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Nick tenía la tarea de entrar en contacto con Fagin. Era el único del grupo que podría llevar a cabo esta tarea. Había planeado acercarse al poblado por la noche y actuar según fueran las circunstancias. Si la gente de Swift había tomado el hábito de moverse por la noche con antorchas las cosas se presentarían difíciles. Si no era así, podía resultar más fácil… a no ser que se percataran de su llegada. Ya vería.

El viaje fue normal. Tuvo el número suficiente de luchas para aprovisionarse de carne y llegó hasta el risco en la tarde del segundo día. Había dado un rodeo por el oeste con el fin de llegar al poblado desde la parte superior; pero a pesar de eso se detuvo a una distancia que le pareció segura hasta que casi oscureció. No podía saber si se encontraría con grupos de cazadores, pues era un camino muy usado por ellos.

Cuando oscureció se sintió seguro, pues supuso que todos esos grupos ya habrían regresado a las cuevas, y revisando de nuevo su equipo para hacer fuego se acercó con precaución a lo alto del risco. Permaneció un rato escuchando en el borde antes de atreverse a sacar la cabeza fuera, pero no oía ningún sonido y tuvo que atreverse a asomarse. Sabía que el risco tenía unos trescientos pies de altura por esa parte y comprendió que hubiera sido muy visible a la luz del día. Ahora parecía más seguro, porque todavía no habían encendido ningún fuego.

Cuando se atrevió a mirar, la ausencia de fuegos no le permitió ver nada.

Se retiró de nuevo a pensar. Estaba seguro de que el poblado y sus habitantes se hallaban abajo, así como de que Fagin estaba con ellos. No podía entender la ausencia de fuegos, pero era un hecho. Quizá sería seguro intentar entrar al poblado a escondidas ayudado por la oscuridad… pero la lluvia no tardaría.

Luego tuvo otra idea; buscó un leño pequeño y comenzó a trabajar con sus útiles de encender fuego, un martillo y un huso fabricados con madera resistente. Esperó alguna respuesta de los de abajo cuando obtuvo una pequeña hoguera, pues ésta iluminaba el cielo con más efectividad que la luz del día; pero nada ocurrió hasta que ejecutó la última parte de su idea y tiró un leño encendido por el borde del risco. Entonces todo ocurrió en seguida.

La luz alumbró a Fagin, que permanecía inmóvil a cincuenta yardas del pie del risco. También alumbró un lugar vacío de rocas y vegetación; estaban, como era su costumbre, dentro de las cuevas. Sin embargo, su ausencia sólo duró unos momentos.

Con la llegada del fuego un murmullo de voces salió de las cuevas. Era evidente que, si era su costumbre dormir, no lo estaban haciendo en ese momento. En seguida la voz de Swift se dejó oír por encima de las otras.

—¡CogedIo! ¡Coged el leño! ¡No permanezcáis ahí como si ya estuvieseis mojados!

Una masa de figuras salió de la roca y convergió en el leño encendido; luego se desparramaron de nuevo, como si todos hubieran comprendido al tiempo que no tenían madera y era necesario encontrarla. Un centenar de manos diferentes arrancaron plantas de la tierra y las llevaron hasta el leño, o incluso las arrojaron contra él. Nick estaba más divertido que sorprendido cuando vio que ninguno tenía éxito en encender una hoguera y se preguntaba con curiosidad si el fuego se apagaría por sí mismo o si sería apagado por los propios rescatadores. Pero no dedicó mucha atención al problema; la voz de Swift surgió de nuevo por encima del murmullo.

—Algo resplandece en lo alto del risco y de ahí debió partir el fuego. ¡Que alguien suba hasta allí y lo consiga!

Como era habitual, se le obedeció con prontitud y la masa se dirigió al camino que ascendía al risco. Nick estaba algo sorprendido; se aproximaba el momento de las lluvias y los habitantes de las cuevas no llevaban fuego con ellos. Algo drástico debía haber ocurrido para que superaran el hábito de toda su vida de mantenerse a resguardo en las cuevas por la noche. Pero no había tiempo para especular sobre el tema; los hombres de las cuevas buscaban fuego y Nick parecía tener todo el que había por los alrededores. Encendió una antorcha en su pequeña hoguera y se dirigió hacia el camino que partía de abajo prendiendo todas las plantas que podía. Cuando llegó al camino lanzó a un lado la antorcha que había estado usando y se hizo con otra que esperaba fuera lo suficientemente pequeña para esconderla en su cuerpo. Si los de las cuevas quedaban satisfechos con obtener fuego, tanto mejor; si también lo querían a él quizá mirarían el rastro de fuego, el cual les conduciría en dirección contraria. Conociendo su habilidad para el rastreo no tenía muchas esperanzas a este respecto, pero lo que tuviera que hacer debía realizarlo en seguida.

Se encaminó por la parte superior del risco hasta un punto alejado dos millas desde donde el risco descendía gradualmente hasta el nivel más bajo. Estaba fuera de la vista del sendero cuando Swift llegó a él, pero no se apresuró por ello. Una vez en la región en que las rocas se rompían, escogió cuidadosamente el camino, esquivando los cantos que cayeron rodando a causa de un agudo estremecimiento y escondiendo su pequeña antorcha como podía para que ninguno lo viera. A los quince minutos de haberse producido el conflicto estaba junto a Fagin y no parecía que ninguno de los de las cuevas hubiera notado su presencia.

—¡Profesor! ¿Me oyes? Soy Nick.

—Te oigo muy bien. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Iniciaste tú todo esto? ¿Qué es lo que pasa?

—Sí, yo arrojé el fuego por el risco; tenía que asegurarme de que tú estabas aquí. El resto fue una consecuencia. Estoy aquí porque hemos encontrado una forma de liberarte de Swift sin que tengamos que preocuparnos de que consiga cogerte de nuevo.

—Eso me anima. También yo pensé que tenía un plan, pero me he encontrado con problemas. Necesito toda la ayuda que pueda conseguir, pues no creo que Swift siga paciente durante mucho tiempo. Cuéntame tu idea.

Nick describió las actividades de su pueblo desde que Fagin fue raptado y se detuvo principalmente, en la geografía del lugar en el que pasaron la primera noche.

—Suponemos que puedes vivir bajo el agua igual que puedes estar bajo la lluvia; por eso pensamos que si vas a esta colina y Swift te sigue, éste quedará atrapado allí por la noche; mientras estén dormidos tú puedes quitarles todas las armas —que por otra parte nos serán de gran ayuda a nosotros ya que andamos tan escasos de ellas—, y si no podemos hacer nada con ellas podemos arrojarlas a algún lugar que quede sumergido todo el día.

—¿Resistirá mucho tiempo ahí?

—Lo más probable es que no, pues en ese mar hay animales que comieron parte de nuestro ganado; pero ¿qué nos preocupa? A él no le importó matar a Alice y Tom y lo mismo habría hecho con el resto de nosotros si lo hubiese creído necesario.

—¿Y el resto de su pueblo?

—Ellos le ayudaron. No me preocupa lo que les pueda ocurrir.

—Comprendo tu punto de vista, pero no lo comparto plenamente. Hay razones que pueden hacerte sentir de forma diferente, pero no son las mías por ahora. Tu plan, si así puede llamársele, tiene puntos fuertes, pero no carece de algunos débiles. Si ese lugar está a un día y medio de viaje incluso para ti, no veo cómo voy a poderme mantener alejado de Swift tanto tiempo; recuerda que tú puedes viajar más rápido que yo. Además, ahora que les has traído el fuego de nuevo, me sorprendería que resultase tan fácil para mí irme por la noche como lo hubiera sido antes.