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Para sorpresa de Cordelia, la princesa Kareen se inclinу hacia ella, cogiу su mano derecha, se la llevу a los labios y la besу con firmeza.

— Jurй que besarнa la mano que matase a Ges Vo-rrutyer. Gracias. Gracias — dijo Kareen con emociуn.

Su voz era entrecortada, intensa, invadida por las lбgrimas, y la gratitud se reflejaba en su rostro. La princesa se enderezу y despuйs de recuperar su expresiуn reservada, asintiу con un gesto -. Gracias. Bendita sea.

— Bueno… — Cordelia se tocу la mano -. Bien… yo… este honor pertenece a otra persona, seсora. Yo estuve presente cuando le cortaron el cuello al almirante Vorrutyer, pero no fue mi mano la que lo ejecutу.

Kareen apretу los puсos sobre la falda y sus ojos brillaron.

— їEntonces, fue Lord Vorkosigan? — ЎNo! — Cordelia apretу los labios, exasperada -. Negri debiу haberle entregado el verdadero informe. Fue el sargento Bothari. Tambiйn salvу mi vida en esa ocasiуn.

— їBothari? — Kareen enderezу la espalda, asombrada -. їBothari el monstruo? їEl ordenanza loco de Vorrutyer?

— No me importa que me culpen en su lugar, seсora, porque de haberse divulgado se habrнan visto forzados a ejecutarlo por asesinato y motнn. Pero… no quisiera hurtarle el mйrito. Le transmitirй sus palabras si usted lo desea, pero no estoy segura de que recuerde el incidente. Despuйs de la guerra y antes de ser licenciado fue sometido a una draconiana terapia mental… o a algo que los barrayareses llaman terapia, al menos. — Por lo que Cordelia habнa visto, eran tan competentes en este campo como en la neurocirugнa -. Y segъn tengo entendido, tampoco era absolutamente… normal antes de eso. — No — convino Kareen -. Es verdad. Yo pensй que era leal a Vorrutyer.

— Йl decidiу… decidiу dejar de serlo. Creo que fue el acto mбs heroico que jamбs he presenciado. Salir de ese pantano de perversidad y locura, y tratar de alcanzar… — Cordelia se detuvo sin atreverse a decir «alcanzar la salvaciуn». Despuйs de una pausa preguntу -:

їUsted culpa al almirante Vorrutyer por la corrupciуn del prнncipe Serg?

Ya que estaban hablando sin rodeos… Nadie menciona, al prнncipe Serg. Йl creyу que tomaba, un atajo para llegar al imperio, y ahora simplemente ha desaparecido.

— Ges Vorrutyer… — Las manos de Kareen se crisparon -. Йl encontrу un amigo de mentalidad parecida en Serg. Un seguidor para sus perversos pasatiempos. Tal vez… tal vez la culpa no haya sido toda de Vorrutyer, no lo sй.

Una respuesta sincera, pensу Cordelia. Kareen aсadiу lentamente:

— Ezar me protegiу de Serg cuando quedй embarazada. Hacнa mбs de un aсo que no veнa a mi marido cuando lo mataron en Escobar.

Tal vez yo tampoco vuelva a mencionar al prнncipe Serg.

— Ezar fue un gran protector. Espero que Aral lo haga igual de bien — dijo Cordelia. їNo se estaba anticipando al referirse al emperador Ezar en tiempo pasado? Todos los demбs parecнan hacerlo.

Kareen pareciу regresar de una ausencia y sacudiу la cabeza para despejarse.

— їDesea te, seсora Vorkosigan?

Esbozу una sonrisa. Tocу un intercomunicador oculto en la joya que llevaba prendida al hombro y dio algunas уrdenes domйsticas. Al parecer, la entrevista personal habнa concluido. Ahora la capitana Naismith debнa tratar de averiguar cуmo actuaba la seсora Vorkosigan cuando tomaba el tй con una princesa.

Gregor y la guardaespaldas aparecieron de nuevo cuando comenzaban a servirse los pasteles de crema, y el pequeсo logrу seducirlas para que le permitiesen comer otra porciуn. Kareen se negу con firmeza cuando llegу el momento de la tercera. El hijo del prнncipe Serg parecнa un niсo completamente normal, aunque se mostraba algo retraнdo ante los desconocidos. Con profundo interйs personal, Cordelia lo mirу junto a su madre. La maternidad. Todas lo hacнan. їCuan difнcil podнa llegar a ser?

— їQuй le ha parecido hasta el momento su nueva casa, seсora Vorkosigan? — preguntу la princesa a modo de amable conversaciуn. Ahora estaban tomando el tй; no era momento de mostrar los rostros al desnudo. No delante de los niсos.

Cordelia lo pensу unos momentos. — El palacio de la campiсa, Vorkosigan Surleau, es realmente hermoso. Ese lago maravilloso es mбs grande que cualquiera que exista en Colonia Beta, y sin embargo Aral lo considera normal. Su planeta es de una belleza inconmensurable. — Su planeta. їNo es tambiйn mi planeta? En una prueba de asociaciуn libre, «su casa» todavнa estaba unido a «Colonia Beta» en la mente de Cordelia. Sin embargo se sentнa capaz de permanecer para siempre junto al lago, descansando en los brazos de Vorkosigan -. La capital es… bueno, sin duda es mбs variada que nada de lo que tenemos en ca… en Colonia Beta. No obstante — agregу con una risita cohibida -, parece haber soldados por todas partes. La ъltima vez que me vi rodeada por tantos uniformes verdes estaba en un campo de prisioneros de guerra.

— їAъn nos ve como al enemigo? — preguntу la princesa con curiosidad.

— Oh, dejй de considerarlos asн incluso antes de que terminara la guerra. No eran mбs que una colecciуn de vнctimas.

— Tiene usted unos ojos penetrantes, seсora Vorkosigan. — La princesa tomу un sorbo de tй y sonriу dentro de la taza. Cordelia parpadeу.

— La Residencia Vorkosigan suele tener una atmуsfera de cuartel cuando el conde Piotr reside allн — comentу -. Todos esos hombres de librea. Creo que he visto a un par de criadas barriendo por algъn rincуn, pero aъn no he hablado con ninguna. Un cuartel barrayarйs. En Beta mi servicio fue algo completamente distinto.

— Mixto — dijo Droushnakovi. їFue envidia lo que brillу en sus ojos? -. Hombres y mujeres sirviendo por igual.

— Los puestos se otorgan tras una prueba de aptitud — le explicу Cordelia -. Estrictamente. Por supuesto, las tareas que requieren un mayor esfuerzo fнsico son i asignadas a los hombres, pero no parecen estar tan obsesionados con las categorнas.

— Existe el respeto — suspirу Droushnakovi.

— Bueno, si las personas arriesgan la vida por su comunidad, es lуgico que sean respetadas — seсalу Cordelia con calma -. Supongo que echo de menos a mis compaсeras oficiales. Las mujeres inteligentes, las tйcnicas, mi grupo de amigas allб en casa. — Allн estaba esa palabra tramposa otra vez -. Con tantos hombres inteligentes como los que tienen aquн, deben de haber tambiйn mujeres brillantes en alguna parte. їDуnde se esconden?

Cordelia cerrу la boca, ya que de pronto se le ocurriу pensar que Kareen podнa interpretar sus palabras como un insulto. Aunque agregar «exceptuando las presentes» sin duda la dejarнa en peor posiciуn.

No obstante si Kareen la interpretу de esa manera, no lo demostrу, y el regreso de Aral e Illyan rescatу a Cordelia de la posibilidad de cometer otras torpezas. Los tres se despidieron amablemente y regresaron a la Residencia Vorkosigan.

— El capitбn Negri ha asignado a la seсorita Droushnakovi para que se encargue de la seguridad personal de la regente consorte — les explicу Illyan brevemente. Aral asintiу con un gesto.

Mбs tarde, Droushnakovi entregу a Cordelia una nota sellada. Alzando las cejas, Cordelia la abriу. La letra era pequeсa y clara, la firma legible y sin rъbrica.

Con mis saludos, decнa. Ella sabrб servirla bien. Kareen.

Esa noche el comandante Illyan se presentу en la Residencia Vorkosigan seguido por Droushnakovi. Aferrada a una gran maleta, la joven mirу a su alrededor con los ojos brillantes de interйs.

2

A la maсana siguiente, Cordelia despertу para descubrir que Vorkosigan ya se habнa marchado, y que ella debнa enfrentarse a su primer dнa en Barrayar sin la compaснa de su esposo. Decidiу dedicarlo a la compra que habнa decidido efectuar la noche anterior, cuando observу a Koudelka esforzбndose por bajar la escalera en espiral. Sospechaba que Droushnakovi serнa la guнa ideal para lo que tenнa pensado.

Cordelia se vistiу y saliу en busca de su guardaespaldas. No le resultу difнcil encontrarla. Droushnakovi estaba sentada en el pasillo, justo al otro lado de su puerta, y se levantу al verla aparecer. Esa muchacha deberнa vestirse con uniforme, reflexionу Cordelia. El vestido que llevaba no cuadraba con su metro ochenta y cinco de altura, ni tampoco con su excelente musculatura. Entonces se preguntу si, como regente consorte, le permitirнan vestirla con librea, y durante el desayuno se entretuvo diseсando mentalmente un traje que sentara bien a la belleza valquiria de la muchacha.

— їSabes?, eres la primera guardia barrayaresa que he conocido — le comentу Cordelia mientras se tomaba un huevo con cafй y una especie de cereales al vapor con mantequilla, los cuales constituнan el principal alimento de los desayunos del lugar -. їCуmo te iniciaste en esta de clase de trabajo?

— Bueno, no soy una verdadera guardia, como los hombres de librea…

Ah, la magia de los uniformes otra vez.

—… pero mi padre y mis tres hermanos estбn en el Servicio. Es lo mбs cerca que pude llegar de convertirme en un verdadero soldado, como usted.

Desesperada por el Ejйrcito, como el resto de Barrayar.