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Cordelia meditу unos instantes.

— їQuй mбs ha intentado aparte de «lo siento»? їPor quй no le pregunta cуmo estб, si se encuentra bien, si puede ayudarla? O dнgale «te quiero», eso no falla. Palabras breves, en su mayor parte preguntas, ahora que lo pienso. Demuestran que uno estб interesado en iniciar una conversaciуn.

Йl esbozу una sonrisa triste.

— No creo que ella quiera hablar conmigo.

— Supongamos… — Cordelia echу la cabeza hacia atrбs y fijу la vista en el otro extremo de la habitaciуn -. Supongamos que las cosas no hubiesen tomado un giro tan equivocado aquella noche. Supongamos que usted no se hubiera aterrorizado. Supongamos que ese idiota de Evon Vorhalas no los hubiera interrumpido con su pequeсo espectбculo de horror. — Vaya un pensamiento. Dolнa mucho pensar en lo que podнa haber sido -. Regresemos al punto de partida. Cuando se acariciaban felices. Se separan como amigos, y a la maсana siguiente despiertan, eh… perturbados por el amor. їQuй ocurrirнa luego, en Barrayar?

— Un intermediario.

— їEh?

— Sus padres o los mнos contratarнan a un intermediario y luego, bueno, arreglarнan las cosas.

— їY ustedes quй harнan?

Йl se encogiу de hombros.

— Presentarnos a tiempo para la boda y pagar las facturas, supongo. En realidad son los padres quienes pagan las facturas.

Con razуn el hombre estaba tan desorientado.

— їUsted querнa casarse? їNo sуlo acostarse?

— ЎSн! Pero… seсora, yo sуlo soy medio hombre, y eso en un buen dнa. Su familia se reirнa de mн.

— їAlguna vez ha visto a su familia? їEllos ya lo conocen a usted?

— No…

— Kou, їse da cuenta de lo que estб diciendo?

Йl pareciу algo avergonzado.

— Bueno…

— Un intermediario. Bah. — Se levantу.

— їAdonde va? — preguntу Kou con nerviosismo.

— A intermediar — dijo ella con firmeza y avanzу por el pasillo hasta la habitaciуn. Droushnakovi estaba sentada observando a la mujer dormida. Las dos cervezas y los bocadillos estaban intactos en una mesita.

Cordelia cerrу la puerta con suavidad.

— Sabes — murmurу -, los buenos soldados nunca pierden una ocasiуn para comer o dormir, porque no saben cuбnto tiempo pasarб antes de que se presente otra posibilidad.

— No tengo hambre. — Drou tenнa una expresiуn introvertida, como atrapada dentro de sн misma.

— їQuieres hablar de ello?

Drou esbozу una mueca indecisa y se apartу de la cama para sentarse en un sofб al otro extremo de la habitaciуn. Cordelia se sentу a su lado.

— Esta noche — dijo en voz baja -, he participado en mi primera pelea de verdad.

— Lo hiciste muy bien. Encontraste tu posiciуn y reaccionaste…

— No. — Droushnakovi agitу una mano -. No es verdad.

— їOh? A mн me pareciу bien.

— Corrн por detrбs del edificio… derribй a los dos hombres de seguridad que aguardaban en la puerta usando el aturdidor. Ellos no alcanzaron a verme. Lleguй a mi posiciуn en la esquina del edificio. Vi cуmo esos dos hombres atormentaban a lady Vorpatril en la calle. La insultaban, la miraban, la empujaban… me enfadй tanto que cogн el disruptor nervioso. Querнa matarlos. Entonces comenzaron los disparos. Y… y yo vacilй. Por eso muriу lord Vorpatril, por mi culpa.

— ЎVaya niсa! El sujeto que matу a Padma Vorpatril no era el ъnico que le apuntaba. Padma estaba tan aturdido por la droga que ni siquiera trataba de cubrirse. Debieron de inyectarle una dosis doble para obligarle a descubrir el escondite de Alys. Tambiйn pudo haber muerto por otro disparo, o interponerse a nuestro propio fuego cruzado.

— El sargento Bothari no vacilу — objetу Droushnakovi sin ninguna inflexiуn en la voz.

— No — convino Cordelia.

— El sargento Bothari tampoco pierde el tiempo sintiendo… pena por el enemigo.

— No. їY tъ sн?

— Me siento enferma.

— Matas a dos personas completamente desconocidas, їy esperas sentirte feliz?

— Eso hace Bothari.

— Sн. Йl lo disfruta. Pero Bothari no es un hombre cuerdo, ni siquiera segъn los modelos barrayareses. їTъ aspiras a ser un monstruo?

— ЎUsted lo llama de ese modo!

— Oh, pero йl es mi monstruo. Mi buen perro. — Siempre tenнa problemas cuando trataba de explicar a Bothari, en ocasiones incluso ante sн mismo. Cordelia se preguntу si Droushnakovi conocerнa el origen histуrico del tйrmino terrestre «chivo expiatorio». El animal de sacrificio que todos los aсos era liberado, para que cargase con los pecados de toda la comunidad… Bothari era su propia bestia de carga; Cordelia era consciente de las cosas que hacнa por ella. Lo que no le resultaba tan claro era lo que ella hacнa por йl, pero sabнa que la necesitaba con desesperaciуn -. Yo me alegro mucho de que te sientas desconsolada. Dos asesinos patolуgicos a mi servicio serнan demasiado. Conserva esas dudas como si fuesen un tesoro, Drou.

Ella sacudiу la cabeza.

— Creo que tal vez me he equivocado de oficio.

— Tal vez sн. Tal vez no. Piensa en lo monstruoso que serнa un ejйrcito de Botharis. Cualquier fuerza armada de una comunidad (militares, policнa, personal de seguridad) necesita contar con personas que puedan causar el mal necesario, y al mismo tiempo no transformarse en malvadas. Hacer sуlo lo necesario, nada mбs. Cuestionar constantemente las suposiciones para no caer en la atrocidad.

— Como ese coronel de seguridad, que reprimiу a ese cabo obsceno.

— Sн. O el modo en que ese teniente cuestionу al coronel… lamento no haber podido salvarlo. — Cordelia suspirу.

Drou frunciу el ceсo con la vista baja.

— Kou cree que estбs enfadada con йl — dijo Cordelia.

— їKou? — Droushnakovi le mirу confundida -. Oh sн, hace un momento estuvo aquн. їQuerнa algo?

Cordelia sonriу.

— Muy tнpico de Kou. Imaginar que toda tu desdicha debe de estar centrada en йl. — Su sonrisa se desvaneciу -. Pienso encargarle la misiуn de sacar de aquн a lady Vorpatril y al bebй. Nuestros caminos se separarбn en cuanto ella pueda volver a caminar.

El rostro de Drou demostrу preocupaciуn.

— Se enfrentarб a un peligro terrible. Los hombres de Vordarian deben de estar rabiosos por haberla perdido a ella y al niсo.

Sн, todavнa quedaba un lord Vorpatril para echar a perder los cбlculos genealуgicos de Vordarian, їverdad? En ese sistema perverso, una criatura se transformaba en un peligro mortal para un hombre maduro.

— Nadie estarб a salvo hasta que esta guerra abominable haya terminado. Dime. їTodavнa quieres a Kou? Sй que ya has pasado el primer perнodo de enamoramiento. Ahora eres consciente de sus defectos. Es egocйntrico, estб obsesionado con sus problemas fнsicos y siente una gran preocupaciуn por su masculinidad. Pero no es estъpido. Todavнa hay esperanzas para йl. Le espera una vida interesante, al servicio del regente. — Suponiendo que lograsen sobrevivir a las siguientes cuarenta y ocho horas. Aunque no era mala idea infundir un apasionado deseo de vivir en sus agentes, pensу Cordelia -. їLo quieres?

— Yo… ahora estoy ligada a йl. No sй cуmo explicarlo… le he entregado mi virginidad. їQuiйn mбs me querrнa? Me sentirнa avergonzada…

— ЎOlvida eso! Cuando regresemos de esta incursiуn, te cubrirбn de tanta gloria que los hombres harбn fila para tener el privilegio de cortejarte. Podrбs elegir. En casa de Aral, tendrбs ocasiуn de conocer a los mejores hombres. їQuй deseas? їUn general? їUn ministro imperial? їUn seсorito Vor? їUn embajador de otro planeta? Tu ъnico problema serб escoger, ya que las mezquinas costumbres barrayaresas sуlo te permiten un esposo a la vez. Un desmaсado teniente no tendrб la menor posibilidad ante todos esos seсores.

Droushnakovi sonriу con cierto escepticismo ante la imagen de Cordelia.