— Lo siento seсor, pero no puedo apoyar esta idea. Mi punto de vista se basa estrictamente en cuestiones de seguridad. Se encuentra en la parte antigua de la ciudad. Las calles estбn llenas de madrigueras. En la zona hay al menos tres redes de viejos tъneles, y hay demasiados edificios altos desde los cuales se puede vigilar toda el бrea. Para lograr una protecciуn superficial necesitarй al menos seis patrullas en servicio permanente.
— їTiene los hombres?
— Bueno, sн.
— Entonces nos quedaremos en la Residencia Vorkosigan. — Al ver la expresiуn decepcionada de Illyan, el almirante lo consolу -. Tal vez no sea un buen sitio para la seguridad, pero es excelente para las relaciones pъblicas. Con ello la nueva regencia tendrб un aire de… de humildad militar. Es posible que ayude a disminuir la paranoia acerca de un golpe palaciego.
Y allн estaban, en el palacio en cuestiуn. Por su despliegue arquitectуnico, la sede imperial hacнa que la Residencia Vorkosigan pareciese pequeсa. Las grandes alas se elevaban cuatro pisos, y su altura quedaba acentuada por torres aisladas. En diversas йpocas se habнan efectuado aсadidos que unнan las alas creando patios vastos e нntimos a la vez, algunos con proporciones adecuadas y otros con un aspecto algo casual.
La fachada del este era la que gozaba de un estilo mбs uniforme, cubierta de tallas en piedra. El lado norte era mбs irregular, entrelazado con complejos jardines formales. El sector oeste era el mбs antiguo, y en el sur se encontraba la construcciуn mбs reciente.
El vehнculo se detuvo en una terraza de dos pisos sobre el lado sur, e Illyan los condujo por una ancha escalinata custodiada hasta unas amplias habitaciones en el segundo piso. Todos subieron lentamente, siguiendo los pasos torpes del teniente Koudelka, quien se volviу hacia ellos frunciendo el ceсo a modo de disculpa, y luego inclinу la cabeza nuevamente con gran concentraciуn… їo era vergьenza?
їEste lugar no dispone de un tubo elevador?, se preguntу Cordelia con irritaciуn. Al otro extremo de aquel laberinto de piedra, en una habitaciуn con vista a los jardines del norte, habнa un anciano pбlido y consumido que agonizaba en su enorme cama ancestral…
En el amplio pasillo superior, suavemente alfombrado, decorado con pinturas y mesas llenas de baratijas — obras de arte, supuso Cordelia — encontraron al capitбn Negri hablando en voz baja con una mujer que lo escuchaba con los brazos cruzados. Cordelia habнa conocido al famoso jefe de Seguridad Imperial el dнa anterior, despuйs de que Vorkosigan mantuviera su histуrica entrevista con el agonizante Ezar Vorbarra. Negri era un hombre fuerte, de rostro duro y cabeza en forma de bala. Habнa servido con fidelidad a su emperador durante casi cuarenta aсos y era una leyenda siniestra con ojos inescrutables.
Ahora se habнa inclinado sobre su mano y la llamaba «seсora» como si realmente la respetara, o al menos sin mбs ironнa que la que infundнa a cualquiera de sus comentarios. La mujer rubia que lo acompaсaba (їo era una niсa?) estaba vestida con ropas normales de civil. Era alta y muy musculosa, y se volviу para observar a Cordelia con gran interйs.
Vorkosigan y Negri intercambiaron un breve saludo. Los dos hombres se conocнan desde hacнa tanto
tiempo que ya no necesitaban recurrir a las formalidades.
— Y ella es la seсorita Droushnakovi — aсadiу Negri, seсalбndola con la mano.
— їY cuбl es su cargo? — preguntу Cordelia con cierta desesperaciуn. Todos parecнan estar siempre bien informados por allн, aunque Negri tampoco habнa presentado al teniente Koudelka; Droushnakovi y Koudelka se miraron de soslayo.
— Estoy al servicio de los aposentos imperiales, seсora. — Droushnakovi inclinу la cabeza ante ella, casi una reverencia.
— їY a quiйn sirve? Ademбs de a los aposentos.
— A la princesa Kareen, seсora. Йse es sуlo mi tнtulo oficial. Soy una guardaespaldas a las уrdenes del capitбn Negri. De primera categorнa. — Resultaba difнcil determinar cuбl de los dos tнtulos le proporcionaba mбs orgullo y placer, pero Cordelia sospechaba que era el ъltimo.
— Si йl le ha otorgado tanta jerarquнa, serб usted muy competente.
— Gracias, seсora. Lo intento — respondiу con una sonrisa.
Todos siguieron a Negri por una puerta que se abrнa a una habitaciуn larga y soleada, con muchas ventanas que daban al sur. Cordelia se preguntу si la eclйctica combinaciуn de muebles estarнa formada por antigьedades inestimables o por simples cachivaches. No pudo determinarlo. Una mujer los aguardaba sentada en un canapй de seda amarilla al otro extremo de la habitaciуn, y observу con una expresiуn grave cуmo el grupo avanzaba hacia ella.
La princesa Kareen era una mujer delgada y tensa de unos treinta aсos, con una hermosa cabellera oscura peinada con esmero, aunque su vestido gris era de un corte simple. Simple pero perfecto. Un niсo de unos cuatro aсos murmuraba a su estegosauro de juguete, tendido boca abajo en el suelo, y el muсeco le respondнa tambiйn en un murmullo. La mujer le pidiу que se levantara, que apagara el pequeсo robot y que se sentara a su lado, aunque el niсo mantuvo apretado con fuerza al suave muсeco de piel. Cordelia se sintiу aliviada al ver que el pequeсo prнncipe vestнa prendas cуmodas y apropiadas para su edad.
Con frases formales, Negri la presentу ante la princesa y el prнncipe Gregor. Cordelia no supo si debнa hacer una reverencia o saludar, y terminу inclinando la cabeza como lo habнa hecho Droushnakovi. Gregor parecнa solemne y la mirу con gran desconfianza, de forma que Cordelia tratу de tranquilizarlo con una sonrisa.
Vorkosigan se hincу sobre una rodilla frente al muchacho (sуlo Cordelia lo vio tragar saliva) y dijo:
— їSabйis quiйn soy, prнncipe Gregor?
Gregor se apretу contra su madre y alzу la vista hacia ella. Kareen asintiу con un gesto.
— Lord Aral Vorkosigan — le respondiу el niсo en voz baja.
Vorkosigan suavizу el tono y abandonу la formalidad para no atemorizarlo.
— Tu abuelo me ha pedido que sea tu regente. їAlguien te ha explicado quй significa eso?
Gregor sacudiу la cabeza en silencio. Vorkosigan mirу a Negri y alzу una ceja a modo de reproche. Negri no modificу su expresiуn.
— Eso significa que harй el trabajo de tu abuelo hasta que seas lo bastante mayor para ocuparte de ello tъ solo, cuando cumplas los veinte aсos. Durante los prуximos diecisйis aсos, cuidarй de ti y de tu madre en lugar de tu abuelo, y me ocuparй de que recibas una educaciуn adecuada para que llegues a ser tan bueno como йl. Para que lleves adelante un buen gobierno.
їSabнa el niсo lo que era un gobierno? Vorkosigan
habнa tenido cuidado de no decir «en lugar de tu padre», notу Cordelia con frialdad. Intentaba no mencionar para nada al prнncipe heredero Serg. Asн como su cuerpo se habнa vaporizado en una batalla orbital, el recuerdo de Serg desaparecнa de la historia de Barrayar.
— Por ahora — continuу Vorkosigan — tienes que estudiar mucho con tus tutores y obedecer a tu madre. їCrees que podrбs?
Gregor tragу saliva y asintiу con un gesto.
— Creo que lo harбs bien. — Vorkosigan lo saludу con un firme movimiento de cabeza, idйntico al que utilizaba con sus oficiales de estado mayor, y entonces se levantу.
Creo que tъ tambiйn lo harбs bien, Aral, pensу Cordelia.
— Mientras se encuentra aquн, seсor — dijo Negri cuando estuvo seguro de que no hablarнa mбs -, quisiera que me acompaсara a Operaciones. Hay dos o tres informes que me gustarнa presentarle. El ъltimo de Dar-koi parece indicar que el conde Vorlakail estaba muerto antes de que su residencia fuese quemada, lo cual arroja una nueva luz, o una nueva sombra, sobre la cuestiуn. Y tambiйn estб el problema de reformar el Ministerio de Educaciуn Polнtica…
— Mбs bien de desmantelarlo — murmurу Vorkosigan.
— Es posible. Y, como siempre, el ъltimo de los sabotajes de Komarr…