— He traнdo unos vнdeos, milord — dijo Maz-. Con su permiso, los podemos pasar en su comuconsola.
Aahh. Cуmo me gustan las mujeres competentes. No tiene usted una hermana menor, milady Maz?
— Sн, por favor — dijo Miles.
Todos se amontonaron detrбs del escritorio de la comuconsola y Maz empezу con su pequeсa conferencia ilustrada sobre la cъpula de los haut y una media docena de sellos imperiales de varios tipos.
— Aquн estб, milord: el sello del Criadero Estrella.
Era un bloque cъbico, de unos quince centнmetros de lado y con el pбjaro de trazos rojos sobre la parte superior. El terror que habнa sentido Miles desde que Maz le comunicara que existнa el sello, el terror de que tal vez йl e Ivan hubieran robado accidentalmente una pieza de los objetos imperiales, se desvaneciу como por ensalmo. El cilindro era un objeto imperial, sin duda, y tendrнan que devolverlo — anуnimamente, de ser posible-, pero por lo menos no era…
Maz llamу a la siguiente unidad de datos.
— Y este objeto es la Gran Llave del Criadero Estrella, que se entrega junto con el sello — siguiу diciendo.
Ivan se atraganto con el vino. Miles, sъbitamente marcado, se reclinу contra el escritorio y mirу la imagen del cilindro con una sonrisa fija. El original estaba unos pocos centнmetros mбs abajo, en el cajуn.
— Y… ah, quй es la Gran Llave del Criadero Estrella, mila… Maz? — consiguiу murmurar-. Para quй sirve?
— No estoy muy segura. En algъn momento, en el pasado, tuvo que ver con la recuperaciуn de datos en los bancos genйticos de los haut, segъn creo, pero en la actualidad tal vez sуlo se trate de un objeto ceremonial. Tiene unos doscientos aсos por lo menos… Tiene que ser obsoleto.
Esperemos. Gracias a Dios no lo habнa abandonado por ahн. Todavнa.
— Ya veo.
— Miles… — musitу Ivan.
— Mбs tarde — siseу Miles entre dientes-. Entiendo tu preocupaciуn.
Ivan musitу una obscenidad por encima de la cabeza de Maz.
Miles se inclinу contra el escritorio de la comuconsola y moviу los labios en una mueca realista.
— Algo anda mal, milord? — Maz levantу la vista, preocupada.
— Lo lamento, las piernas me molestan un poco. Probablemente tenga que consultar con el mйdico de la embajada…
— Preferirнa usted seguir con esto mбs tarde? — preguntу Maz instantбneamente.
— Bueno… a decir verdad, creo que ya he recibido todas las lecciones de etiqueta que puedo asimilar en una sola tarde.
— Ah… pero hay mucho, muchнsimo mбs. — Sin embargo, Miles debнa de estar realmente pбlido porque ella se levantу y dijo-: Demasiado para una sola clase, sн, por supuesto. Le molestan mucho sus heridas? No creн que fueran tan graves.
Miles se encogiу de hombros, como avergonzado. Tras la despedida de rigor y la promesa de volver a ver a su tutora vervani muy pronto, Ivan se hizo cargo de los deberes de anfitriуn y escoltу a Maz a la planta baja.
Volviу inmediatamente, sellу la puerta detrбs de йl y se lanzу sobre Miles.
— Tienes alguna idea del lнo en que nos hemos metido? exclamу.
Miles estaba sentado frente a la comuconsola, releyendo la descripciуn oficial — totalmente inexacta, por cierto— de la Gran Llave, mientras la imagen del objeto flotaba como un conjuro frente a su nariz por encima de la placa de vнdeo.
— Sн. Tambiйn sй que vamos a salir bien parados. Tъ lo sabes?
Eso hizo que Ivan se detuviera.
— Sabes algo que yo no sepa?
— Si me lo dejaras a mн, creo que podrнa devolver esa cosa a su verdadero dueсo sin que el asunto trascendiese.
— Por lo que dijo Maz, el verdadero dueсo es el emperador de Cetaganda.
— Bueno, en realidad, sн. Deberнa decir, devolvйrsela a su verdadera guardiana. Que, si leo bien las seсales, estб tan desesperada por haberla perdido como nosotros por haberla encontrado. Si puedo devolvйrsela sin armar jaleo, no creo que vaya por ahн diciendo a todo el mundo que la perdiу. Aunque… me pregunto cуmo fue que la perdiу. — Algo no encajaba, y estaba ahн, justo por debajo de su percepciуn consciente.
— ЎNosotros atacamos a un servidor imperial! ЎAsн la perdiу!
— Sн, pero quй estaba haciendo Ba Lura con ese objeto en la estaciуn orbital de transferencia? Por quй habнa manipulado los monitores de Seguridad del compartimiento de embarque?
— Lura se estaba llevando la Gran Llave a alguna parte. Por lo que sй, tal vez la llevaba a la Gran Cerradura. — Ivan caminaba alrededor de la comuconsola como un leуn enjaulado-. Asн que el pobre hombre se corta la garganta a la maсana siguiente porque perdiу este objeto, que estaba a su cuidado, y todo por culpa nuestra… Mierda, Miles. Me siento como si hubiйramos matado a ese vicio chiflado. No nos hizo ningъn daсo, sуlo se equivocу de lugar y tuvo la mala suerte de asustarnos.
— Es eso lo que pasу? — murmurу Miles-. En serio? — Es йsa la razуn por la que estoy tan desesperado? Es йsa la razуn por la que quiero que la historia tenga otro sentido, cualquier sentido menos йse? A la idea de Ivan no le faltaba lуgica. El viejo ba, encargado y responsable de transportar el precioso objeto, pierde la Gran Llave a manos de unos bбrbaros extranjeros, confiesa su desgracia a su seсora y se mata para expiar sus culpas. Listo. De pronto, Miles tenнa nбuseas-. Pero… si la llave era tan importante… por quй no estaba rodeado de un escuadrуn de ghemguardias imperiales?
— ЎDios, Miles! ЎOjalб hubiera habido guardias!
Un golpe firme en la puerta. Miles apagу rбpidamente la comuconsola y abriу la cerradura.
— Adelante.
El embajador Vorob'yev entrу en la habitaciуn y le dirigiу una inclinaciуn de cabeza mбs o menos cordial. Llevaba un montуn de papeles perfumados, de colores delicados.
— Hola, milores. Le ha resultado ъtil su clase con Maz, lord Vorkosigan?
— Sн, seсor — dijo Miles.
— Me alegro. Lo suponнa. Esa mujer es muy competente. — Vorob'yev levantу los papeles-. Mientras ustedes estaban con ella, llegу esta invitaciуn para los dos, de lord Yenaro. Junto con varias sinceras disculpas por el incidente de anoche. Seguridad de la embajada abriу, rastreу y analizу quнmicamente la escultura. Informaron que los йsteres eran inocuos. — Con ese pronunciamiento sobre Seguridad, le entregу los papeles a Miles-. Ustedes deciden si quieren aceptar. Si considera que el infortunado efecto colateral del campo de fuerza de la escultura fue un accidente, lord Vorkosigan, tal vez convendrнa que asistiera a la fiesta. Completarнa la disculpa y todo quedarнa reparado.
— Ah, claro que iremos… — La disculpa y la invitaciуn estaban escritas a mano en el mejor estilo cetagandano-. Pero voy a mantener los ojos bien abiertos. Ah… no volvнa hoy el coronel Vorreedi?
Vorob'yev hizo una mueca.
— Le han surgido unos aburridos problemas. Pero en vista del extraсo incidente en la embajada marilacana, ya lo he dispuesto todo para que lo sustituyan maсana mismo. Desea usted un guardaespaldas? No abiertamente, claro, eso serнa otro insulto…
— Mmmm… Tenemos un conductor, no es cierto? Que sea un hombre entrenado, y quiero comunicaciуn con йl. Comus. Y que no se aleje mucho, por si acaso.
— Muy bien, lord Vorkosigan. Ahora mismo lo dispongo. — Vorob'yev asintiу-. Y… en cuanto al incidente de la rotonda…
A Miles le latнa el corazуn.
— Sн?
— Por favor, no vuelva a separarse del grupo.
— Recibiу usted una queja? — Y de quiйn?
— Uno aprende a interpretar ciertas miradas heridas. Los cetagandanos considerarнan poco correcto protestar… pero si los incidentes desagradables se acumulan…, no creo que les parezca tan poco correcto tomarse algъn tipo de venganza indirecta y extraсa. Ustedes dos se irбn dentro de diez dнas, pero yo tengo que seguir aquн mucho tiempo. Por favor, no me hagan el trabajo mбs difнcil de lo que ya es…
— Entendido, seсor — dijo Miles con voz alegre.
Ivan parecнa hondamente preocupado: no pensarнa confesбrselo todo a Vorob'yev? Todavнa no, porque el embajador saliу sin que Ivan se arrojara a sus pies.
— Por poco no es suficiente para un guardaespaldas — seсalу apenas la puerta se sellу otra vez.
— Ah, entonces estбs empezando a ver las cosas a mi manera, no? Pero si vamos a casa de Yenaro, no puedo evitar el riesgo. Tengo que comer, beber y respirar… todas rutas de ataque que un guardia armado no tiene muchos medios de controlar. De todos modos, mi mayor defensa es que serнa un terrible insulto para el emperador cetagandano si alguien de una delegaciуn extranjera quedara realmente lastimado en las ceremonias del funeral de su augusta madre. Yo predigo que, si es que ocurre algъn otro incidente, serб igualmente sutil y no fatal. — E igualmente enfurecedor, claro estб.
— Ah, sн? Cuando ya hay una baja definitiva? — Ivan se quedу callado por un tiempo-. Crees que… todos estos incidentes estбn relacionados? — Hizo un gesto con la cabeza hacia los papeles perfumados que Miles sostenнa en la mano y el cajуn del escritorio de la comuconsola-. Admito que no sй de quй modo podrнan relacionarse.