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— No lo bastante — suspirу Benin-. Pero usted me interesa, lord Vorkosigan.

Miles esperaba que esa frase no tuviera doble sentido.

— Este tipo de cosas es el pan de todos los dнas para mн. Es la primera vez que tengo la oportunidad de hablar de negocios desde que lleguй a Eta Ceta. — Ofreciу a Benin una sonrisa de alegrнa-. Si tiene usted mбs preguntas para mн, por favor, venga cuando quiera…

— No creo que usted estuviera dispuesto a contestarlas bajo pentarrбpida… o sн? — dijo Benin, sin demasiada esperanza.

— Ah… — Miles pensу con rapidez-, sн, claro, con el permiso del embajador Vorob'yev. — Permiso que, por supuesto, nunca llegarнa. La leve sonrisa de Benin era un indicio de que habнa entendido la delicadeza de esa negativa no pronunciada.

— De todos modos, espero encantado la ocasiуn de seguir conversando con usted, lord Vorkosigan.

— Cuando usted quiera. Estarй aquн otros nueve dнas.

Benin dirigiу a Miles una mirada inquisitiva, impenetrable…

— Gracias, lord Vorkosigan.

Miles tenнa un millуn de preguntas que formular a su nueva vнctima, pero en la primera sesiуn no se atrevнa a preguntar nada mбs. Querнa proyectar un aire de interйs profesional, no de obsesiуn frenйtica. Era tentador… y muy peligroso pensar en Benin como aliado. Pero Benin era sin duda una ventana hacia el Jardнn Celestial. Una ventana con ojos que devolvнan la mirada. Pero tenнa que haber alguna forma sutil y razonable de inducir a Benin a pegarse una palmada en la frente y exclamar: Vamos, Ўtengo que examinar mбs de cerca a esos gobernadores de satrapнas! No habнa duda de que ya estaba mirando en la direcciуn correcta: hacia arriba. Y por encima del hombro. Una posiciуn realmente incуmoda para cualquier trabajo.

Cuбnta influencia podнan tener los gobernadores de satrapнas, todos parientes cercanos del emperador, en Seguridad Imperial Cetagandana? No demasiada… sin duda los consideraban amenazas potenciales. Pero tal vez uno de ellos habнa estado estableciendo contactos durante largo tiempo… Tal vez uno de ellos habнa sido totalmente leal hasta la primera tentaciуn. Era una acusaciуn muy grave; Benin tenнa que acertar en su primer intento porque no tendrнa una segunda oportunidad.

A quiйn le importaba el asesinato de un esclavo? Cuбnto interйs tenнa Benin en la justicia abstracta? Si un cetagandano no podнa ser el primero en ningъn бmbito, le bastarнa con ser mбs— santo— que— los — demбs? Casi un impulso estйtico: el Arte de la Detecciуn. Cuбnto riesgo estaba dispuesto a correr el ghemcoronel? Cuбnto tenнa que perder? Tenнa familia, o era una especie de guerrero— monje, completamente entregado a su carrera? A decir verdad, hacia el final de la entrevista Benin habнa tenido los ojos fijos en la cara de Miles porque le interesaba lo que le estaba diciendo, no porque evitara mirarle el cuerpo. Eso le honraba.

El anfitriуn se levantу con el huйsped e hizo una pausa:

— Ghemcoronel… puedo hacerle una sugerencia personal?

Benin inclinу la cabeza: curiosidad, permiso.

— Tiene usted buenas razones para suponer que el problemita viene de mбs arriba. Pero no sabe de dуnde. Si yo estuviera en su lugar, irнa directo a la cima. Recurra directamente a su Emperador. Es la ъnica forma en que podrб pasar por encima del asesino.

Palideciу Benin debajo del maquillaje? No habнa forma de saberlo.

— Tan alto… Bueno, lord Vorkosigan, no puedo decir que vea a mi amo celestial todos los dнas.

— No se trata de amistad. Es un asunto de negocios; negocios del Emperador. Si usted quiere serle ъtil, tiene que actuar deprisa. Los emperadores son humanos. — Bueno, el emperador Gregor era humano. El Emperador cetagandano era hauthumano. Miles esperaba que fuera mбs o menos lo misino-. Seguramente, Ba Lura fue para йl mбs que un mueble cualquiera; lo sirviу durante cincuenta aсos o mбs. No haga acusaciones, sуlo pнdale que proteja la investigaciуn, que no deje que la aplasten. Aseste el primer golpe, hoy, antes de que… alguien… empiece a tener… miedo de su… eficiencia. — Si piensa cubrirse la espalda, Benin, por Dios, hбgalo bien.

— Tendrй en cuenta su consejo.

— Buena caza. — Miles sonriу con alegrнa, como si el asunto no tuviera nada que ver con йl-. La caza mayor es la mejor. Piense en el honor que recibe el cazador.

Benin se inclinу con una sonrisa leve, бcida, y saliу por el pasillo junto al guardia de la embajada.

— Nos veremos pronto — le gritу Miles.

— No le quepa la menor duda. — El gesto final de Benin fue casi un saludo militar. Casi, no del todo.

El deseo de Miles de derretirse y convertirse en un charco exhausto sobre el suelo del corredor quedу interrumpido por la llegada de Vorob'yev, que sin duda habнa estado escuchando detrбs de las escaleras. Vino acompaсado por otro hombre. Ivan venнa detrбs de los dos con una expresiуn de ansiedad malhumorada.

El hombre que acompaсaba al embajador era de edad madura, de complexiуn media y llevaba un traje holgado y varias tъnicas de buena hechura, como un ghemlord cetagandano, todas en colores neutros. Le caнan bien y eran cуmodas, pero no se habнa pintado la cara y el corte de cabello era el de un oficial de Barrayar. Tenнa una mirada… de interйs…

— Una entrevista muy bien conducida, lord Vorkosigan — lo felicitу Vorob'yev. Miles respirу con alivio. Un tanto. En esa entrevista era difнcil decidir quiйn habнa interrogado a quiйn…

— El ghemcoronel Benin tiene mucho en mente, dirнa yo — dijo Miles-. Ah… — Y mirу al compaсero de Vorob'yev.

— Permнtame presentarle a lord Vorreedi — dijo el embajador-. Lord Vorkosigan, claro estб. Lord Vorreedi es nuestro experto en la comprensiуn de las actividades de nuestros ghemcamaradas, en toda una multitud de escenarios y campos…

Lo cual era una forma diplomбtica de decir Jefe de espнas. Miles asintiу y le dirigiу un saludo deferente.

— Me alegro de conocerlo por fin, seсor.

— Y yo a usted — contestу Vorreedi-. Lamento no haber llegado antes. Se suponнa que las ceremonias por la muerte de la difunta emperatriz serнan un poco mбs tranquilas… No sabнa que usted tenнa tanto interйs en temas de seguridad civil, lord Vorkosigan. Le gustarнa que le concertбramos una visita a las organizaciones policiales de la ciudad?

— Lamento decirle que no creo que tenga tiempo. Pero le dirй que si no hubiera podido entrar en la carrera militar, creo que mi siguiente opciуn habrнa sido el trabajo policial.

Un cabo uniformado de la oficina de SegImp de la embajada hizo un gesto para separar del grupo a su superior. Hablaron en voz baja, y el cabo le entregу un pliego de papeles de colores. El oficial de protocolo se los entregу a su embajador con unas pocas palabras. Vorob'yev, con las cejas levantadas, se volviу hacia Ivan.

— Lord Vorpatril. Le han llegado algunas invitaciones.

Ivan tomу las hojas — los perfumes y colores contrastaron unos con otros— y las hojeу, extraсado.

— Invitaciones?

— Lady Benello lo invita a una cena privada; lady Arvin, a una fiesta con espectбculo de esquemas en fuego en el cielo, las dos esta noche, y lady Senden organiza danzas de salуn esta tarde.

— Quiйn?

— Lady Senden — explicу el oficial de protocolo— es la hermana casada de lady Benello. Eso supimos despuйs del incidente de anoche. — Mirу a Ivan, extraсado-. Quй hizo usted para recibir tantas atenciones, lord Vorpatril?

Ivan levantу los papeles en la mano, temblу y sonriу un poco. Miles dedujo inmediatamente que el informe de su primo sobre la aventura de la noche anterior no incluнa todos los detalles.

— No estoy seguro, seсor — dijo y captу la mirada disimulada de Miles. Se ruborizу levemente.

Miles estirу el cuello.

— Alguna de esas mujeres tiene alguna relaciуn interesante en el jardнn Celestial? O amigos que las tengan?

— Tu nombre no aparece por aquн, primito. — Ivan seсalу los papeles cubiertos de letras manuscritas en tintas de colores diversos. Su mirada, libre por fin del miedo y la cautela que habнa mostrado antes, empezaba a llenarse de alegrнa.

— Tal vez serнa necesario ampliar mбs los controles, milord? — murmurу el oficial de protocolo al embajador.

— Por favor, coronel, si es posible…

El oficial de protocolo se alejу con su cabo. Miles, con un gesto de agradecimiento a Vorob'yev, se alejу detrбs de Ivan, que aferraba los papeles con firmeza en la mano y lo miraba lleno de sospechas.

— Son mнos — afirmу Ivan en cuanto estuvieron fuera del alcance del oнdo de sus superiores-. Tъ tienes al ghemcoronel Benin, que de todos modos es mбs de tu tipo que ellas.

— Hay muchas ghemujeres en la capital que son damas de honor de las hautmujeres en el Jardнn Celestial, eso es todo — dijo Miles-. Me… me gustarнa volver a ver a la ghemlady que fue a pasear conmigo el otro dнa, pero no me dijo su nombre.