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– Para empezar.

– No creo que os resulte de mucha utilidad. Trajeron tres pizzas muy grandes, cocidas pero frías, más pan blanco, cinco lonchas de queso tipo industrial y cinco manzanas muy pasadas. Ah, sí, y más café instantáneo con leche no láctea. Si teníamos más sed, bebíamos agua del grifo, y como no teníamos vasos ni tazas, pues bebíamos a morro.

Dora tomó un sorbo del té que les había llevado Archbold y cogió una galleta de chocolate con el placer de alguien que ha subsistido durante, varios días a base de pizza fría y rebanadas de pan de molde.

– Aquella noche vinieron Tatuaje y Hermafrodita. Probablemente, Tatuaje y Cara de Goma eran los más fuertes y los más…, bueno, despiadados, o al menos es la impresión que tengo. Lo que sí sé es que Hermafrodita era el más débil, y en cuanto entraron comprendí lo que tramaba Owen. Lo que hizo Roxane no fue deliberado, quiero decir que no formaba parte del plan, sino que fue un gesto espontáneo. Se levantó de un salto y dijo a Tatuaje que quería hablar con él. «Quiero hablar con usted -dijo-. Y quiero que usted hable con nosotros.» Tatuaje se la quedó mirando en silencio… Bueno, supongo que la estaba mirando, aunque no se sabe con la capucha. «Nos han dejado todo el día sin comer -dijo Roxane más o menos-. No nos han traído comida en todo el día. ¿Qué hemos hecho? Somos personas inocentes, no hemos hecho daño a nadie. Casi no nos dan nada de beber, y ésta es la primera comida que nos traen en diez horas. ¿De qué va todo esto? ¿Qué es lo que quieren?». El hombre no dijo palabra, sino que se quedó quieto, muy cerca de ella. Hermafrodita llevaba la bandeja, una bandeja enorme y muy pesada llena de comida. Vi que Owen se preparaba para atacar y que Ryan lo imitaba, pobrecito, jugando a las aventuras. La puerta no estaba cerrada con llave. Roxane… Madre mía, qué valiente es… Miró fijamente a Tatuaje, bueno, la máscara de Tatuaje, que estaba a diez centímetros de su cara, y gritó: «¡Contésteme, contésteme, cabrón!». Y entonces él le pegó. Le dio un golpe en la cabeza con todas sus fuerzas. En aquel momento, la manga de la camisa, que era bastante holgada, se le levantó, y vi el tatuaje, una mariposa en el antebrazo izquierdo. Cuando Roxane cayó encima de la cama, Ryan se abalanzó sobre Hermafrodita. Hermafrodita dejó caer la bandeja, y la comida salió volando por todas partes. Pizza boca abajo sobre la cama más cercana, manzanas rodando por el suelo… La bandeja cayó con un estruendo increíble. Ryan había agarrado a Hermafrodita por los hombros. En ese momento. Tatuaje se dio la vuelta y sacó un arma. Owen había conseguido abrir la puerta, pero no llegó a salir. Todo sucedió al mismo tiempo, cuesta explicarlo, pero de repente se disparó la pistola. No sé si era de verdad o no, lo único que sé es que se oyó un disparo y que lo que salió del arma fue a incrustarse en el marco de la ventana. ¿Las pistolas de mentira hacen tanto ruido?

– Puede -dijo Burden-. De hecho, todas las armas hacen ruido.

– No creo que apuntara a nadie. Kitty gritaba como una energúmena. Estaba tumbada en la cama, asestando puñetazos al colchón y gritando. Puede que fuera por eso o por la pistola, pero en cualquier caso, Owen vaciló, y ya saben lo que dicen de las personas que vacilan. Hermafrodita le dio a Ryan una patada en el estómago, y el pobre casi salió volando mientras se agarraba la barriga. Roxane gemía con la cabeza entre las manos. Yo me limité a quedarme sentada. El disparo me había paralizado. Tatuaje debía de llevar esposas encima, porque le puso unas a Owen. Era una situación extraña, porque todo sucedió sin que ninguno de los dos secuestradores dijera una sola palabra. Owen gritaba, los maldecía y les hablaba de los castigos que sufrirían. «Os encerrarán en una cárcel de máxima seguridad para el resto de vuestros días» y otras cosas por el estilo. Ryan estaba hecho un ovillo en el suelo, llorando, Roxane seguía gimiendo, y Kitty aún gritaba, pero ellos guardaban un silencio sepulcral. Muy siniestro, se lo aseguro, y mucho más efectivo que cualquier cosa que pudieran haber dicho. El silencio los deshumanizaba. Las personas son personas porque hablan, pero aquella gente se había convertido en máquinas, en criaturas de ciencia ficción. En fin, no creo que les interesen demasiado estos comentarios. Les contaré lo que ocurrió a continuación. Supongo que siempre llevaban esposas encima, porque pusieron un par a Ryan y otro a Kitty, que empezó a sollozar. Tatuaje llevó a Roxane al baño a empujones y la encerró. Eso me asustó porque sabía lo mal que lo pasaba en sitios cerrados, pero creí que si se lo decía no haría más que empeorar las cosas, así que me callé. Tatuaje se quedó con nosotros mientras Hermafrodita se iba y volvía al cabo de un momento con capuchas para los Struther. Les pusieron las capuchas y se los llevaron; fue la última vez que los vi. Eran más o menos las siete y media del miércoles.

– ¿No volviste a verlos? -la atajó Burden.

Dora meneó la cabeza, pero de inmediato se dio cuenta de que el gesto no quedaría grabado.

– No -prosiguió-, pero no tengo razones para creer que hayan sufrido ningún daño. Creo que sólo se los llevaron para encerrarlos en otro sitio que Tatuaje considerara más seguro. Kitty no dejó de sollozar en ningún momento. Ryan estaba más o menos bien, sólo que muy asustado. Más tarde le salió un cardenal tremendo en el estómago. Se levantó y dijo que no debería haber intentado semejante barbaridad. Yo estaba muy preocupada por Roxane. En el baño reinaba un silencio absoluto, por lo que creí que tal vez se había desmayado. Consideré la posibilidad de echar abajo la puerta. ¿Lo han intentado alguna vez?

Todos lo habían intentado y conseguido, si bien con dificultad. No era como en las películas, donde bastaba con una buena patada.

– ¿Lo intentaste? -preguntó Wexford.

– Sí, porque de repente se rompió el silencio. Roxane empezó a gritar y a golpear la puerta. No gritaba como Kitty, sino con verdadero terror fóbico. Apoyé el hombro contra la puerta y empujé. Tal vez lo habría acabado consiguiendo, pero al cabo de un momento entraron Cara de Goma y Tatuaje. Para hacerme a un lado. Cara de Goma me levantó y me arrojó sobre la cama. No pongas esa cara, Reg, no me hizo daño. Dejaron salir a Roxane, pero no enseguida. En aquel momento sucedió algo muy feo. Los dos tipos se miraron…, bueno, eso creo, porque con las capuchas…, y tuve la sensación de que lo sabían y estaban… o al menos uno de ellos estaba… disfrutando. Habían descubierto que le daban miedo los lugares cerrados y les hacía gracia. Se quedaron allí unos minutos, escuchando los golpes que daba a la puerta y sus súplicas. Por fin abrieron la puerta. Roxane salió dando traspiés y se derrumbó sobre su cama sollozando. Fue horrible, realmente espantoso. Pero la vida tenía que seguir, así que la abracé e intenté tranquilizarla. Luego, Cara de Goma y Tatuaje encontraron mi bolso y el de Kitty… Roxane no tenía porque a esa edad no llevan. Cogieron los dos y se fueron dejando a Ryan esposado, no sé por qué. No le quitaron las esposas hasta la mañana siguiente, y al pobre le molestaban y le hacían daño. Los tres que quedábamos nos dispusimos a pasarlo lo mejor posible. Recogí la comida que se había caído… Las pizzas estaban bien, y lo único que hice fue lavar las manzanas. Hice sentar a los dos conmigo, y nos pusimos a comer y hablar. Jugamos a un juego en el que cada uno debía contar una historia real sobre algún miembro de su familia. Estaba oscuro, porque como ya he dicho, no habían vuelto a traer las bombillas. En fin, empecé yo con una historia. Luego Roxane contó que su tía había conocido a Gershwin en Nueva York cuando era pequeña. Ryan contó que su padre había ganado un campeonato de atletismo del condado. Pero bueno, no creo que les interese todo esto. Al cabo de un rato nos dormimos los tres, incluso Roxane, pese a que le dolía la cara. La tenía muy hinchada y amoratada, y en la sien tenía un corte que sangraba. Al día siguiente se la llevaron, pero en ese momento no lo sabía. Yo era la única a la que no habían hecho absolutamente nada y la verdad es que me sentía culpable. Es ridículo, claro, pero supongo que, en esas situaciones, la gente acaba sintiéndose culpable…