Vorkosigan regresу junto a ella.
— Todo listo. Comenzarб enfrentбndose a uno de los hombres de papб.
Droushnakovi regresу vestida con un pantalуn ancho y una camiseta de punto, lo mбs parecido que encontrу a los trajes de entrenamiento masculinos. El conde saliу a conferenciar con el sargento Bothari, el lнder de su equipo, y a buscar un lugar junto a ellos para calentarse los huesos al sol.
— їQuй es esto? — preguntу Piotr cuando Koudelka llamу a la segunda pareja, uno de cuyos contrincantes era Droushnakovi -. їEstamos importando costumbres betanesas?
— La muchacha tiene un gran talento natural — le explicу Vorkosigan -. Ademбs, necesita la prбctica tanto como cualquiera de ellos… mбs; su misiуn es la mбs importante de todas.
— Y luego querrбs incluir mujeres en el Servicio — se quejу Piotr -. Me gustarнa saber dуnde acabarб este disparate.
— їQuй tendrнa de malo incluir mujeres en el Servicio? — preguntу Cordelia para azuzarlo un poco. — Es poco militar — replicу el anciano. — En mi opiniуn, «militar» es cualquier cosa que sirva para ganar la guerra. — Esbozу una dulce sonrisa. Un pellizco de Vorkosigan le advirtiу que no siguiese con el tema.
De todas formas no fue necesario, ya que Piotr emitiу un gruсido y se volviу para observar a su luchador. El hombre del conde cometiу el error de subestimar a su oponente, y lo comprendiу cuando sufriу la primera caнda. Esto lo despertу considerablemente. Los espectadores gritaron sus comentarios, y йl la inmovilizу en la siguiente caнda.
— Koudelka ha contado un poco rбpido en esta ocasiуn, їno? — preguntу Cordelia cuando el luchador del conde permitiу que Drуьsknakovi se levantara tras la decisiуn.
— Hum, es posible — dijo Vorkosigan sin comprometerse.
— Ella estб reteniendo un poco sus golpes, me parece. Entre estos hombres no llegarб a la prуxima vuelta si continъa asн.
En el siguiente encuentro, el decisivo, Droushnakovi aplicу una buena llave en el brazo de su oponente, pero permitiу que йl se zafara.
— Oh, quй pena — murmurу el conde alegremente. — ЎDebiste haber dejado que se lo rompiera! — gritу Cordelia, cada vez mбs comprometida. El luchador del conde cayу sin ninguna elegancia -. ЎAcaba con йl, Kou! — Pero el arbitro, apoyado en su bastуn, lo dejу pasar. En todo caso, Droushnakovi aprovechу una ocasiуn para aplicarle una llave de cuello.
— їQuй espera ese hombre para rendirse? — preguntу Cordelia.
— Prefiere desmayarse — respondiу Aral -. De ese modo no tendrб que oнr a sus amigos.
Droushnakovi comenzaba a dudar al ver que el rostro bajo su brazo cobraba un tinte violeta. Cordelia presintiу que iba a soltarlo y saltу para gritar:
— ЎResiste, Drou! ЎNo permitas que te engaсe!
Droushnakovi lo sujetу con mбs firmeza y la figura dejу de luchar.
— Puede darlo por terminado, Koudelka — dijo Piotr, sacudiendo la cabeza -. Esta noche deberб estar de servicio. — Y asн, el tanto fue para Droushnakovi.
— ЎBuen trabajo, Drou! — exclamу Cordelia cuando la joven regresу a su lado -. Pero tienes que ser mбs agresiva. Libera tus instintos mбs asesinos.
— Estoy de acuerdo — dijo Vorkosigan de improviso -. Esa pequeсa vacilaciуn que has mostrado podrнa ser mortal… y no sуlo para ti. — La mirу a los ojos -. Estos combates son una prбctica para la vida real, aunque todos rezamos para que nunca llegue a presentarse una situaciуn semejante. La clase de esfuerzo extremo que se necesita deberнa ser automбtico.
— Sн, seсor. Lo intentarй, seсor.
En la siguiente vuelta participaba el sargento Bothari, quien derribу a su oponente dos veces en rбpida sucesiуn. El vencido saliу arrastrбndose del cuadrilбtero. Pasaron varias vueltas mбs, y volviу a tocarle el turno a Droushnakovi, esta vez con uno de los hombres de Illyan.
Se trabaron en combate y йl logrу desbaratar todos los intentos de la joven, provocando las burlas de la audiencia. Furiosa, Droushnakovi se distrajo y йl consiguiу que perdiera el equilibrio, provocбndole una caнda limpia.
— їHas visto eso? — gritу Cordelia a Aral -. ЎHa sido un truco muy sucio!
— Hum. No figura entre los ocho golpes prohibidos. No podrбs descalificarlo por ello. De todos modos… — Hizo seсas a Koudelka pidiendo un descanso, y llamу a Droushnakovi para decirle unas palabras en voz baja.
— Hemos visto el golpe — murmurу. Ella tenнa los labios apretados y el rostro ruborizado -. Ahora bien, como campeona de mi esposa, en cierto sentido, si te insultan a ti es como si la insultaran a ella. Y un pйsimo precedente, ademбs. Deseo que tu oponente no abandone el cuadrilбtero consciente. Puedes tomarlo como una orden, si lo deseas. Y no te preocupes si tienes que romper algunos huesos — agregу con suavidad.
Droushnakovi regresу al cuadrilбtero con una leve sonrisa en el rostro. Los ojos le brillaban. Respondiу a un amago con una veloz patada en la mandнbula de su oponente, un puсetazo en el vientre y un golpe en las rodillas que lo derribу violentamente sobre la colchoneta. Йl no se levantу. Hubo un silencio algo conmocionado.
— Tenнas razуn — dijo Vorkosigan -. Ella estaba conteniendo sus golpes.
Cordelia sonriу con opgullo y se acomodу en el sillуn.
— Ya te lo decнa.
El siguiente combate en que participу Droushnakovi fue la semifinal, y la suerte quiso que se enfrentara al sargento Bothari.
— Hum — murmurу Cordelia a Vorkosigan -. No estoy segura de la psicodinбmica de esto. їTe parece que serб seguro? Me refiero a los dos, no sуlo a ella. Y no me refiero sуlo a lo fнsico.
— Creo que sн — respondiу йl con la misma suavidad -. La vida al servicio del conde ha sido una rutina tranquila para Bothari. Ha estado tomando su medicaciуn. Creo que se encuentra en buena forma. Ademбs, aquн estб entre amigos. No creo que la tensiуn de luchar con Drou logre desequilibrarlo.
Cordelia asintiу con un gesto, satisfecha, y se acomodу para presenciar la carnicerнa. Droushnakovi parecнa nerviosa.
El comienzo del combate fue lento, pues la joven se dedicу principalmente a mantenerse fuera de alcance. Al volverse para mirarlos, el teniente Koudelka disparу por accidente la funda de su bastуn, y la vaina fue a dar entre los arbustos. Bothari se distrajo un instante, y Drou le dio un golpe bajo y rбpido. Bothari aterrizу con un fuerte impacto, aunque de inmediato volviу a levantarse.
— ЎBuena jugada! — exclamу Cordelia, extasiada. Drou parecнa tan sorprendida como los demбs -. ЎAcaba con йl, Drou!
El teniente Koudelka frunciу el ceсo.
— No fue un movimiento justo, seсora. — Un hombre del conde le devolviу la funda, y Koudelka envainу la espada -. La culpa fue mнa, por distraerlo.
— No dijo lo mismo hace un rato — objetу ella.
— Dйjalo, Cordelia — le dijo Vorkosigan con suavidad.
— ЎPero le estб robando un punto! — replicу ella en un susurro furioso -. ЎY quй punto! Hasta el momento Bothari ha sido el mejor de todas las vueltas.
— Sн. Koudelka necesitу seis meses de prбctica en el General Vorkraft para lograr derribarlo.
— Oh. Hum. — Guardу silencio por un instante -. їCelos?
— їNo lo has notado? Ella posee todo lo que йl ha perdido.
— He visto que a veces la trata con bastante brusquedad. Es una pena. Evidentemente ella estб…
Vorkosigan alzу una mano.
— Hablaremos de ello luego. Aquн no.
Cordelia se interrumpiу y asintiу con un gesto.
— Tienes razуn.
El combate continuaba. El sargento Bothari derribу a Droushnakovi dos veces seguidas, y al fin se librу de su oponente final sin demasiado esfuerzo.
Despuйs de que todos los luchadores conferenciaran al otro lado del jardнn, Koudelka cojeу hasta ellos en calidad de emisario.