Ahora se habнa inclinado sobre su mano y la llamaba «seсora» como si realmente la respetara, o al menos sin mбs ironнa que la que infundнa a cualquiera de sus comentarios. La mujer rubia que lo acompaсaba (їo era una niсa?) estaba vestida con ropas normales de civil. Era alta y muy musculosa, y se volviу para observar a Cordelia con gran interйs.
Vorkosigan y Negri intercambiaron un breve saludo. Los dos hombres se conocнan desde hacнa tanto
tiempo que ya no necesitaban recurrir a las formalidades.
— Y ella es la seсorita Droushnakovi — aсadiу Negri, seсalбndola con la mano.
— їY cuбl es su cargo? — preguntу Cordelia con cierta desesperaciуn. Todos parecнan estar siempre bien informados por allн, aunque Negri tampoco habнa presentado al teniente Koudelka; Droushnakovi y Koudelka se miraron de soslayo.
— Estoy al servicio de los aposentos imperiales, seсora. — Droushnakovi inclinу la cabeza ante ella, casi una reverencia.
— їY a quiйn sirve? Ademбs de a los aposentos.
— A la princesa Kareen, seсora. Йse es sуlo mi tнtulo oficial. Soy una guardaespaldas a las уrdenes del capitбn Negri. De primera categorнa. — Resultaba difнcil determinar cuбl de los dos tнtulos le proporcionaba mбs orgullo y placer, pero Cordelia sospechaba que era el ъltimo.
— Si йl le ha otorgado tanta jerarquнa, serб usted muy competente.
— Gracias, seсora. Lo intento — respondiу con una sonrisa.
Todos siguieron a Negri por una puerta que se abrнa a una habitaciуn larga y soleada, con muchas ventanas que daban al sur. Cordelia se preguntу si la eclйctica combinaciуn de muebles estarнa formada por antigьedades inestimables o por simples cachivaches. No pudo determinarlo. Una mujer los aguardaba sentada en un canapй de seda amarilla al otro extremo de la habitaciуn, y observу con una expresiуn grave cуmo el grupo avanzaba hacia ella.
La princesa Kareen era una mujer delgada y tensa de unos treinta aсos, con una hermosa cabellera oscura peinada con esmero, aunque su vestido gris era de un corte simple. Simple pero perfecto. Un niсo de unos cuatro aсos murmuraba a su estegosauro de juguete, tendido boca abajo en el suelo, y el muсeco le respondнa tambiйn en un murmullo. La mujer le pidiу que se levantara, que apagara el pequeсo robot y que se sentara a su lado, aunque el niсo mantuvo apretado con fuerza al suave muсeco de piel. Cordelia se sintiу aliviada al ver que el pequeсo prнncipe vestнa prendas cуmodas y apropiadas para su edad.
Con frases formales, Negri la presentу ante la princesa y el prнncipe Gregor. Cordelia no supo si debнa hacer una reverencia o saludar, y terminу inclinando la cabeza como lo habнa hecho Droushnakovi. Gregor parecнa solemne y la mirу con gran desconfianza, de forma que Cordelia tratу de tranquilizarlo con una sonrisa.
Vorkosigan se hincу sobre una rodilla frente al muchacho (sуlo Cordelia lo vio tragar saliva) y dijo:
— їSabйis quiйn soy, prнncipe Gregor?
Gregor se apretу contra su madre y alzу la vista hacia ella. Kareen asintiу con un gesto.
— Lord Aral Vorkosigan — le respondiу el niсo en voz baja.
Vorkosigan suavizу el tono y abandonу la formalidad para no atemorizarlo.
— Tu abuelo me ha pedido que sea tu regente. їAlguien te ha explicado quй significa eso?
Gregor sacudiу la cabeza en silencio. Vorkosigan mirу a Negri y alzу una ceja a modo de reproche. Negri no modificу su expresiуn.
— Eso significa que harй el trabajo de tu abuelo hasta que seas lo bastante mayor para ocuparte de ello tъ solo, cuando cumplas los veinte aсos. Durante los prуximos diecisйis aсos, cuidarй de ti y de tu madre en lugar de tu abuelo, y me ocuparй de que recibas una educaciуn adecuada para que llegues a ser tan bueno como йl. Para que lleves adelante un buen gobierno.
їSabнa el niсo lo que era un gobierno? Vorkosigan
habнa tenido cuidado de no decir «en lugar de tu padre», notу Cordelia con frialdad. Intentaba no mencionar para nada al prнncipe heredero Serg. Asн como su cuerpo se habнa vaporizado en una batalla orbital, el recuerdo de Serg desaparecнa de la historia de Barrayar.
— Por ahora — continuу Vorkosigan — tienes que estudiar mucho con tus tutores y obedecer a tu madre. їCrees que podrбs?
Gregor tragу saliva y asintiу con un gesto.
— Creo que lo harбs bien. — Vorkosigan lo saludу con un firme movimiento de cabeza, idйntico al que utilizaba con sus oficiales de estado mayor, y entonces se levantу.
Creo que tъ tambiйn lo harбs bien, Aral, pensу Cordelia.
— Mientras se encuentra aquн, seсor — dijo Negri cuando estuvo seguro de que no hablarнa mбs -, quisiera que me acompaсara a Operaciones. Hay dos o tres informes que me gustarнa presentarle. El ъltimo de Dar-koi parece indicar que el conde Vorlakail estaba muerto antes de que su residencia fuese quemada, lo cual arroja una nueva luz, o una nueva sombra, sobre la cuestiуn. Y tambiйn estб el problema de reformar el Ministerio de Educaciуn Polнtica…
— Mбs bien de desmantelarlo — murmurу Vorkosigan.
— Es posible. Y, como siempre, el ъltimo de los sabotajes de Komarr…
— Ya entiendo. Vamos. Ah, Cordelia…
— Es posible que la seсora Vorkosigan prefiera quedarse y hacernos una visita — murmurу la princesa Ka-reen de inmediato, sin apenas rastro de ironнa.
Vorkosigan le dirigiу una mirada de gratitud.
— Gracias, seсora.
Distraнdamente, la princesa se deslizу un dedo por los labios mientras los hombres salнan, y se relajу un poco cuando todos se hubieron marchado.
— Bien. Esperaba la ocasiуn de tenerla para mн sola. — Su expresiуn se tornу mбs animada mientras observaba a Cordelia. Ante una indicaciуn silenciosa, el niсo bajу del sofб y con unas miradas de soslayo regresу a su juego.
Droushnakovi se acercу a ellas con el ceсo fruncido. — їQuй le ocurre a ese teniente? — le preguntу a Cordelia.
— El teniente Koudelka fue herido por un disruptor nervioso — explicу Cordelia con frialdad. No sabнa con certeza si el tono extraсo de la muchacha no ocultaba alguna clase de desaprobaciуn -. Sucediу hace un aсo, cuando servнa a Aral a bordo del General Vorkraft. Al parecer, aquн los tratamientos neuronales no son tan eficaces como en el resto de la galaxia. — Cordelia cerrу la boca, temiendo que este comentario fuese interpretado como una crнtica a su anfitriona. De todas formas la princesa Kareen no era responsable por las deficientes prбcticas mйdicas de Barrayar.
— їNo fue durante la guerra de Escobar? — preguntу Droushnakovi.
— La verdad es que, en cierta forma, fue el primer disparo de la guerra. Aunque supongo que ustedes lo llamarнan fuego amigo. — Todo un oxнmoron capaz de confundir a cualquiera.
— La seсora Vorkosigan, o tal vez deberнa decir la capitana Naismith, se encontraba allн — observу la princesa Kareen -. Ella debe de saberlo.
A Cordelia le resultу difнcil interpretar su expresiуn. їCuбntos de los famosos informes de Negri habнan llegado a manos de la princesa?
— ЎQuй terrible para йl! Parece haber sido un hombre muy atlйtico — comentу la guardaespaldas.
— Lo era. — Cordelia abandonу su actitud defensiva y sonriу a la muchacha -. Los disruptores nerviosos son armas horribles, a mi parecer. — Distraнdamente se frotу el punto insensible del muslo, quemado apenas por la aureola de una descarga que, afortunadamente, no habнa penetrado el tejido subcutбneo daсando la funciуn del mъsculo. Sin lugar a dudas debнa haberse operado antes de viajar a Barrayar.
— Siйntese, seсora Vorkosigan. — La princesa Kareen dio unas palmaditas a su lado, en el sitio que acababa de abandonar el futuro emperador.
— Por favor, Drou, їquerrнas llevarte a Gregor para que almuerce?
Droushnakovi asintiу con una mirada significativa, como si hubiese recibido algъn mensaje en clave con esa peticiуn tan simple. Despuйs de llamar al niсo, ambos se marcharon cogidos de la mano. La voz infantil llegу hasta ellas.
— Droushi, їpuedo comer un pastel de crema? їY puedo darle uno a Estegui?
Cordelia se sentу con cautela, pensando en los informes de Negri y en la desinformaciуn sobre el reciente fracaso de Barrayar al tratar de invadir el planeta Escobar. Escobar, el buen vecino y aliado de Colonia Beta… las armas que desintegraran al prнncipe heredero Serg con toda su nave habнan sido escoltadas a travйs del sitio barrayarйs por cierta capitana Cordelia Naismith, de las Fuerzas Expedicionarias de Beta. Hasta allн todo era del dominio pъblico y ella no tenнa de quй disculparse. Era la historia secreta, lo ocurrido entre bambalinas en el alto mando barrayarйs, lo que resultaba tan… traicionero. Cordelia decidiу que aquйlla era la palabra exacta. Era peligroso, como un desecho tуxico mal almacenado.