– Te refieres a Nina.
– Sí.
– Pero me dijiste que, desde que tenías diez años, sabías que tendrías que casarte con ella.
– Es cierto, pero lo que no te dije es que no tenía la menor intención de cumplir sus deseos.
Piper giró la cabeza en dirección a Nic.
– Entonces no lo entiendo.
– Sólo hay una razón por la que nuestro compromiso se llevó a cabo. Papá sufrió un leve ataque al corazón o, al menos, eso fue lo que nos dijeron a mi madre y a mí. Mientras se recuperaba dijo temer perder la vida antes de verme casado con Nina. El médico habló conmigo a solas y me dijo que cualquier emoción desmedida podría resultar fatal. Aquello fue una mentira que no vi venir.
Piper no daba crédito.
– ¿El médico te mintió acerca de la condición de tu padre?
– Mi padre lo obligó a hacerlo. En realidad mi padre había ido de urgencias al hospital debido a una indigestión aguda causada por haber comido demasiados langostinos. Aquello lo disfrazaron como un pequeño infarto. De esa forma encontró la excusa perfecta para obligarme a hacer lo que quería, que era que me comprometiera oficialmente con Nina y fijáramos una fecha de boda.
»Caí en la trampa y permanecí en la ignorancia hasta el día en que le pregunté cómo iba su corazón. «¿Te has hecho un chequeo recientemente?», le pregunté. Actuó de una forma tan extraña que fui a hablar con el médico. Él ni siquiera tuvo el valor de mirarme a la cara. Fue entonces cuando supe…
Piper se levantó del catre.
– No puedo creer que un padre hiciera algo así.
– Mi padre es de una rara especie. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, decidí ponerme en marcha y viajar a Cortina para romper mi compromiso con Nina. Yo sabía que ella tampoco estaba enamorada de mí, pero era tan tímida y dócil que habría sido incapaz de frustrar los planes de su autocrático padre abiertamente.
– No lo comprendo.
– Si no lo hubiera vivido, yo tampoco lo comprendería, pero su romance con Lars tiene mucho sentido para mí. Cuando le dije que no podía casarme con ella, intentó ocultar la felicidad que sentía a pesar que de que yo sabía que romper nuestro compromiso la hacía feliz. La gran tragedia fue que, de entre todos los hombres que Nina podría haber escogido, eligió a alguien tan despiadado como Lars.
En aquel momento Piper estaba temblando por el dolor que sentía por ambos, por Nic y por Nina.
– ¿Cómo pudo tu padre permitir que guardaras luto oficial sabiendo que hizo trampas para conseguir que te comprometieras?
– En realidad él no hizo nada para animarme a hacerlo.
– ¿Qué?
– Yo sabía que él se sentía fatal por lo que me había hecho y que además se sentía culpable porque Nina había muerto. La verdad es que la última mujer en el mundo con la que él quisiera que me casara es Camilla, ya que no tiene la dulzura que tenía Nina. Así que, a propósito, quise guardar el período de luto para dejarle tiempo para pensar que finalmente tendría la nuera que nunca había querido.
– ¡Nic!
– Soy un hombre horrible, Piper, y no estoy nada orgulloso de mi comportamiento. Lo hice para hacerle pagar por lo que me había hecho. En cuanto a Nina, quise rendir honor a su memoria. Si no le hubiera pedido que se casara conmigo, ahora no estaría muerta.
Piper gruñó.
– Ni tú, ni tu padre ni el señor Robles podríais haber sabido que Nina iba a morir porque un asesino anduviera suelto.
– A pesar de ello Nina murió, y yo fui la persona responsable de ello.
Piper inclinó la cabeza.
– Siento no haber tomado en serio tu duelo.
– ¡Ni te atrevas a pedirme disculpas por eso! -murmuró ferozmente-. Cuando tus hermanas y tú vinisteis a bordo del Piccione, me enamoré total e irresistiblemente de ti. Fue algo tan rápido y tan fuerte que no me reconocía a mí mismo.
»Mientras que el amor se apoderaba de mis primos tuve que fingir que lo mismo no me estaba sucediendo a mí, a nosotros. Le debía a Nina un año de duelo, así que hice una promesa en secreto de que no me acercaría a ti ni te tocaría hasta que los doce meses hubieran pasado.
»Piper, cuando te acercaste a mí después de la boda de Max, me odié a mí mismo por quererte tanto. Tenía que ser cruel contigo. No había otra manera de poner resistencia a mis sentimientos. Cuando volaste a España en agosto y Luc se casó con Olivia, quise haber podido celebrar una boda doble. No tienes ni idea de lo cerca que estuve aquella noche de raptarte del coche robotizado de Luc y obligarte a que te casaras conmigo quisieras o no.
Lo que Piper estaba oyendo la hacía sentirse eufórica.
– Nunca supe cómo te dejé marchar, pero ten por seguro que estaba contando las horas hasta que llegara febrero para poder ir a buscarte y pedirte que te casaras conmigo.
»Pero en el instante en que te vi sentada en tu escritorio, tan bella e inalcanzable, perdí los nervios porque sabía que te había hecho mucho daño. Quizá mucho más de lo que pudieras llegar a perdonar. Casi me da un infarto cuando me dijiste que te habías comprometido con Don. Incluso si aquello hubiera sido verdad, estaba como loco, y habría luchado contra él a muerte por ti.
Al instante, Nic se había reunido con ella en el catre. Empujó a Piper hacia un lado, de forma que quedó medio tumbado encima de ella.
– Simplemente averigüé que Nina había sido asesinada y utilicé una vez más la información en mi favor para hacer que te casaras conmigo.
Las manos de Piper se deslizaron por su cara hasta que pudo sentir el principio de lo que era su barba.
– No tenías que haber llegado tan lejos, mi amor. Sabías que te quería, que era tuya -le susurró contra los labios.
– Dilo otra vez, Piper.
– Te quiero. ¡Estoy enamorada de ti! -gritó fervorosamente-. ¿Realmente crees que habría accedido a hacer de espía para ti si no hubiera estado dispuesta a seguirte hasta los confines de la tierra?
Aquella última expresión fue sofocada por la boca de él cubriendo la suya. A pesar de que Nic la había besado anteriormente, nada podía compararse con ese beso que la condujo hasta el éxtasis al mismo tiempo que la empujaba a amarlo sin refreno.
– Nic -luchó para tomar aliento cuando finalmente soltó sus labios-. No podemos hacer esto aquí. No sintiendo lo que siento por ti.
La boca de Nic vagó por sus facciones, su cuello y su pelo haciendo que alcanzara un estado febril.
– Sé exactamente dónde debemos ir. Ven conmigo, amor mío.
Era sorprendente que la litera inferior del Olivier, a pesar de no ser mucho más ancha que el catre de la sala del aeropuerto, hiciera que, durante cuatro días, Piper se olvidara de donde dormía y qué comía. Lo que importaba realmente era que se encontraba entre los brazos de Nic y estaba siendo amada más allá de lo comprensible.
– ¿Hay algo que quieras esta mañana? -le susurró él, mordiéndola suavemente en el lóbulo de la oreja en cuanto se despertó.
Había una cosa que Piper había aprendido de su marido. Nic se mostraba tan excitado y se emocionaba tanto con las cosas que le recordaba a un niño que corría escaleras abajo para abrir los regalos de Navidad antes de que nadie se hubiera levantado.
Piper adoraba a aquel hombre tan apasionado. Nic nunca paraba de decirle y mostrarle cuánto la deseaba.
En ese mismo momento él la estaba provocando dándole besitos aquí y allá para hacer que se despertara. Tan enamorados como estaban, aquello no era suficiente. Nic quería tener toda su atención y la quería en ese preciso instante.
– Sí, hay algo que quiero esta mañana.
Como respuesta él empezó a hacerle el amor en serio. Una hora después. Piper lo miraba fijamente a los ojos tan enamorada, que no había palabras para expresarlo.