Manejándola como si fuera ligera como el viento, Nic la aupó hasta sus hombros de un solo impulso.
– ¿Dónde vamos? -preguntó ella. Él había comenzado a andar hacia el otro lado de la villa.
– A una reunión para planear nuestra próxima estrategia.
– ¿Dónde?
– En la piscina.
– Hace mucho frío fuera.
– No para una mujer que es medio pez. No aceptaré un no por respuesta. Habrá un premio para ti si me vences en el agua.
– ¿Y si no?
Nic sonrió con aquella sonrisa tan viril que se filtraba hasta cada uno de los átomos del cuerpo de ella y que hizo que se pusiera el bañador en tiempo récord.
Las tenues luces de la arcada de columnas ponían de relieve sus inconfundibles facciones masculinas. Con los musculosos brazos abiertos y su cautivadora y blanca sonrisa, Piper no sabía cómo contener la intensa atracción que sentía hacia él.
– Si no hubiera sido por tu confesión frente a ambas familias, la noticia de nuestro matrimonio habría desembocado en la guerra de los cien años al más puro estilo español.
– Estoy muy contenta de que todo haya salido bien y de que, después de todo, tus padres permanezcan a tu lado. La sugerencia de tu padre de que pinte a los padres de Nina fue una gran idea.
– Tus comentarios fueron tan aduladores que Benito no quiso arrojar el guante. Y todo porque mi mujer hizo que todo sonara sincero, como si saliera del fondo de su corazón. Incluso yo te creí -dijo con voz áspera.
– Eso está bien -dijo ella con voz firme-. Haré todo lo necesario para evitar otro asesinato que pueda des trozar a nuestras familias.
Su sonrisa empezó a desvanecerse.
– Nada va a sucedemos a ninguno de nosotros.
Piper dio una voltereta para poder liberar sus emociones. Cuando salió a la superficie a respirar, Nic estaba a su lado.
– ¿Qué sucede? -susurró él.
– Camilla me preocupa. Vi la forma en que te miraba esta noche.
De su mandíbula cuadrada goteaba agua.
– Era difícil leer su pensamiento, pero supiste manejarla como una profesional. Nadie podía suponer que supieras los planes que su padre tenía para ella.
Mientras Nic hablaba, su mirada deambulaba sin ningún disimulo sobre sus curvas hasta detenerse a observar la longitud de sus piernas. A Piper aquello la estaba derritiendo. De alguna manera tenía que fingir que no se daba cuenta de la forma en que él la estaba mirando.
Después de todo Nic era un hombre. De hecho, era un hombre casado que le había dicho que estaría feliz de consumar su matrimonio si eso era lo que ella quería. Ahora mismo su cuerpo lo deseaba tanto que Piper corría el peligro de olvidarse de su orgullo y dejarse llevar por sus necesidades.
Pero por la mañana se levantaría y la cruda realidad sería que él estaba enamorado de otra persona. Por muchas veces que hicieran el amor esa noche, no podría pasar por alto ese hecho.
Ninguna Duchess vendería su alma de aquella manera, aunque tuviera un papel que demostrara que estaba casada.
Piper nadaba de espaldas y se impulsaba mediante pequeñas patadas. Nic permanecía allí con ella.
– ¿Piper?
Al escuchar su nombre dejó de nadar y flotó en el agua.
– ¿Qué pasa? -su pulso se aceleró-. ¿Por qué me siento como si me fueras a tender una trampa?
Él sonrió.
– No. No hay ninguna trampa. Cuando acompañé a las familias al coche, los invité a asistir a nuestra boda en la capilla de la propiedad mañana al atardecer.
Ella empezó a ponerse nerviosa.
– Seguramente no sea necesario.
Estando ella delante, Nic le había dicho al señor Carlson que celebrarían una ceremonia religiosa a la que pudiera asistir toda la familia, pero ella había con fiado en que nunca llegara a celebrarse.
Piper nadó hasta el borde de la piscina para salir del agua. Él la siguió a toda velocidad y la agarró de un pie. Ella pensaba que iba a empujarla de nuevo hacia el agua, pero en vez de eso hizo pequeños círculos con los dedos gordos en los arcos de sus pies. Aquel tacto tan sensual amenazaba con ponerla en un erótico trance.
– Es parte del plan diseñado por signore Barnizzi. Nuestro matrimonio debe ser santificado por la iglesia. Eso convencerá a ambas familias de que nuestro amor es verdadero. La bendición del sacerdote sellará nuestra vida en común y contribuirá a la paz entre Benito y mi padre. También tiene que celebrarse para que puedas ganarte la confianza de Camilla. En cuanto a tus hermanas, sabes que no esperarían menos.
Nic tenía razón, pero cada minuto que pasaba con él parecía involucrarla más en su vida. Cuando llegara el momento de cortar, ¿cómo iba a superarlo?
– ¿Quieres llamarlas ahora e invitarlas a la ceremonia o llamo yo a mis primos?
Piper retrocedió en el borde de la piscina, forzándolo a que soltara sus pies.
– Yo las llamaré.
Él se impulsó en el borde de la piscina y levantó todo su poderoso cuerpo.
– Mientras te pones en contacto con ellas, llamaré al sacerdote desde la biblioteca para hablar sobre los preparativos. Adelántate y dúchate tú primero.
Piper se marchó corriendo hacia el interior. Mientras se duchaba, su cuerpo no paraba de temblar, pero no era por el frío, sino por el miedo. Al día siguiente por la noche, a esa misma hora, estaría casada con Nic a los ojos de Dios y de la iglesia. El papel que había acordado representar se le había escapado de las manos.
Después de secarse, se puso el camisón y una bata de felpa. No eran un mono de esquí, pero el grueso material la cubría de pies a cabeza. Con el pelo aún húmedo, era la criatura menos apetecible del mundo, y eso era precisamente lo que intentaba aparentar.
Piper tomó su teléfono móvil del aparador y llamó a Greer en primer lugar. Era una locura, pero lo hizo por instinto. Después de todo ese tiempo debería haber roto con el hábito de la hermana del medio informando a la hermana mayor.
– ¿Hola?
– Hola, Greer. Soy yo.
– Gracias a Dios. Desde que volvimos de cenar, hemos estado esperando en la terraza de Luc a que Nic o tú nos llamarais para saber qué ha pasado. Los chicos han cavado un hoyo en las baldosas y Olivia cree que le viene otra racha de náuseas matutinas.
– Dile que todo ha ido de maravilla, teniendo en cuenta las circunstancias. Camilla se marchó pronto y sola, pero el padre de Nic y el señor Robles siguen siendo amigos. Como ha dicho Nic, hemos evitado una gran guerra.
– Ésas son las mejores noticias que podías damos.
No. Podía haber noticias mejores, como por ejemplo el hecho de que el asesino hubiera sido capturado o que Nic estuviera locamente enamorado de ella en lugar de otra persona.
– Estoy de acuerdo.
– Espera un momento mientras les doy un avance. Se mueren por oír los detalles.
Antes de que Greer volviera a ponerse al aparato, Piper se estremeció al pensar lo horribles que habrían sido las cosas si todo hubiera sucedido de forma diferente.
– Hola. Ya estoy devuelta. Luc estaba diciendo que todo el mundo puede ver lo enamorados que estáis. El corazón del tío Carlos tendría que estar hecho de piedra para no aceptarlo.
Si podía engañar a Greer, Nic era un actor consumado.
– Fue la señora Robles quien rompió el hielo y me besó primero.
– Ésa eres tú, Piper, la conciliadora. Sabía que serías capaz salvar las dificultades y ganarte a esa familia. Estoy tan contenta por vosotros… Olivia ya se siente mejor.
– Espero que sea verdad, porque os llamo por algo en concreto. Nic y yo vamos a casamos en la capilla mañana por la tarde.
– Eso incluso son mejores noticias. Volaremos a Marbella por la mañana y te ayudaremos a arreglarte. ¿Tienes vestido de novia?
Sus dedos apretaron el auricular.
– Pensaba llevar el vestido blanco con el que me casé en la oficina del señor Carlson.
– No, Piper. Eso no es suficiente para tu marido -dijo en voz baja-. Mañana iremos de compras y encontraremos el vestido de novia más maravilloso del mundo. A Nic le dará un infarto cuando te vea andar hacia el altar.