— No toleraré ninguno de esos trucos de novato espacial, soldado. ¿Nombre?
— Bill, con elle.
— Bil — murmuró el suboficial, chupando el plumín de su estilográfica. Y luego escribió el nombre en la lista de embarque con grandes letras de analfabeto —. La elle es tan solo para los oficiales, chalado… a ver si lo aprendes. ¿Cuál es tu clasificación?
— Recluta, sin cualificar, sin entrenar, con mareo espacial.
— Bueno, no vomites aquí. Para eso tienes tu recinto. Ahora eres un especialista en fusibles de sexta clase, sin cualificar. Quedas asignado al compartimiento 34 J-89T-001. Muévete, y mantén ese saco de patatas sobre tu cabeza.
No bien hubo encontrado Bill su compartimiento y lanzado los macutos sobre una litera, en donde flotaron a quince centímetros por encima de la colchoneta rellena de rocas, cuando Ansioso Beager entró, seguido de Caliente Brown y una multitud de extraños, algunos de los cuales llevaban sopletes y expresiones de irritación.
— ¿Dónde está Horroroso y el resto del pelotón? — preguntó Bill.
Caliente se alzó de hombros y se ató a una litera para echar un sueñecito. Ansioso abrió una de las seis bolsas que siempre llevaba encima y sacó algunas botas para limpiar.
— ¿Estáis salvados? — una voz profunda, vibrante de emoción, sonó en el otro extremo del compartimiento. Bill miró hacia allí, asombrado, y el enorme soldado que se encontraba allí apercibió el movimiento y apuntó hacia él un inmenso dedo —. Tú, hermano, ¿estás salvado?
— Eso es bastante difícil de decir — murmuró Bill, inclinándose y rebuscando en su macuto, esperando a que el hombre se largase. Pero no lo hizo. En realidad, se acercó y se sentó en la litera de Bill. Bill trató de ignorarlo, pero esto era difícil, porque el soldado tenía más de un metro ochenta de altura, era musculoso y tenía una mandíbula de acero. Gozaba de una negra piel purpúrea que le hizo sentir un poco de envidia a Bill, ya que la suya tan solo era de un gris rosáceo. Como el uniforme de a bordo del soldado tenía casi la misma tonalidad de negro, parecía de una sola pieza, lo cual era muy efectivo con su abierta sonrisa y su aguda mirada. — Bienvenido a bordo del Fanny Girl — dijo, y con un amistoso apretón de manos desencajó la mayor parte de los huesos de los nudillos de Bill —, esta vieja nave de la flota comisionada hace casi una semana. Yo soy el reverendo especialista en fusibles de sexta clase Tembo, y veo por el grabado de tu macuto que te llamas Bill, y como somos compañeros, por favor, Bill, llámame Tembo. Y, ¿cuál es la condición de tu alma?
— No he tenido muchas oportunidades de pensar en eso últimamente…
— Pienso que no, puesto que vienes del entrenamiento de reclutas, y el atender a una capilla durante ese entrenamiento se castiga con una corte marcial. Pero todo eso ya pasó, y ahora puedes ser salvado. ¿Puedo preguntarte si eres de la fe…?
— Mi familia eran Zoroastrianos Fundamentalistas, así que supongo que…
— Supersticiones, muchacho. Vulgares supersticiones. Ha sido la mano del destino la que nos ha reunido en esta nave, para que tu alma tenga esta oportunidad de ser salvada del oscuro abismo. ¿Has oído hablar de la Tierra?
— Me gustan las comidas sencillas…
— Es un planeta, muchacho: la cuna de la raza humana. El hogar del que todos venimos, ¿comprendes? Un mundo verde y hermoso, una joya en el espacio.
Tembo había sacado un pequeño proyector de su bolsillo mientras hablaba, y una imagen multicolor apareció en la mampara, un planeta flotando artísticamente en el vacío, rodeado de blancas nubes. Repentinamente, fieros rayos surgieron de las nubes, y todo esto hirió e hirvió mientras grandes cicatrices aparecían el en el planeta de abajo. Del microscópico altavoz surgió débil sonido de los truenos —. Pero las guerras estallaron entre los hijos del hombre, y se golpearon unos a otros con las energías atómicas hasta que la misma Tierra gimió, y cuando los relámpagos finales enorme fue el holocausto se apagaron la muerte reinaba en el norte, la muerte reinaba en el oeste, la muerte reinaba en el este, muerte, muerte, muerte.
— ¿Te das cuenta de lo que eso significa? — la voz de Tembo era elocuente en su sentimiento, y quedó suspendida por un instante a medio vuelo, esperando la respuesta a su pregunta catequista.
— No estoy seguro — dijo Bill, rebuscando sin objetivo en su macuto —. Yo vengo de Phigerinadon II, es un sitio tranquilo…
— ¡La muerte no reinaba en el Sur! Y ¿por qué fue salvado el Sur?, te preguntarás. Y la respuesta es: porque fue deseo de Samedi que todos los falsos profetas y las falsas religiones y los falsos dioses fueran borrados del rostro de la Tierra de forma que tan solo quedase la verdadera fe. La Primera Iglesia Reformada Vudú…
Sonó el cráneo humano de tal generala, una aullante alarma calculada para producir una frecuencia resonante en se hallara en forma que el hueso vibrase como si la cabeza el interior de una tremenda campana, y los ojos se desenfocasen con cada sonido. Hubo un correteo hacia el corredor, en donde el horrible sonido no era tan intenso y en donde los suboficiales estaban esperando para llevarlos a sus puestos. Bill siguió a Ansioso Beager, subiendo por una aceitosa escalera hasta llegar a la compuerta en el piso de la sala de fusibles. Grandes hileras de fusibles se extendían por todos lados, mientras de la parte superior de las hileras surgían cables del grosor de un brazo que subían hasta el techo y desaparecían en él. Frente a las hileras, regularmente espaciados, se veían unos agujeros redondos de más de un palmo de diámetro.
— Mis frases iniciales serán breves: si alguno de vosotros me crea problemas, yo personalmente lo tiraré de cabeza por el más cercano conducto de fusibles — un grasiento índice apuntó a uno de los agujeros del piso, y reconocieron la voz de su nuevo dueño. Era más bajo y más ancho y más grueso de tripa que Deseomortal, pero existía una semejanza genérica que era inconfundible —. Soy el especialista en fusibles de primera clase Bilis. Os cogeré a vosotros, repugnantes y los echaré por el conducto de fusibles más cercano. Esta es una especialidad altamente especializada y eficientemente técnica, que usualmente se tarda un año en enseñar a un hombre inteligente, pero esto es la guerra, así que vais a aprenderlo a hacerlo ahora, o de lo contrario… Os haré una demostración. Tembo, al frente y al centro. Toma el tablero 19J-9, está fuera de circuito ahora.
Tembo golpeó los tacones y se colocó en rígido firmes frente al tablero. Extendiéndose a ambos lados de él, se hallaban los fusibles, cilindros de cerámica blanca recubiertos en ambas extremidades por metal. Cada uno de un palmo de diámetro, un metro y medio de alto, y pesando treinta y cinco kilos. Había una banda roja rodeando el centro de cada fusible. El primera clase Bilis golpeó una de esas bandas.
— Cada fusible tiene una de estas bandas rojas que se llama una banda de fusibles y es de color rojo. Cuando el fusible se quema, esta banda se vuelve negra. No espero que os acordéis de todo eso ahora, pero está en vuestro manual, y os lo vais a saber al pie de la letra antes de que haya acabado con vosotros, o de lo contrario… Ahora os demostraré lo que pasará cuando se queme un fusible. Tembo: ¡ese es un fusible fundido! ¡Ar!
— ¡Uggg! — chilló Tembo, y saltó sobre el fusible y lo cogió con ambas manos —. ¡Uggg! — dijo de nuevo, y lo arrancó de los bornes. Y de nuevo —: ¡Uggg! — cuando lo dejó caer por el conducto de fusibles. Entonces, aún ugggeando, sacó un fusible nuevo de las hileras de almacenamiento y lo colocó en su lugar, y con un uggg final se puso de nuevo firmes.