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El funeral de Kareen fue un acontecimiento pъblico, aunque las ceremonias no fueron tan fastuosas debido a las circunstancias caуticas. Gregor tuvo que encender una ofrenda por segunda vez en aquel aсo. Vorkosigan pidiу a Cordelia que guiase su mano hacia la antorcha. Esta parte de la ceremonia funeraria parecнa casi redundante, despuйs de lo que ella habнa hecho con la Residencia. Cordelia agregу un mechуn de sus propios cabellos a la pira. Gregor permaneciу aferrado a ella.

— їTambiйn van a matarme a mн? — le preguntу. No parecнa asustado, sуlo invadido por una curiosidad morbosa. En un aсo habнa perdido a su padre, su abuelo y su madre; tenнa razones para considerarse el siguiente en la lista, por mбs que a su edad no tuviese muy claro el concepto de muerte.

— No — le dijo ella con firmeza. Su brazo lo estrechу con fuerza por los hombros -. Yo lo impedirй. — Gracias a Dios, sus palabras sin fundamento parecieron consolarlo.

Yo cuidarй a tu hijo, Kareen, pensу Cordelia mientras se elevaban las llamas. El juramento era mбs valioso que cualquier ofrenda quemada en la pira, ya que con йl su vida quedaba ligada para siempre a Barrayar. Pero el calor sobre su rostro pareciу aliviar un poco el dolor de su cabeza. El alma de Cordelia era como un caracol exhausto, sellado dentro de su caparazуn. Se arrastrу como una autуmata durante el resto de la ceremonia, y en ocasiones nada de lo que la rodeaba parecнa tener ningъn sentido. Los Vor barrayareses la trataban con una frнa formalidad.

Seguramente me consideran peligrosa, una loca a quien se le ha permitido abandonar el desvбn porque conoce a gente importante. Al fin comprendiу que sus exageradas muestras de cortesнa significaban respeto.

Esto la enfureciу. Toda la valentнa de Kareen no le habнa servido para nada. La terrible experiencia que habнa sido el parto de Alys Vorpatril era algo normal. Pero si uno corta la cabeza de un idiota se convertнa en una persona verdaderamente respetable… Ўpor Dios!

Cuando regresaron a sus habitaciones, Aral necesitу una hora para calmarla, y entonces Cordelia sufriу un ataque de llanto. Йl permaneciу a su lado.

— їPiensas usar esto? — le preguntу ella cuando pudo recuperar algo parecido a la coherencia -. Esta, esta… nueva condiciуn social que tengo. — Cуmo odiaba aquellas palabras que le dejaban un regusto amargo en la boca.

— Utilizarй cualquier cosa — dijo йl con suavidad -, si me ayuda a convertir a Gregor en un hombre competente, que lleve adelante un gobierno estable, dentro de quince aсos. Te utilizarй a ti, a mн, a quien sea necesario. Despuйs de haber pagado un precio tan alto, no podemos permitirnos el lujo de fracasar.

Ella suspirу y colocу la mano entre las de su marido.

— En caso de accidente, puedes donar mis уrganos. Asн somos los betaneses. No desperdiciamos nada.

Aral esbozу una sonrisa triste y apoyу la frente en la de ella sin decir una palabra.

La promesa silenciosa que Cordelia le habнa hecho a Kareen se hizo oficial cuando ella y Aral, como pareja, fueron designados por el Consejo de Condes como tutores de Gregor. Legalmente, esto tenнa una diferencia con la custodia de Aral como regente del imperio. El primer ministro Vortala instruyу a Cordelia y le dejу bien claro que sus deberes no comprendнan ninguna clase de poder polнtico. Su nuevo cargo sн implicaba algunas cuestiones econуmicas, como la administraciуn fiduciaria de ciertas propiedades Vorbarra que no pertenecнan al imperio, heredadas por Gregor como conde Vorbarra. Y por indicaciуn de Aral, se delegу en ella el cuidado diario del niсo, ademбs de su educaciуn.

— Pero Aral — objetу Cordelia -, Vortala puso mucho йnfasis en que yo no tendrнa ningъn poder.

— Vortala… no lo sabe todo. Digamos que le cuesta un poco reconocer algunas formas de poder que no implican fuerza. Aunque no dispondrбs de mucho tiempo para ejercer tu influencia. A los doce aсos Gregor ingresarб en la escuela preparatoria para la Academia.

— їPero ellos comprenden que…?

— Yo lo comprendo. Y tъ tambiйn. Con eso basta.

20

Una de las primeras уrdenes de Cordelia fue volver a asignar a Droushnakovi a la persona de Gregor, para que conservase cierta continuidad emocional. Esto no significaba renunciar a la compaснa de la joven, un consuelo al cual Cordelia se habнa habituado profundamente, porque al fin Aral habнa cedido a la insistencia de Illyan y se habнan trasladado a la Residencia Imperial. Cordelia sintiу una inmensa alegrнa cuando un mes despuйs de la Feria Invernal, Drou y Kou contrajeron matrimonio.

Cordelia se ofreciу para oficiar como intermediaria entre las dos familias, pero por alguna razуn tanto Kou como Drou rechazaron su oferta, aunque se lo agradecieron profusamente. Teniendo en cuenta las trampas que ocultaban las costumbres sociales barrayaresas, Cordelia tambiйn considerу mejor dejarle la tarea a la seсora mayor contratada por la pareja a tal efecto.

Cordelia y Alys Vorpatril se visitaban con frecuencia. Sin ser exactamente un consuelo para Alys, el pequeсo lord Ivбn sin duda la ayudaba a recuperarse de su odisea psicolуgica. El niсo creciу rбpidamente a pesar de tener cierta tendencia a los caprichos, actitud que segъn la opiniуn de Cordelia era alimentada por Alys.

Ivбn hubiese necesitado tres o cuatro hermanos para que ella repartiese sus atenciones, decidiу mientras la observaba palmearle la espalda despuйs de comer, planeando en voz alta la educaciуn que recibirнa hasta los dieciocho aсos, edad en la cual pasarнa los exбmenes para ingresar en la formidable Academia Militar Imperial.

Por unos momentos, Alys dejу de lamentarse amargamente por Padma y de planificar la vida de Ivбn hasta el ъltimo detalle cuando Drou le contу cуmo serнa su traje de bodas.

— ЎNo, no, no! — exclamу espantada -. Todo ese encaje… parecerбs una gran osa blanca. Seda, querida, tienes que ponerle largas franjas de seda… — Y comenzу a diseсarlo.

Al no tener madre ni hermanas, Drou no podrнa haber encontrado a una consejera mejor. Para estar segura de su perfecciуn estйtica, lady Vorpatril terminу regalбndole el vestido, junto con una «pequeсa cabana» que resultу ser una casa considerable en la costa este. Llegado el verano, el sueсo de Drou en la playa se volverнa realidad. Cordelia sonriу y comprу a la joven una camisa de noche y una bata con suficiente encaje como para satisfacer las necesidades de su alma femenina.

Aral les proporcionу el lugar donde celebrar la fiesta: el Salуn Rojo de la Residencia Imperial, el que tenнa el maravilloso suelo de marqueterнa que, para inmenso alivio de Cordelia, habнa escapado al incendio. En teorнa, este gesto esplйndido fue justo lo que Illyan necesitaba por razones de seguridad, ya que Cordelia y Aral se encontrarнan entre los principales testigos. Personalmente, a Cordelia le parecнa que las cosas tomaban un giro prometedor si Seguridad Imperial comenzaba a ocuparse de organizar bodas.

Aral repasу la lista de invitados y sonriу.

— їHas notado que todas las clases se encuentran representadas? — le dijo a Cordelia -. Hace un aсo, no hubiese sido posible celebrar el banquete aquн. El hijo del tendero y la hija de un militar sin grado. Ellos lo compraron con sangre, pero tal vez el prуximo aсo pueda comprarse con un acuerdo pacнfico. Medicina, educaciуn, ingenierнa, nuevas empresas… їQuй te parecerнa una fiesta para bibliotecarios?

— Y esas brujas con las que estбn casados los amigos de Piotr, їno se quejarбn por estos cambios sociales demasiado progresistas?

— їCon Alys Vorpatril respaldбndolos? Jamбs se atreverнan.

Los preparativos para la boda continuaron. Cuando faltaba una semana, Kou y Drou se sentнan aterrados y consideraban la posibilidad de fugarse, ya que habнan perdido el control de todo. Pero el personal de la Residencia Imperial tenнa una gran prбctica en organizar hasta el mбs mнnimo detalle. El ama de llaves corrнa por todas partes, riendo.