La intención de Elliott era la de empezar con la educación de Merton a la mañana siguiente de su llegada a Warren Hall. Tenía asuntos que atender en Finchley Park, su casa solariega, emplazada a unos siete kilómetros de la propiedad de los Merton. Además, estaba ansioso por volver a casa, aunque tendría que visitar con asiduidad Warren Hall durante unos cuantos meses. Había muchas cosas por hacer.
Su intención era que Merton conociera a su administrador, Samson, un hombre muy competente que su padre había contratado hacía dos años. Su intención era pasar la mañana en la mansión, explicándole una serie de cosas al muchacho en el despacho de Samson. Y después, por la tarde, salir con el joven conde y el administrador para visitar la granja que abastecía a la mansión y otros lugares de especial importancia para la administración de la propiedad.
Su intención era pasar todo el día ocupado con el muchacho. No tenían tiempo que perder.
Sin embargo, después del desayuno, Merton le comunicó que Con había accedido a enseñar a los recién llegados la mansión y los jardines.
El recorrido se prolongó durante toda la mañana.
Y después del almuerzo Merton le dijo que Con le había prometido acompañarlo en un paseo a caballo por la propiedad y las tierras de labor, y también presentarlo a los trabajadores y a algunos de los arrendatarios.
– Es muy amable de su parte que se preste a perder todo un día por mi culpa -dijo Merton-. ¿Nos acompañará?
– Yo me quedaré -respondió Elliott con sequedad-. Pero mañana tendrás que reunirte con Samson, tu administrador. Yo también estaré presente.
– Por supuesto -le aseguró Merton-. Necesito enterarme de muchas cosas.
Sin embargo, a la mañana siguiente fue a buscarlo, y lo descubrió acompañado de Con y del encargado de los establos visitando las cuadras, familiarizándose con todos los caballos y con aspecto de estar pasándoselo en grande. Y después, cómo no, tuvo que subir a cambiarse antes de ir al despacho.
– A Meg no le gusta que huela a caballo dentro de la casa -explicó-. Se molesta mucho si detecta el más leve olor a estiércol en mi persona.
El muchacho, ciertamente, se mantuvo muy atento mientras escuchaba la ingente cantidad de información que recibió en el despacho durante las pocas horas de las que dispuso antes del almuerzo, y demostró una disposición admirable a la hora de aprender, además de hacer una gran cantidad de preguntas inteligentes. No obstante, después del almuerzo anunció que Con iba a llevarlo a conocer al vicario, a los Grainger y a algunas de las familias más importantes de la zona.
– Es digno de agradecer que se muestre dispuesto a hacerlo -comentó el muchacho-. Podría estar resentido conmigo. Sin embargo, está esforzándose por ser amable. Mañana va a llevar a mis hermanas al lago para dar un paseo en barca, siempre que el tiempo no empeore. Supongo que yo también iré, así que podemos usar dos barcas. Puede venir con nosotros si quiere.
Elliott declinó la invitación.
Todas las noches después de la cena Con charlaba poniendo de manifiesto un encanto que el vizconde conocía muy bien. Siempre había sido capaz de cautivar a las personas de todas las edades y de ambos sexos cuando le apetecía. Era una habilidad que a ambos les hacía mucha gracia. Y que siempre se le había dado mejor a Con que a él.
Por supuesto, a Con no le importaban en lo más mínimo sus recién descubiertos primos. O en el caso de que sí le importaran, no lo guiaba el cariño ni muchísimo menos. ¡Por el amor de Dios! Eran unos perfectos desconocidos que habían salido de la nada para echarlo de su propia casa o, cuanto menos, para hacerle sentirse como si fuera un invitado. Seguramente los odiaba con todas sus fuerzas.
Se había quedado en Warren Hall con el único propósito de irritarlo.
El problema era que se conocían a la perfección. Con sabía lo que tenía que hacer para irritar al que fuera su mejor amigo en otro tiempo. Y Elliott sabía muy bien lo que pensaba Con.
La mañana del paseo en barca, Elliott se encontraba junto a la ventana del dormitorio de invitados que ocupaba cuando vio que Con salía por la puerta principal, tras lo cual atravesó la terraza y bajó los escalones por los que se accedía al jardín.
Elliott ya estaba vestido. De hecho, había pensado salir a cabalgar. Sin embargo, había llegado el momento de que Con y él mantuvieran una conversación lejos del resto de los habitantes de la casa. Merton era joven e impresionable. Sus hermanas eran inocentes e ingenuas. Con había manipulado a Jon con mucho éxito, dificultando de forma extraordinaria su labor como tutor. No estaba dispuesto a dejar que manipulara al nuevo conde de la misma manera.
De modo que salió en pos de Con. Había abandonado el jardín por la izquierda, según comprobó desde la ventana antes de abandonar su habitación. Eso quería decir que no se dirigía ni al lago ni a los establos. Su destino era evidente.
Se dirigió a la capilla privada de la familia y al cementerio que la rodeaba. Y sí, allí estaba al pie de la tumba de Jonathan.
Por un instante se arrepintió de haberlo seguido. Si era un momento íntimo, no quería entrometerse. Pero no tardó en sentir que la rabia se apoderaba de él. Porque aunque Con había querido a Jonathan, también se había aprovechado de él de la peor manera posible, robándole y mancillando la reputación de la familia. Lo mismo daba que Jonathan ignorara lo sucedido o no lo comprendiera a pesar de haberle explicado los hechos. Esa no era la cuestión.
Y en ese instante perdió la oportunidad, en el caso de quererla, de marcharse sin ser visto. Con volvió la cabeza y lo miró fijamente. Sin sonreír. No tenía una audiencia a la que hechizar.
– Elliott, ¿no te basta con meterte en casa de mi padre y de mi hermano (y de mi primo) y empezar a dar órdenes como si fuera tuya? ¿También tienes que invadir el cementerio donde están enterrados?
– Nunca discutí con ellos -le recordó-. Y por suerte para ti, ellos tampoco discutieron contigo. Están todos muertos. Pero me sorprende que te atrevas a pisar suelo sagrado. Porque ellos sí discutirían contigo si estuvieran vivos y supieran lo que yo sé.
– Lo que crees saber. -Con soltó una carcajada amarga-. Te has convertido en un pedante mojigato, Elliott. Antes no lo eras.
– Antes cometí muchas locuras, sí -admitió-. Pero nunca fui un sinvergüenza, Con. Nunca renuncié a mi honor.
– Vuelve a la casa mientras te queden todos los dientes intactos -le advirtió Con-. Mejor aún, vuelve a Finchley Park. El polluelo se las apañará muy bien sin tu intervención.
– Pero con la tuya perderá lo que quede de su herencia -replicó-. No he venido para discutir contigo, Con. Márchate hoy mismo. Si te queda un mínimo de decencia, vete y deja tranquila a esta gente. Son inocentes. No saben nada.
Con hizo una mueca burlona.
– Le tienes echado el ojo a una de ellas, ¿no, Elliott? -le preguntó-. La mayor es una perita en dulce, ¿verdad? La pequeña también está para comérsela. Incluso la viuda tiene su encanto. Esos ojos risueños son bonitos. ¿Cuál te gusta? Supongo que estás pensando en ser un buen chico, en casarte pronto y tener hijos enseguida. Sería muy conveniente que te casaras con una Huxtable de Warren Hall.
Respondió acercándose de forma amenazadora.
– Más te vale no ser tú quien le echa el ojo a alguna -le advirtió-. Sabes que no lo toleraría. No merecen a alguien de tu calaña.
Con volvió a hacer una mueca desdeñosa.
– Me encontré a Cecily la semana pasada -dijo Con-. Había salido a cabalgar con los Campbell. Me dijo que este año sería su presentación en sociedad. Me invitó a su baile de presentación. Va a reservarme una pieza. La dulce y pequeña Cecé… se ha convertido en toda una belleza.
Elliott apretó los puños a los costados y dio otro par de pasos hacia Con.
– No irás a darme un puñetazo, ¿verdad, Elliott? -Preguntó su primo al tiempo que enarcaba una ceja y soltaba una carcajada-. Ha pasado una eternidad desde la última vez que nos peleamos. Creo que fue cuando me rompiste la nariz… aunque también creo recordar que te hice sangrar como un cerdo y te puse un ojo morado. Vamos, ven a por mí. Si buscas pelea, aquí me tienes. De hecho, ni siquiera esperaré a que tú des el primer paso. Siempre te costó arrancar.