormitorio esa noche. Comenzó a tomar un sorbo, pero cambió de idea y la depositó sobre la mesilla. Se sentía bastante caldeado ya sin ella.
¿Era esto la felicidad? La sensación había estado ausente de su vida durante tantísimo tiempo que no estaba seguro de poder reconocerla.
Lentamente se dirigió hacia su cama, satisfecho. No esperaba soñar.
Estaba en España. Esto era un día caluroso, pero su compañía estaba de buen humor; no se habían producido enfrentamientos durante la semana pasada.
Estaba sentado en una mesa en la taberna, con un plato vacío de comida frente a él.
¿Qué era aquel extraño sonido que provenía de lo alto de las escaleras?
Se sirvió otra copa.
Golpe.
Este sitio tiene posibilidades, me parece. John se frotó los ojos. ¿Quién había dicho esto?
Otro golpe. Otro grito.
John caminó despacio hacia la escalera. ¿Qué estaba pasando? El golpeteo se hizo más fuerte mientras recorría el pasillo del primer piso.
Y luego lo oyó de nuevo. Esta vez sonaba muy claro."¡Noooooooooo! " La voz de Ana.
Abrió la puerta de una patada. "Oh, Dios, no," gritó. Apenas podía ver a Ana, su pequeño cuerpo completamente oculto bajo Spencer, que penetraba repetida y despiadadamente en ella.
Pero podía oír su llanto. "Noooo, noooo, por favor, noooo. "
John no se tomo un minuto para pensar. Enloquecido, apartó de un tirón a Spencer de la muchacha y lo lanzó contra la pared.
Bajo la mirada hacia Ana. Su pelo -¿ qué había pasado? Se había vuelto rubio.
Era Belle. Su ropa estaba rasgada, y su cuerpo destrozado y magullado.
"¡Ah, Dios, esto no! " El grito brotó desde lo más profundo del alma de John…
Se volvió hacía el hombre caído contra la pared, con la mano alrededor de su arma. "Mírame, Spencer," exigió.
El hombre levantó la cabeza, pero ya no era Spencer. John se encontró examinando su propio rostro.
"Oh, Dios, no," jadeó, retrocediendo y tropezando con la cama. "Yo no. Yo no podría hacer eso. No podría. "
El otro John se rió. Fue un sonido enfermo y enloquecido.
"No, no no. Yo no podría. Oh, Belle. " Bajó la mirada hacia la cama, pero ella ya no estaba.
"¡No! ¡Belle! "
John se despertó por el sonido de sus propios gritos. Jadeando, trataba de llevar oxigeno a sus pulmones, y cruzó los brazos sobre su estomago. Se balanceó atrás y adelante, con el cuerpo atormentado por silenciosos sollozos.
Capítulo Ocho
Belle se recostó en la cama, hojeando una colección de poesía de Wordsworth que jamás había leído antes de esa noche. Se encontró bizqueando más de lo habitual, así que se inclinó hacia la mesilla y encendió otra vela. Tan pronto como se había recostado de nuevo, sonó un golpe sobre la puerta.
"Adelante."
Emma irrumpió en la habitación con sus ojos violetas brillando de entusiasmo. "¡Sophie va a tener a su bebé!" exclamó. "¡Con tres semanas de adelanto! Un mensajero acaba de llegar con una nota de su esposo."
"Eso es maravilloso," jadeó Belle. "¿Verdad? "
"¡Oh, sí! No es bueno que un bebé llegue antes de tiempo, pero tres semanas no es demasiado, y Oliver dice que tal vez Sophie haya calculado mal de todos modos. "
"¿Os marcharéis tú y Alex por la mañana? "
"A primera hora. Quise marcharme en seguida, pero Alex se ha negado en redondo."
"Tiene razón, lo sabes. Los caminos son muy peligrosos de noche."
"Lo sé," contestó Emma con expresión decepcionada. "Pero he querido avisarte esta noche por si quieres acompañarnos. O si no quieres, avisarte de nuestros proyectos porque seguramente nos iremos antes de que despiertes mañana. "
"Creo que no iré contigo," dijo Belle despacio, midiendo sus palabras con cuidado al hablar. Se había sentido emocionada con lo de la feria toda la noche, y detestaba la idea de cancelar su salida con John. Sobre todo ahora que iban a ir solos. "Supongo que a Sophie no le apetecerá tener una casa llena de invitados mientras da a luz. La visitaré cuando el bebé sea un poco más mayor."
"Bien, entonces, le daré recuerdos tuyos." Emma frunció el ceño. "Aunque no estoy segura de que debiera dejarte aquí sola. No creo que sea apropiado."
"¿Sola? " preguntó Belle, incrédula. "Hay más de cien criados. "
"No tantos," la corrigió Emma. "Y prometí a tu madre que sería una buena acompañante."
"No puedo imaginar que clase de locura se apoderó de mi madre cuando pensó que tu serías una acompañante apropiada. "
"Tú sabes más sobre las reglas de sociedad," contesto Emma, evasivamente. "Si crees que no pasará nada… "
"Sé que no pasará nada. Esto no es Londres, después de todo. Dudo que nadie se entere siquiera de que estoy sola. Y si lo hicieran, no se armaría demasiado alboroto con cien criados montando guardia a mí alrededor. "
"Bien," accedió Emma finalmente. "Pero no invites a Lord Blackwood, por favor. No querría que se dijera que estuvisteis juntos sin estar correctamente acompañados."
Belle resopló. "Eso es todo un cambio después de tus maquinaciones de esta tarde."
"Eso era diferente," contestó Emma, a la defensiva. De todos modos, tuvo el detalle de al menos sonrojarse. "Y no me digas que no apreciaste mis supuestas maquinaciones. Me he dado cuenta del modo en que lo miras."
Belle suspiró y se acurrucó en la cama. "No lo niego."
Emma se inclinó hacia delante, sumamente interesada. "¿Estás enamorada de él? "
"No lo sé. ¿Cómo puede uno estar seguro?"
Emma lo pensó un momento antes de contestar. "Uno simplemente lo sabe, de alguna forma. Te pilla por sorpresa. Los poetas escriben sobre el amor a primera vista, pero no creo que suceda así."
La sonrisa de Belle era pensativa. "Sólo en las novelas románticas, supongo."
"Sí." Emma de repente se enderezó. "Mejor me voy a acostarme. Quiero estar preparada a primera hora mañana."
"Que tengáis un buen viaje," le deseó Belle.
"Lo haremos. Oh, y por favor discúlpanos con Lord Blackwood mañana por no poder asistir a la feria con vosotros. Aunque imagino que disfrutareis más de ello sin nuestra compañía."
"Estoy segura de que lo haremos."
Emma hizo una mueca. "Tan solo no lo invites aquí después. E independientemente de lo que hagas, no te acerques a Bellamy Park sola."