Cordelia asintiу con un gesto, satisfecha, y se acomodу para presenciar la carnicerнa. Droushnakovi parecнa nerviosa.
El comienzo del combate fue lento, pues la joven se dedicу principalmente a mantenerse fuera de alcance. Al volverse para mirarlos, el teniente Koudelka disparу por accidente la funda de su bastуn, y la vaina fue a dar entre los arbustos. Bothari se distrajo un instante, y Drou le dio un golpe bajo y rбpido. Bothari aterrizу con un fuerte impacto, aunque de inmediato volviу a levantarse.
— ЎBuena jugada! — exclamу Cordelia, extasiada. Drou parecнa tan sorprendida como los demбs -. ЎAcaba con йl, Drou!
El teniente Koudelka frunciу el ceсo.
— No fue un movimiento justo, seсora. — Un hombre del conde le devolviу la funda, y Koudelka envainу la espada -. La culpa fue mнa, por distraerlo.
— No dijo lo mismo hace un rato — objetу ella.
— Dйjalo, Cordelia — le dijo Vorkosigan con suavidad.
— ЎPero le estб robando un punto! — replicу ella en un susurro furioso -. ЎY quй punto! Hasta el momento Bothari ha sido el mejor de todas las vueltas.
— Sн. Koudelka necesitу seis meses de prбctica en el General Vorkraft para lograr derribarlo.
— Oh. Hum. — Guardу silencio por un instante -. їCelos?
— їNo lo has notado? Ella posee todo lo que йl ha perdido.
— He visto que a veces la trata con bastante brusquedad. Es una pena. Evidentemente ella estб…
Vorkosigan alzу una mano.
— Hablaremos de ello luego. Aquн no.
Cordelia se interrumpiу y asintiу con un gesto.
— Tienes razуn.
El combate continuaba. El sargento Bothari derribу a Droushnakovi dos veces seguidas, y al fin se librу de su oponente final sin demasiado esfuerzo.
Despuйs de que todos los luchadores conferenciaran al otro lado del jardнn, Koudelka cojeу hasta ellos en calidad de emisario.
— Seсor. Nos preguntбbamos si querrнa efectuar un combate con el sargento Bothari a modo de demostraciуn. Ninguno de los muchachos lo ha visto nunca.
Vorkosigan descartу la idea sin mucha convicciуn.
— No estoy en forma, teniente. Y ademбs, їcуmo lo averiguaron? їHan estado contando historias?
Koudelka sonriу.
— Algunas. Creo que asн comprenderнan lo que puede llegar a ser realmente este juego.
— Me temo que serнa un mal ejemplo.
— Yo nunca lo he visto — murmurу Cordelia -. їDe verdad es tan buen espectбculo?
— No lo sй. їTe he ofendido ъltimamente? їVer cуmo Bothari me pulveriza serнa una catarsis para ti?
— Lo serнa para ti — dijo Cordelia, fomentando su evidente deseo de que lo persuadieran -. Me parece que en los ъltimos tiempos has dejado de lado algunas cosas que te gustaban mucho.
— Sн…
Con unos aplausos, йl se levantу y se quitу la chaqueta del uniforme, los zapatos y los anillos. Luego vaciу el contenido de sus bolsillos y subiу al cuadrilбtero para realizar algunos ejercicios de calentamiento.
— Serб mejor que actъe como arbitro, Kou — lo llamу -. Sуlo para evitar que alguien se alarme innecesariamente.
— Sн, seсor. — Koudelka se volviу hacia Cordelia antes de regresar a la arena -. Eh… recuerde que en cuatro aсos de prбctica, nunca se mataron, seсora.
— їPor quй serб que en lugar de tranquilizarme me ha alarmado? De todos modos, Bothari ha peleado en seis combates esta maсana. Tal vez estй cansado.
Los dos hombres se enfrentaron en la lona y se inclinaron con formalidad. Koudelka se apartу rбpidamente del medio. El bullicioso rumor de la audiencia desapareciу y todos los ojos se fijaron en los contrincantes, quienes se estudiaban en un frнo y concentrado silencio. Comenzaron a rodearse lentamente, y de pronto se trabaron en combate. Cordelia no alcanzу a ver quй ocurrнa, pero cuando se separaron, Vorkosigan tenнa una herida en la boca y Bothari estaba doblado sobre el vientre.
En el siguiente encuentro, Bothari propinу a Vorkosigan un puntapiй en la espalda que lo lanzу por completo fuera del cuadrilбtero. A pesar de tener la respiraciуn entrecortada, el almirante rodу y corriу de regreso a la lona. Los hombres responsables de guardar la vida del regente comenzaron a mirarse entre ellos, preocupados. Cuando volvieron a trabarse cuerpo a cuerpo, Vorkosigan sufriу una violenta caнda y Bothari se lanzу sobre йl para apretarle el cuello. A Cordelia le pareciу ver cуmo se curvaban sus costillas bajo el peso de la rodilla que lo inmovilizaba. Un par de guardias se dispusieron a avanzar, pero Koudelka les hizo una seсa y Vorkosigan, con el rostro enrojecido, golpeу el suelo en seсal de rendiciуn.
— Primer punto para el sargento Bothari — exclamу Koudelka -. їDos puntos de tres, seсor?
El sargento Bothari se levantу con una leve sonrisa, y Vorkosigan permaneciу sentado en la colchoneta un momento, recuperando el aliento.
— De todos modos me queda uno. Debo obtener el desquite. Estoy en baja forma.
— Se lo dije — murmurу Bothari.
Volvieron a rodearse. Chocaron, se separaron, chocaron otra vez y de pronto Bothari se encontrу efectuando una voltereta espectacular, mientras Vorkosigan rodaba por debajo de йl para cogerle el brazo en una palanca que estuvo a punto de dislocarle el hombro al caer. Bothari luchу unos momentos para librarse de la llave, pero al fin se rindiу. Esta vez fue йl quien permaneciу un minuto en la colchoneta antes de levantarse.
— Es sorprendente — dijo Droushnakovi con los ojos бvidos -. Sobre todo considerando que es mucho menos corpulento.
— Pequeсo pero matуn — respondiу Cordelia, fascinada -. No lo olvides.
El tercer enfrentamiento fue breve. Unos momentos de lucha cuerpo a cuerpo, unos golpes y una caнda conjunta se resolvieron de pronto en una llave de brazo, ejecutada por Bothari. Vorkosigan cometiу la imprudencia de querer soltarse, y Bothari, con rostro inexpresivo, le dislocу el codo con un crujido que oyу todo el pъblico. Vorkosigan aullу y se rindiу. Koudelka volviу a detener a los guardias.
— Colуquelo en su lugar, sargento — gimiу Vorkosigan sentado en el suelo, y apoyando el pie contra su ex capitбn Bothari le dio un fuerte tirуn del brazo -. No debo volver a repetir eso — dijo Vorkosigan, dolorido.
— Al menos esta vez no se lo ha roto — observу Koudelka, tratando de animarlo, y lo ayudу a levantarse asistido por Bothari. Vorkosigan regresу cojeando al sillуn y, con gran cautela, se sentу a los pies de Cordelia. Bothari tambiйn se movнa con dificultad.
— Asн solнamos practicar este deporte… a bordo del General Vorkraft — dijo Vorkosigan con la respiraciуn todavнa agitada.
— Cuбnto esfuerzo — observу Cordelia -. їY cuбntas veces os habйis enfrentado a una verdadera situaciуn de combate cuerpo a cuerpo?
— Muy pocas. Pero cuando se presentу la ocasiуn, ganamos.
El grupo se dispersу murmurando comentarios acerca de lo ocurrido. Cordelia acompaсу a Aral para ayudar en las curas de su codo y su boca. Luego le hizo preparar un baсo caliente y mientras le frotaba la espalda, continuу con el problema personal que le habнa estado preocupando.
— їTe parece que podrнas decirle algo a Koudelka acerca de cуmo trata a Drou? Parece transformarse en otra persona. Ella hace todo lo posible por resultarle agradable, y йl ni siquiera la trata con la misma amabilidad que dispensa a cualquiera de sus hombres. Drou es prбcticamente una camarada oficial, y creo que estб locamente enamorada de йl. їPor quй no lo nota?
— їQuй te hace pensar que no? — preguntу Aral lentamente.
— Su comportamiento, por supuesto. Es una pena. Harнan muy buena pareja. їNo la consideras atractiva?
— Encantadora. Pero claro, como todos saben — aсadiу volviйndose hacia ella con una sonrisa -, a mн me gustan las amazonas altas. No a todos los hombres les ocurre lo mismo. Pero si lo que detecto en tus ojos es un brillo casamentero… їno te parece que serбn las hormonas maternales?
— їQuieres que te disloque el otro codo?
— No, gracias. Habнa olvidado lo doloroso que podнa ser un ejercicio de entrenamiento con Bothari. Ah, eso estб mejor. Un poco mбs abajo…
— Bien, maсana tendrбs unos bonitos cardenales ahн abajo.
— Ya lo sй. Pero antes de que te entusiasmes demasiado con la vida amorosa de Drou, їhas pensado con detenimiento en las lesiones de Koudelka?
— Oh. — Cordelia guardу silencio -. Habнa supuesto que… que sus funciones sexuales habнan sido tan bien reparadas como el resto de su cuerpo.
— O tan mal. Es una zona muy delicada para la cirugнa.
Cordelia frunciу los labios.
— їLo sabes con certeza?
— No. Lo que sн sй es que nunca tocamos el tema en nuestras conversaciones. Jamбs.
— Hum. Quisiera saber cуmo interpretar eso. Suena a un mal presagio. їCrees que podrнas preguntбrselo?
— ЎPor Dios Cordelia, por supuesto que no! Vaya una pregunta para formularle. En particular si la respuesta es «no». Recuerda que tengo que trabajar con йl.