Pensamientos predominantes de Raba frente a Pancho en la oscuridad: la patrona no me ve, no se lo cuento a mi amiga, no bailé con los del Banco, no bailé con estudiantes, no bailé con los que usted me dice que nunca baile, Pancho no es de esos que después de noviar con las otras se aprovechan de sirvientas, bueno y trabajador, si la patrona me manda yo no me hago rogar, a la escoba la agarro con las dos manos y ya empiezo a barrer, con el plumero saco tierra de los muebles, con el trapo mojado y jabón voy repasando los pisos, el jabón y la batea en la pileta de lavar, él compró una entrada de un peso caballeros, qué fresca la naranjina, y yo entré como dama, y pagué veinte centavos, las chicas que van al baile aunque no sean más que sirvientas sacan entradas de dama, lo mismo que una empleada de tienda, o las chicas ayudantas de modista, o las señoritas que trabajan de maestra, él tiene callos en las manos, me hace cosquilla con esos callos tan duros ¡cómo le chumbó fuerte al perro! si un día el patrón se me quiere aprovechar yo corro y lo llamo a Pancho, se olvidó de ponerse ballenitas en el cuello, se le levantan las puntas, cuando lo vea otra vez le voy a dar ballenitas del patrón, ay qué linda cosquillita, qué besos fuertes que da, ¿será cierto que me quiere? me da carne de gallina después que me besa fuerte y me acaricia despacito…
Nuevos sentimientos experimentados por Raba la noche del 26 de abril de 1937 al despedirse de Pancho en la puerta de calle del domicilio del doctor Aschero: el deseo de ver aparecer a Pancho en alguna vereda oscura la noche siguiente, sin ballenitas en el cuello de la camisa para así poder colocarle ella las sustraídas al doctor Aschero.
Recorrido de las lágrimas de Raba: sus mejillas, su cuello, las mejillas de Pancho, el pañuelo de Pancho, el cuello de la camisa de Pancho, los yuyos, la tierra seca del pastizal, las mangas del vestido de Raba, la almohada de Raba.
Flores prematuramente marchitadas la noche del domingo 26 de abril de 1937, debido al brusco descenso de temperatura: los lirios blancos y las rosas mosqueta del jardín del doctor Aschero, y algunas flores silvestres crecidas en las cunetas de las afueras de Coronel Vallejos.
Insectos nocturnos no afectados: las cucarachas de la obra en construcción, las arañas de las telas tejidas entre ladrillos sin revoque y los cascarudos volando en torno a la lamparita colocada en el medio de la calle y perteneciente al alumbrado municipal.
Dr. Juan José Malbrán
Coronel Vallejos, Pcia. de Bs. As.
23 de agosto de 1937
Dr. Mario Eugenio Bonifaci
Hostal Médico «San Roque»
Cosquín, Pcia. de Córdoba
Respetado colega:
Ante todo le pido disculpas por mi demora en contestarle, debida créame al deseo de informarme mejor sobre el caso de Etchepare. Debo confesarle que no comprendo la reacción del muchacho, yo lo conozco desde que nació y lo consideraba de carácter fuerte, empecinado sí, pero siempre en su provecho. No sé por qué no obedece al tratamiento. El apuro en volver no sé tampoco a qué atribuirlo. Algún enredo de polleras puede ser la causa, no lo excluyo. Sólo recuerdo un detalle curioso al respecto: la gravedad del estado de Etchepare la conocí gracias a un anónimo mandado evidentemente por una mujer, la cual en letras de imprenta que traicionaban el pulso femenino me decía que Juan Carlos no quería venir a mi consultorio para que no se supiera que estaba mal, que en su presencia había escupido sangre y que yo debía alejar a Juan Carlos del contacto con los seres queridos, cosa que ellos no se animaban a expresar. Lo notable del anónimo es que proporcionaba un dato curioso, decía que Etchepare se sentía realmente mal entre una y tres de la mañana.
De todos modos creo que ya ustedes tendrán poco que hacer porque según la conversación que sostuve con la madre en el día de ayer, no podrán solventar los gastos de su sanatorio más allá de mediados de setiembre. Dejo libre a su criterio comunicarle la noticia a Etchepare ya o más adelante. Para su información la madre es viuda y no tiene casi dinero, sólo un pasar discreto. Él por su parte no tiene ahorros y la licencia del empleo es sin goce de sueldo. La madre me dijo además que el muchacho nunca le dio un centavo de su sueldo para la casa, así que no creo que él quiera dejar Cosquín tan pronto para ahorrarle dinero a su madre. Ese punto parece dejarlo indiferente. Realmente no comprendo por qué no aprovecha el tratamiento.
Quedo siempre a su disposición, cordialmente
Juan José Malbrán
Médico Clínico
SÉPTIMA ENTREGA
…todo, todo se ilumina
Alfredo Le Pera
Cosquín, sábado 3 de julio de 1937
Querida mía:
Como ves cumplo con mi promesa, claro que un poco más y se me vence el plazo, ya mañana termina la semana. ¿Y vos cómo andás? seguro que ya ni te acordás del que suscribe, viste tanto que paresía que ibas a nesecitar una sábana para secarte las lágrimas y los moquitos de la despedida, y esta noche si me descuido ya te me vas a la milonga. Al final tanto no yoraste, apenas unas lagrimitas de cocodrilo, que a una mujer al fin y al cavo mucho no le cuesta.
Ricura ¿que estás haciendo a esta hora hoy sábado? me gustaría saber ¿estás durmiendo la siesta? ¿bien tapadita? quien fuera almoada para estar más cerca. Bolsa de agua caliente no me gustaría ser porque por ahí me resultás pata sucia y sueno. Sí, mejor no andar buscando cosas raras, mejor ser almoada, y por ahí me consultás y quién sabe de qué me entero, una jitana vieja me dijo que desconfiara de las rubias ¿qué le vas a consultar a la almoada? Si le preguntás quien te quiere te va a contestar que yo, cómo macanean las almoadas… Bueno, piba, te dejo un rato porque están sonando la campana para ir a tomar el te, me viene bien así descanso un poco porque he estado escribiendo cartas desde que terminé de almorzar.