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– ¿Eve? -Se le cortó la respiración-. ¿Está viva?

Asintió con la cabeza.

– No hemos podido llegar hasta ella, pero nos ha dicho que está bien.

– Y ¿Joe?

– Cortes menores, creo. No he tenido tiempo de comprobarlo.

– ¿Por qué no?

– La entrada del vomitorio ha quedado bloqueada tras la explosión. Tenía que intentar dar toda la vuelta para poder llegar hasta ti. Joe estaba intentando sacar a Eve de entre los escombros, así que le dije que iba a por ti.

– Aldo me dijo… que no podías estar vivo. Que ninguno de vosotros podía haber sobrevivido. Me dijo que había colocado los explosivos cerca del saliente del vomitorio.

– Lo hizo, pero no estábamos allí cuando explotaron. Llegué hasta Eve y Joe a tiempo para sacarles inmediatamente. Maldita sea, había revisado ese saliente un rato antes y también lo hizo Joe. Ha debido colocarlos en una grieta y camuflarlos. Está tan oscuro que sin instrumentos no…

– No me importan los explosivos. Entonces, ¿Eve y Joe han escapado con vida?

– No exactamente. -Terminó el vendaje y se sentó sobre las rodillas-. Salimos de la zona cero, pero no a tiempo para evitar la explosión. Eve iba delante de nosotros y ha quedado atrapada en un desprendimiento.

– Entonces, debe estar herida. Hemos de ir a ayudarla.

– Tú no vas a ninguna parte. Joe está ayudándola.

– Hemos de ir a ayudarles.

– Está bien. Voy a ir al túnel principal a buscar ayuda y…

– Aldo también ha volado la entrada a la Via Spagnola.

– Entonces, Bartlett estará reuniendo a un equipo de rescate. Si no pueden abrirse camino por la salida bloqueada, tendré que adentrarme en el laberinto de túneles para encontrar la salida.

– Eso es lo que planeaba Aldo. Me dijo que conocía el camino. Sontag se lo había enseñado. -Se estremeció-. Sontag está muerto. Le ha cortado…

– Lo sé. Vi su cuerpo y me asusté mucho. Supe que si Aldo había llegado hasta Sontag le habría contado todo lo que sabía. Y puesto que encontré a Sontag en este pasadizo del túnel, Joe y Eve eran claramente sus objetivos. No sabía qué estaba tramando, pero sí que tenía que sacarles rápido de allí. -Se levantó-. Quédate aquí e intenta no moverte. No quiero que vuelvas a sangrar. -Se dirigió de nuevo al túnel-. Traeré ayuda lo antes que pueda.

Su voz se desvaneció al girar por el túnel. ¿Quedarse allí?

Miró el cuerpo de Aldo a sólo unos metros de ella y sintió un escalofrío y repulsión.

Eve y Joe.

Su linterna se apagó de pronto y se quedó en la oscuridad.

Ya no había duda.

Empezó a arrastrarse con cautela hacía la zona del derrumbamiento de donde había salido Trevor. Si él había podido llegar hasta ella por allí, ella también podría llegar hasta Eve y Joe.

Oyó a Joe apartando piedras y hablando con Eve a unos pocos metros después de haber sobrepasado el bloqueo.

– Joe, mi linterna se ha apagado, sigue hablando -gritó.

Se calló un momento.

– ¿Jane? Gracias a Dios.

– Trevor me dijo que Eve estaba atrapada, pero que estaba bien. ¿Está todavía…?

– Bien. -Era la voz de Eve-. ¿Estás herida?

– Un poco. -Jane se sintió reconfortada. Eve parecía estar bien como decía.

– ¿Qué has querido decir con eso?

– Bueno, no me quedé atrapada en el derrumbamiento.

– ¿Y Aldo?

– Aldo está muerto. -Ahora podía ver la luz de la linterna de Joe-. Trevor se ha ido a buscar ayuda.

– ¿Por qué no has ido con él?

– No me invitó. Y si lo hubiera hecho, no habría ido. ¿Cómo podía dejaros aquí abajo? -Se sentó a su lado, cogió una piedra y la tiró a un lado-. ¿Cuánto más hemos de excavar para sacarla, Joe?

– No mucho. -Le sonrió-. Menos que cuando lo estaba haciendo solo.

Jane asintió con la cabeza mientras cogía otra piedra y la apartaba.

– Puedes estar seguro. Estar solo, duele. Dos es mejor que uno.

– ¿Cómo está Jane? -preguntó Joe mientras Eve salía del box de urgencias.

– No muy contenta -respondió Eve con cara de apuro-. Le han cosido media pantorrilla y aunque es una herida menor, le han dicho que tiene que pasar la noche en el hospital para estar en observación. Está indignada por que no me hayan dejado a mí en lugar de a ella.

– No sería una mala idea.

– Sí, sí que lo sería. Estoy bien. Sólo unos cuantos morados.

– Entonces, regresemos a la villa y metámonos en la cama. -Empezó a recorrer el pasillo-. Necesitas descansar un poco y…

– No.

– ¿No? -La miró-. ¿Te vas a quedar con Jane?

Movió la cabeza.

– No me necesita y tengo que hacer algo. -Pulsó el botón del ascensor-. Y tú también has de hacer algo.

– Es una locura, Eve. -Joe colocó el cráneo de Giulia sobre el pedestal-. Tendrías que estar en la cama, no trabajando.

– He de hacerlo. -Enfocó la luz hacia la reconstrucción-. ¿Tuviste algún problema con la policía local para sacarlo del ataúd?

– No se lo pregunté. Simplemente me abrí camino por los escombros que había encima del ataúd y lo cogí. Había mucha confusión allí abajo. Hay tantos equipos de rescate, arqueólogos y policía interfiriéndose mutuamente, que lo único que tuve que hacer era fingir ver que sabía a lo que iba. Esto jamás hubiera sucedido en casa. ¡Jesús, qué ganas tengo de volver a Atlanta!

– Yo también. -Se estremeció mientras miraba la reconstrucción. Era macabro ver el rostro de Jane en ese esqueleto antiguo. ¡Olvídalo! Jane está viva y esto no es más que tu propia obra-. Estoy harta de todo esto. Mientras estaba atrapada debajo de todas esas rocas, sólo podía pensar en Jane y en ese asesino. Casi me vuelvo loca. -Se mordió los labios-. No quiero pensar en el daño psicológico que le ha hecho ese cabrón. Si fuera como el resto de las chicas, se pasaría la vida mirando atrás por si la persigue alguien.

– No es como el resto de las chicas. Lo superará.

– Eso espero. Pero ha durado demasiado tiempo. Le ha hecho daño y no puedo tolerarlo. Quiero que vuelva a tener una vida normal.

– Unos días más no importa.

– A mí sí me importa. -Le sacó los ojos de cristal a la reconstrucción-. Quiero salir de aquí y esto es lo último que me queda por hacer para cortar los vínculos con esta ciudad. He de devolverle a Giulia su verdadero rostro y entregársela a Trevor para que la lleve al museo. -Empezó a borrar cuidadosamente los rasgos que había creado. La profundidad era correcta y no hacía falta cambiarla para empezar la fase final-. Así que déjame sola para que pueda acabar con esto. Va a ser una noche larga.

– Estaré por aquí haciéndote compañía.

Ella sacudió la cabeza negativamente.

– Si quieres ayudar, llama a la compañía aérea y reserva billetes para mañana por la noche. Luego, habla con las autoridades italianas y asegúrate de que no nos van a poner ningún impedimento para marchar.

– Ya nos han tomado declaración y he movido algunos hilos para que lo dejen todo parado por el momento.

– Cerciórate. Tengo que ver el fin de todo esto -añadió con voz de cansancio-. ¡Por Dios!, y mi Jane también necesita ver el final.

Asintió con la cabeza.

– Me voy a poner a ello.

Suave.

Trabaja rápido. No pienses. Deja que el rostro de Giulia cuente la historia.

El labio superior algo más curvado.

Suave.

Más definición debajo del pómulo.

Suave.

Sus manos se movían con rapidez y destreza sobre el rostro de Giulia.

Vacía tu mente.

¿Tendría que ser más corta la nariz? Parece correcta.

Casi estamos. Un poco más sobre la ceja.

No, eso no.

– Ayúdame Giulia. Has estado perdida demasiado tiempo.

Suave.

Tenía las yemas de los dedos calientes, aunque la arcilla estaba fría.

Suave.