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Belle no hizo el menor esfuerzo para hacer saber a nadie que estaba de vuelta en la ciudad, pero al tercer día de su regreso, su mayordomo la informó de que tenía una visita.

"¿De verdad? " preguntó sin mucho interés. "¿Quién? "

"Él caballero preguntó si podía darle una sorpresa, milady."

El corazón se le puso en la garganta. "¿Tiene el pelo castaño y ojos oscuros?" preguntó frenéticamente.

"El caballero desea que sea una sorpresa."

Belle estaba tan nerviosa que agarró al mayordomo y lo sacudió. "¿De verdad? Por favor, dígamelo."

"Sí, milady, eso dijo."

Ella dejó caer sus manos y se hundió en una silla cercana. "Dígale que no deseo verlo."

"Pero creí que el señor Dunford era un buen amigo suyo, milady. No me gustaría despedirlo."

"Oh, es Dunford." Belle suspiró, con alivio y desilusión a partes iguales. "Dígale que me reuniré con él abajo." Tardó un momento en levantarse e ir hasta su espejo para comprobar rápidamente su aspecto. William Dunford había sido un buen e íntimo amigo suyo durante muchos años. La había cortejado brevemente, pero pronto se habían dado cuenta de que no hacían buena pareja y decidieron no arruinar su amistad llevando más lejos el romance. Él era también el mejor amigo de Alex y había desempeñado un papel importante en la no fácil tarea de ayudar a Alex y a Emma a encontrar su camino hasta el altar.

"¡Oh, Dunford, me alegro de verte!" exclamó Belle, cuando entró en el salón donde la esperaba. Cruzó el cuarto para darle un rápido abrazo.

"También es estupendo verte a ti otra vez, Belle. ¿Disfrutaste de tu rústica experiencia en casa de los recién casados?"

"Westonbirt es encantador," contestó Belle automáticamente, sentándose en un sofá. "Aunque tuvimos una enorme cantidad de lluvia."

Dunford se dejó caer perezosamente en una cómoda silla. "Bien, esto es Inglaterra, después de todo."

"Sí," contesto Belle, pero su mente estaba a kilómetros de distancia.

Después de esperar pacientemente durante un minuto completo, Dunford finalmente dijo, "¡Hola! ¿Belle? Yuu-huu."

Belle regresó al presente. "¿Qué? Oh, lo siento, Dunford. Estaba pensando."

"Y obviamente no en mí."

Ella sonrió avergonzada. "Lo siento."

"Belle, ¿qué sucede?"

"Todo está bien."

"No, no lo está, eso es evidente." Hizo una pausa y luego sonrió. "Es un hombre, ¿verdad? "

"¿Qué?"

"¡¡Ahá!! Veo que tengo razón."

Belle sabía que no tenía la más remota posibilidad de engañarlo, sin embargo sintió que al menos debería hacer un mínimo intento. "Tal vez."

"¡Ja!" rió Dunford. "Esto es estupendo. Después de años de hombres cayendo postrados a tus pies rendidos de amor y devoción, la pequeña Arabella ha sucumbido finalmente ella misma. "

"Esto no es gracioso, Dunford."

"Au contraire. Es de lo más divertido."

"Me haces parecer como una especie de despiadada princesa de hielo."

"No, por supuesto que no, Belle," dijo él, inmediatamente arrepentido. "Debo reconocer, que siempre has sido extraordinariamente agradable con cada uno de los jóvenes plagados de granos que te han solicitado un baile."

"Gracias. Creo."

"Razón por la que probablemente tantos jovencitos llenos de granos te solicitan un baile."

" Dunford," lo advirtió Belle.

"Es solamente que, después de Dios sabe cuantas ofertas de matrimonio, por ninguna de las cuales mostraste jamás el menor interés en aceptar, resulta divertido verte locamente enamorada de un modo similar." Después de su larga explicación, Dunford se recostó. Cuando Belle no hizo ningún comentario, añadió, "Es un hombre, ¿verdad?"

"¿Cómo…lo opuesto a una mujer? " ironizó Belle. " Por supuesto que es un hombre. "

"Bueno, podría no haber interpretado bien los síntomas. Podría ser que hubiera muerto tu perro de aguas favorito."

"No tengo perro de aguas," dijo Belle malhumoradamente. "Es un hombre."

"¿No siente lo mismo por ti?"

"No." Su voz estaba angustiosamente triste.

"¿Estás segura? "

"Tengo razones para creer que él," Belle eligió sus palabras cuidadosamente, "siente algo por mí, pero cree que no debe actuar de acuerdo con sus sentimientos. "

"Suena como algo excesivamente honoroso, para su propio bien. "

"Algo así."

"Solo por curiosidad, Belle, ¿qué tiene este sujeto que te tiene tan enamorada de él? "

Su rostro inmediatamente se dulcificó. "No lo sé, Dunford. Realmente no lo se. Posee un maravilloso sentido del honor. Y del humor, también. Se burla de mi, no de modo malévolo, por supuesto, y me deja devolverle las burlas. Y hay algo tan bueno en él. Él no puede verlo, pero yo sí. Oh, Dunford, él me necesita. "

Dunford permaneció silencioso unos instantes. "Estoy seguro de que no todo está perdido. Podemos hacer que cambie de parecer."

"¿Nosotros? "

El le lanzó una pícara sonrisa. "Parece lo más divertido que me ha sucedido en años. "

"No estoy segura de que merezca la pena el esfuerzo."

"Por supuesto que sí."

"No estoy segura de que lo quiera de vuelta."

"Por supuesto que quieres. ¿No has oído tus propias palabras no hace ni treinta segundos? "

"Ojalá sintiera tanta confianza como tú."

"Mira, Belle, durante los dos últimos años has estado diciéndome que quieres una boda por amor. ¿Realmente estás dispuesta a renunciar a ello sólo por un poco de orgullo?"

"Tal vez encuentre a alguien agradable con quien casarme," dijo Belle, dubitativa. "Estoy segura de que podría. Los hombres me lo piden todo el tiempo. No sería infeliz."

"Tal vez no. Pero tampoco serías feliz. "

Belle se derrumbó. "Lo sé."

"Pondremos mi plan en marcha esta noche."

"¿Exactamente qué implica este plan?"

"De la manera que yo lo veo, si este tipo… ¿por cierto, cómo se llama?"

"John."

Dunford sonrió con afectación. "Vamos, Belle, tu puedes hacerlo mejor."

"No, de verdad," protestó Belle. "Su nombre es John. Puedes preguntárselo a Emma."

"Bien entonces, si este tipo, John, realmente siente algo por ti, se va a sentir cegado por los celos cuando oiga que estás planeando casarte, aunque él tratara de actuar noblemente al dejarte."

"Un plan interesante, ¿pero con quién voy a casarme?"

"Conmigo."

Belle le lanzó una mirada de completa incredulidad. "Oh, por favor."

"No he querido decir que realmente vayamos a casarnos," replicó Dunford. Y después añadió un poco a la defensiva, "y no tienes por que parecer tan asqueada con la idea. Soy considerado un partido razonablemente bueno, ¿sabes?. Simplemente quise decir que podríamos lanzar el rumor de que planeábamos una boda. Si John realmente te quiere, esto debería hacerlo reaccionar."

"No sé," dijo Belle, evasiva. "¿Y si en realidad no me quiere? ¿Entonces que?"

"Entonces, me das calabazas, por supuesto."

"¿No te importaría?"

"Por supuesto que no. Eso obrará maravillas en mi vida social, en realidad. Tendría legiones de pequeñas preciosidades ofrececiendome consuelo."

"Me parece que prefiero mantenerte al márgen de esto. Quizás, simplemente podríamos lanzar el rumor de que planeo casarme y no mencionar a nadie en particular."

"¿Y como de lejos llegaría ese chisme?" respondió Dunford. "Todo el mundo en Londres planea casarse. Al hombre no le llegará ni una palabra al respecto, sobre todo si vive sepultado en el campo."

"No, pero lo más seguro es que no se entere de ningún rumor, sin importar lo jugoso que sea. No se mantiene al corriente de las idas y venidas de la alta sociedad. De la única forma en que él averiguaría que planeábamos casarnos es si pusiéramos un anuncio en el Times."