Eve movió la cabeza.
– El arqueólogo encargado de la excavación. Era americano y también me encargó un trabajo sobre un cráneo que encontró en un yacimiento navajo de Arizona.
– ¿Cómo se llama?
– Ted Carpenter.
– ¿Dónde está ahora?
– No tengo ni idea. Pero dudo de que esté en Herculano.
– Yo también. Eso sería tener demasiada suerte. Pero los arqueólogos son una especie rara y están bastante conectados entre ellos. Es posible que pudieras convencerle para que se pusiera en contacto con los arqueólogos que están trabajando allí.
– ¿Y?
– ¿Algo de verdad para una gran mentira? -Jane se sentó en el brazo del sillón.
Trevor asintió con la cabeza.
– Aldo revisará cualquier historia que tenga relación con Cira. Si anunciamos que un arqueólogo ha hecho ese descubrimiento y que le encarga la reconstrucción a Eve, hemos de asegurarnos de que pueda corroborar la historia.
– ¿Cómo vamos a hacer ese anuncio? -preguntó Joe.
– Con discreción. En un período de varias semanas.
– ¿Cuántas? -preguntó Jane.
– Aproximadamente.
– Tres… quizá. Si todo va bien. -Se giró hacia Joe-. Tendré que partir hoy para Herculano para preparar el terreno. Al pequeño y perfecto escenario de Jane le acechan todo tipo de problemas. Por una parte, la excavación del teatro está controlada por el gobierno italiano. ¿Puedo contar contigo para evitar que me metan en la cárcel si los italianos llegan a interesarse demasiado por mí?
– Me encargaré de ello -dijo Joe-. Aunque unos pocos días en la cárcel no te irían nada mal.
– Pero a Jane no le beneficiarían en nada. Ella quiere que las cosas vayan deprisa.
– ¿Qué más? -preguntó Joe.
– Voy a empezar a introducir líneas sueltas en los periódicos de las webs sites favoritas de Aldo.
– ¿Vas a cambiar el texto? -preguntó Jane-. ¿Cómo puedes hacerlo?
– No es fácil. No sólo tendré que entrar en la web site, sino que tendré que volver a hacer el formato de las páginas.
– ¿Sin que el periódico se entere?
– Los periódicos se revisan antes de colgarlos en la web y luego cuando ya están puestos los escanean. Si espero entre cinco o seis horas después de que los hayan puesto, sería raro que alguien se diera cuenta de los cambios. Al fin y al cabo no voy a cambiar una historia, sólo añadiré datos. Acabarán dándose cuenta, pero pueden pasar días.
– ¿Y cuando lo hagan? -preguntó Joe.
– Entonces, dependerá de ti. -Trevor sonrió-. Utiliza tus influencias, músculos o apela a su avaricia. ¡Demonios! Promételes una exclusiva.
– ¿A los tres periódicos?
– Yo lo haría. Va a ser un difícil acto de malabarismo, pero eso es lo que hace la vida interesante.
– Y delictivo -añadió Joe tajante-. Eso requerirá un control constante y ni siquiera estamos seguros de que todavía lea esos periódicos.
– Sólo necesitamos uno. Si ve algo sobre Cira en uno de ellos, es más que probable que después consulte los otros para asegurarse. -Frunció el entrecejo pensativo-. Pero Archaeology Journal es harina de otro costal. No podré engañarles durante mucho tiempo. Es una revista esotérica profesional y les importa mucho su reputación.
– Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Evitarles? -Trevor movió la cabeza negativamente.
– Les necesitamos. Sería muy poco creíble si una revista de este tipo no mencionara semejante hallazgo. -Se encogió de hombros-. Ya pensaré algo. -Dejó su taza-. Y mejor que empiece ahora mismo con los periódicos.
– ¿Cómo? -preguntó Jane.
– Empezaré con los dos periódicos italianos. Ésa sería la progresión más lógica. Sólo un pequeño párrafo al final de la sección científica. El primero será un anuncio de los nuevos descubrimientos, pero sin detalles. Muy escueto. En el siguiente haré mención del teatro y de que se trata del esqueleto de una mujer. Dejaremos pasar unos días y daremos más detalles incluyendo el descubrimiento de una estatua en la antesala.
– ¿Es una broma? -preguntó Eve. Trevor lo negó con la cabeza.
– Si lo hago bien, a finales de semana se estará tirando de los cabellos o haciéndosele la boca agua.
– ¿Un descubrimiento de esta índole no supondría más bombo y platillo?
– No hasta que el yacimiento esté protegido. Lo último que desean es que ladrones y reporteros interfieran en su camino. Aldo ya sabe eso por propia experiencia con su padre.
– Pero ahora mismo también debe haber excavaciones por ahí cerca. El descubrimiento de una antesala del teatro sería un gran hallazgo. No me puedo creer que podamos engañarles.
– No podría hacerlo si el yacimiento del teatro no fuera lo que es. Toda esa zona está plagada de túneles. Era la principal forma de acceso al centro del escenario y a los asientos. Algunos de ellos han sido descubiertos por arqueólogos con el paso de los siglos y hay planos. Otros han sido excavados por ladrones: son los túneles que utilizaban para robar las antigüedades del teatro. No sería tan extraño que se encontrara una antesala en uno de esos túneles de los contrabandistas que nadie conoce. No obstante, hemos de contactar con alguien que pueda dar fe del hallazgo y cubrirnos.
– Entonces, querrás que contacte enseguida con Ted.
– Cuanto antes. Sé persuasiva.
Eve hizo una mueca.
– Ese no es mi estilo.
– Entonces, haz lo que puedas. Necesitamos que el contacto esté en el yacimiento cuanto antes.
– ¿Y qué historia se supone que le he de contar?
– Si es un amigo, cuéntale la verdad, pero él tendrá que dar otra versión al arqueólogo, que nosotros tendremos que corroborar. Toda la verdad sería demasiado peligrosa para nosotros.
– Bueno, entonces ¿qué ha de contarle Ted?
Pensó un momento.
– Que le diga que él ha descubierto el esqueleto y una estatua en un túnel al norte de la ciudad, pero que cometió el error de no solicitar permiso al gobierno para excavar, y que a fin de mantener buenas relaciones con los italianos está dispuesto a compartir la fama del hallazgo por una parte de los beneficios. Si hay una filtración Aldo supondrá que se trata del túnel de Precebio. Eso le parecerá lógico. -Se dirigió hacia la puerta-. Saldré para Italia esta noche. Cuando introduzca el primer párrafo ya os lo comunicaré, Quinn.
– Muy amable -dijo Joe-. No soporto trabajar en la sombra. Aunque me doy cuenta de que tú vas a beneficiarte de ello.
– Otro golpe bajo. -Trevor le miró por encima del hombro y le sonrió-. Me preocuparía si no supiera que tú estás tan ansioso de llevar a cabo este plan como yo. A ninguno de los dos se nos da bien lo de ir poco a poco. -Se volvió a Jane-. Y haremos todo lo posible para llevarte a Herculano lo antes posible. Así que tranquila. ¿Vale?
– No. No vale. ¿Qué se supone que he de hacer?
– Ya lo has hecho. Es tu plan. Nosotros sólo lo estamos poniendo en práctica.
– Muy bien, si quieres hacer algo, ve al centro comercial y vuelve a provocar a Aldo. Eso le mantendrá enfocado en ti hasta que empiece la acción en las webs.
– No -dijo Eve con firmeza.
– Sólo una vez. Apuesto a que cuando lea los primeros artículos, ya no dará ningún paso más. Se sentirá confuso e inseguro respecto a cuál será su próxima acción.
– Quizá -dijo Eve-. Ya es bastante arriesgado llevarla a Herculano y servírsela en bandeja.
– No se la vamos a servir en bandeja. Encontraremos la manera de que allí esté a salvo. De eso me encargo yo. Ésa es una de las cosas de las que me voy a encargar en cuanto llegue a Italia. Tú te encargas de su seguridad hasta que recibas la mágica invitación para ir a realizar tu vudú. -Empezó a bajar los escalones-. Cuanto antes consigas que tu arqueólogo haga esa llamada, más rápido avanzaremos.